miércoles, 31 de marzo de 2021

La transmisión de la información, Grigori Grabovoi

 
Del libro "La resurrección de los hombres y la vida eterna son nuestra realidad", de Grigori Grabovoi

TRANSFERENCIA DE LOS EVENTOS DE LA REALIDAD EN EL EVENTO DE LA INFORMACIÓN.

Tomemos como ejemplo cualquier evento. Imaginemos, por ejemplo, caminar por el puente.

Encima de nosotros está el aire, y debajo del puente se encuentra la carretera o el río.

Si transferimos este evento a la información, podríamos utilizar al menos tres elementos de la realidad física. En este caso concreto analizando la situación en vertical encontramos por ejemplo en alto el aire, luego el puente y nosotros caminando, y finalmente el que se encuentra debajo del puente.

Cualquier evento puede traducirse a la información a partir de tres elementos de este evento, como acabamos de hacer aquí.

Veamos otro ejemplo: imaginemos pasar frente a un árbol, o estar parados delante. El primer elemento en este caso es el árbol, el segundo de nuevo somos nosotros y nuestra posición en el espacio y el tercero es el medio ambiente.

Al transferir este evento en la información es esencial realizar esta transformación de la forma más sencilla posible. Por ejemplo, el acto físico se puede transformar en pensamiento, veamos cómo: Tenemos que concentrarnos en el dedo meñique de la mano derecha, luego pasar al dedo pulgar de la misma mano, del cual enviamos la información al dedo meñique del dedo izquierdo y luego al dedo pulgar izquierdo. Transfiriendo la información de un dedo a otro, debemos imaginar claramente este paso de la información.

A través de este procedimiento se produce el paso de la realidad física a la información.

Este procedimiento es también un ejercicio para nuestra consciencia y la percepción.

Es básicamente un ejercicio para controlar la realidad.

En la vida en cada paso lidiamos con la percepción de la información.

Contemplando un paisaje o viendo la televisión percibimos lo que vemos. Pero hay que aprender no solo a percibir la información, sino también a optimizarla, transmitirla. Tenemos que aprender a transmitir lo que recibimos.

El ejercicio para la transmisión de la información descrito arriba nos llevará a adquirir esta capacidad, y nos permitirá enfocar nuestro deseo en la realidad física. Hay que destacar un detalle. Durante la recopilación de información, debemos tener un objetivo claro...

viernes, 19 de marzo de 2021

Lección 1 del libro "La Vía del Corazón", Jeshua Ben Joseph (La Vía de la Maestría I)

 Lección 1

Ahora, comenzamos.

Y efectivamente, una vez más, os saludo a vosotros, queridos y santos amigos.
Vengo en adelante a pasar otra hora para morar con vosotros donde creéis que os encontráis. Porque en Verdad, si no fuera por el hecho de que estáis eligiendo enfocar vuestra atención en el mundo físico mediante el vehículo corporal, nuestra comunicación no precisaría del recurso que podríais llamar “canalización”, ni de las técnicas o aparatos tecnológicos de éste mundo con los cuales grabáis y capturáis palabras habladas, palabras que no son en sí mismas sino el reflejo de aquello hacia lo que ellas dirigen vuestra atención mental.

Por lo tanto, queridos amigos, no vengo por mí, sino por vosotros. Y no os vengo a enseñar, sino a amar, hasta que elijáis, desde lo más profundo de vuestro propio ser, dejar a un lado toda ilusión a la cual le hayáis dado crédito, y recordar la única Verdad que es verdad. Porque efectivamente, en ésta hora que aquí tenemos, se da la trascendencia de todo aquello que tenga que ver con limitación. Hay trascendencia de todo lo que tenga que ver con ir y venir, con nacimiento y con muerte. Y no hay sino la Mente de Cristo, en la cual, cada uno de nosotros, como una chispa de Luz Divina, como un rayo de luz solar para el sol, descansa eternamente en comunión y comunicación perfectas, siempre. Ahora bien, el gran secreto es, desde luego, que éste es el estado de vuestra realidad, pues en todos y cada uno de los momentos moráis en perfecta comunión con toda la creación, ya que todas las cosas no son sino modificaciones temporales de la energía única fundamental que he elegido llamar Mente de Cristo, la descendencia del Padre.

Y así, queridos amigos, vengo adonde vosotros elegís estar. Y si elegís abrir ese lugar en el corazón y en la mente en el cual podéis comunicar directamente conmigo, también allí os encontraré. Lo importante es, entonces, a modo de comienzo, considerar el simple hecho de que vuestra experiencia es siempre el efecto de dónde elegís enfocar la atención de vuestra consciencia, que en Sí Misma es por siempre ilimitada, y abarca la gran variedad de dimensiones de la creación.
Moráis en aquello que abarca todas las cosas, de todas las maneras, y en todo tiempo. Y, en Verdad, no conocéis separación, nacimiento o muerte, pérdida o ganancia.

En esta hora, al leer o escuchar ésta lección, reconoce cómo tú, un ser infinito, has elegido deliberadamente participar en una forma de experiencia. Por tanto, has convocado hacia ti mismo todo el aparato sensorial del cuerpo mediante el cual filtrar las energías de éste dominio físico para poder oír las vibraciones que baten las cuerdas vocales creando palabras que portan ciertos sentidos para todos y cada uno de vosotros. Y cada uno de vosotros va a colorear ese sentido de acuerdo –de acuerdo– a las percepciones que haya elegido valorar.
¿Eso significará que unos estarán más adelantados que otros? Solo lo parece. En realidad, cada uno de vosotros es igual; cada cual elige desde su infinita libertad para atraer hacia sí mismo ciertas frecuencias vibratorias, por así decirlo –ciertas cualidades o formas de experiencia–. En esa libertad es donde siempre permanecéis, desde antes de la fundación de éste mundo y mucho después de que termine de existir. Así es que en ningún momento podéis ser la víctima de lo que veis, y no hay nada fuera de vosotros. Lo que experimentas lo has atraído directa y deliberadamente hacia ti mismo. Y si tienes ese pensamiento que dice: “pues bien, no me gusta lo que he atraído hacia mí mismo”, es también perfectamente válido. Pues entonces habrás convocado hacia ti mismo la experiencia de estar juzgándote. Simplemente contempla con el asombro de un niño, mira a ver cómo te sientes, y pregúntate,
¿Es acaso esta la energía en la que deseo continuar, o elegiría algo distinto?
Pues al final, cuando todas las elecciones posibles en el sueño de separación han sido realizadas, probadas, sentidas, conocidas... entonces finalmente emerge la calmada, la tranquila Voz del Espíritu, que habla a través del alma –y volveremos sobre esto–, susurrando sobre la única Verdad y la única realidad, el único Amor, la única paz y la única dicha que son continuas.

Entonces, el alma comienza a apartarse de las cosas de éste mundo creado. Comienza a retirar su atención, por así decirlo, de sus apegos a todas las cosas que ha convocado hacia sí misma. Comienza a trascender su sensación de identificación con las frecuencias vibratorias que tan solo estaban destinadas a ser materia de juego, pero que luego se tomaron en serio. Pues la creación del ego es la seriedad en la mente, y solo con una gran seriedad se consiguen mantener las vibraciones de todo aquello que ya no querrías experimentar en el campo de tu ser, en el campo de tu alma.
Y a medida que tú, como alma –la chispa divina individual– comienzas a elegir retirarle la atención, retirarle el valor que has otorgado a todas las cosas, y al aprender a simplificar la naturaleza de tu propia consciencia, al comenzar a constatar que puedes rendirte ante algo que parece estar más allá de ti, que puedes albergar la loca idea de confiar en lo invisible... entonces, te haces cada vez más y más... menos y menos. Y a medida que te haces menos y menos de lo que tú creíais que eras, a cambio, te haces más y más de aquello que tu Padre te creó para ser –el Pensamiento de Amor Perfecto en la forma, un canal, un simple vehículo a través del cual puede brillar el Amor del Espíritu–. Y tu única tarea se convierte en la limpieza de tus ventanas, el pulido de tus suelos, el desherbado de tu huerto, de tal modo que esa Luz pueda derramarse sin trabas.
Ya no te verás más en la necesidad de defender percepciones con las cuales te has identificado en el error. Y efectivamente sabrás cuándo has llegado a ese estado de despertar, pues serás capaz de contemplar todas las cosas creadas que alguna vez hayas experimentado, todas las reacciones que alguna vez hayas albergado en la mente, todas las percepciones, juicios, o deseos que alguna vez hayas tenido por cualquiera o por algo... y todo ello, al surgir en tu mente, ya no perturbará tu paz. Y sonreirás. Y comprobarás que dentro de tu consciencia ha aparecido todo lo piadoso y todo lo diabólico. Has sido ambas cosas, un santo y un pecador, y tu felicidad e infelicidad solo han sido un efecto del lugar donde elegías poner tu atención.

Efectivamente, queridos amigos, vengo en adelante para encontrarme con vosotros dondequiera que estéis, porque he elegido usar el poder infinito de la consciencia, que me fue otorgado por mi Padre, tal y como te fue dado a ti, para descubrir así qué profundo deleite puede existir cuando la mente está enfocada solamente en ver desde, y en ver solo, la Mente de Cristo. Por lo tanto, he convocado hacia mí Mismo, hacia mi Yo, toda una multitud de experiencias, incluso cuando caminé sobre vuestra amada Tierra como un hombre... para poder desafiarme a mí mismo, para probarme a mí mismo, para condicionarme, para resurgir, para trascender toda posible experiencia que me pudiera distraer de la rememoración de quien yo soy.

Podríais decir, por cierto, que mi crucifixión fue meramente el punto álgido de mi propia elección directa a ser desafiado por los acontecimientos del espacio y del tiempo, de tal modo que pudiera cultivar, en mí mismo, la capacidad de ver desde, y de ver solamente, la pureza perfecta de la Mente de Cristo.
Lo que intento dejar claro es, que en todos y cada uno de los momentos, lo que estás experimentando en el ámbito de tus emociones y de tu mente, y los efectos –en último término– en el cuerpo, están ahí porque tú –desde tu infinita libertad– simplemente has seleccionado esa experiencia, esa energía, para enfocar tu atención en ella, de tal modo que puedas ver cómo son esos efectos.

La locura, como ves, no procede de haber elegido contemplar algo diferente de la Mente de Cristo. La locura, que experimentas como tu dolor y sufrimiento, tus búsquedas y tus dramas, solamente procede de la elección errónea de volverte alguien que está identificado con lo que surge en el campo de tu consciencia, de tu discernimiento. Tú, por tanto, pierdes la perspicacia de la inocencia. Pues, de hecho, todos los acontecimientos son perfectamente neutros, y eres libre de verlos de la manera que quieras.

Cuando nace un niño –y muchas que sois madres lo sabéis bien– puedes experimentar una inefable y profunda alegría. Igualmente, también puedes experimentar miedo y una cierta contracción ante la idea de tener que responsabilizarte de un niño. Cuando algún ser querido muere y experimentas pena y desdicha, ten por seguro que se debe a que has elegido contraer tu atención de tal modo que ya solo puedes ver la pérdida de un cuerpo animado y, por tanto, te convences a ti mismo de que te has separado de ese ser querido.

Hablo por propia experiencia cuando digo que la separación es una ilusión. Y cuando la muerte sucede en vuestro plano, en ése preciso instante, todavía tienes el poder de elegir aceptar que algo ha cambiado, y desplazar tu atención hacia una facultad que el cuerpo nunca podría albergar, en la cual percibes, escuchas y te comunicas con esa chispa de Luz Divina –el alma– que parece haber abandonado la idea de intentar mantener animada una forma física.

El siguiente paso es por lo tanto imperativo, y, de hecho, es el auténtico primer paso en lo que vamos a empezar a llamar La vía del corazón. El primer paso para despertar es permitir que la mente considere el axioma, la Verdad, de que no hay nada, en todo lo que experimentes, que esté causado por algo fuera de ti. Solo experimentas los efectos de tu propia elección.

Para comprobarlo, durante el año que tenemos por delante iremos caminando y añadiendo cosas, mes a mes, en lo que a partir de ahora elijo llamar La vía del corazón.

Este es el camino desconocido para el mundo. Es un camino desconocido para muchos que se llamarían a sí mismos “maestros espirituales”, ya que no descansa sobre medios mágicos, o no puede depender de ellos. Se trata más bien de la vía que cultiva en ti la decisión de dirigir tu atención hacia tu propia mente, tu propio comportamiento, hacia lo que es verdadero y real para ti, momento a momento... y para estudiarlo, considerarlo, sentirlo, respirarlo en la Luz del Espíritu cuando ésta pasa a través de todo ello... y además, re-entrenando constantemente la mente de tal manera que ésta pueda asumir una responsabilidad total en cada instante.

¿Y por qué es esto necesario? Porque sin ello, no puede haber paz. Sin ello no puedes trascender las identificaciones falsas que has elegido. Para utilizar quizá una forma más simple de decirlo: necesitas llegar al punto donde te dices,
Me he hecho esto a mí mismo. Yo lo hice, yo puedo corregirlo. No hay nadie más a quien acusar. El mundo es inocente.

Y en los meses venideros estaremos comunicando con vosotros cada vez más profundamente sobre los puntos más sutiles, por así decirlo, de La vía del corazón. Porque ésta es la manera, éste es el camino que se me enseñó, y es a éste camino hacia el cual quiero dirigirte con muchas, muchas claves. Éste es el camino que va a producir la inversión de cada pensamiento que alguna vez hayáis tenido, sobre cualquier cosa o sobre cualquiera. Es solo éste camino el que permite que paséis por el ojo de la aguja y lleguéis a descansar en la Paz Perfecta de la que habéis brotado.
La vía, la manera del corazón no es la del intelecto; porque ciertamente éste aspecto de la mente nunca estuvo diseñado para que te dominara. Fue diseñado para ser el humilde, y, si me permites la expresión, el muy estúpido servidor del Corazón Despierto. El Corazón es aquello que siente todas las cosas, acoge todas las cosas, confía en todas las cosas y permite todas las cosas. El Corazón es aquello en lo que el alma descansa eternamente. El Corazón es aquello que está más allá del espacio y del tiempo, y es esa chispa de Luz en la Mente de Dios que es llamada “el Cristo”. Y solo en Ello, en Aquel, encontraréis la paz que buscáis.

Descubriréis, entonces, que el camino del despertar no es uno donde se pida abstinencia y evitar las cosas, sino uno de veracidad. No es un camino de logro y orgullo, sino de soltar de la consciencia el lastre de cada esperanza y cada deseo de ser especial... especial como para considerarte alguien que ha “hecho progresos”, y tales progresos que bien podrías darte un golpe en el pecho y pavonearte. Se trata de trascender la esperanza de obtener la atención de Dios, de forma tal que Él te pudiera mirar y decir,
Oh, qué buena persona has sido... Sí, oh ¡cielo santo! Vale, entonces creo que ahora te permitiré entrar al Reino.
Se trata de un camino en el que llegas a cultivar –sin importar tu experiencia interior o grado de despertar–, a cultivar, en cada respiración, la disposición y el arte de regresar a la simplicidad de una mente vacía, de un no-saber. Es una manera de vivir en la que todas las cosas y todos los eventos se convierten en un aspecto de tu meditación y tu oración, hasta que quede establecida de nuevo en ti la Verdad que es verdad siempre,
Que no se haga mi voluntad, sino la Tuya. Porque por mí mismo no hago nada; es mi Padre quien hace todo a través de mí.

Imagina entonces un estado de ser en el que caminas por éste mundo, siendo aparentemente similar a cualquier otro y, no obstante, en una espaciosidad interior, vacío por dentro. En Verdad, no deseas nada, aunque permitas que el deseo fluya a través de ti, reconociéndolo como la Voz del Padre que guía tu personalidad, tus emociones, e incluso el cuerpo, hacia lugares, acontecimientos, gente, cosas, experiencias... por medio de las cuales se teje el tapiz de la Expiación, de la Reconciliación... a través de las cuales todos los Niños de Dios se sienten llamados a retornar a casa de nuevo. Y confías en el completo fluir de todo ello, ya sea que se te pida dar una charla frente a diez mil personas, o bien decirle a un amigo la verdad sobre tus sentimientos, o bien seas conducido quizá a barrer las calles y vivir sin dinero. Pues, en Verdad, esa mente que confía en la Fuente de su creación permite todas las cosas, confía en todas las cosas, abraza todas las cosas, y trasciende todas las cosas.

Ten por seguro entonces que cualquiera que sea la frustración y la ansiedad que sientas, se debe a que has decidido no confiar en la Verdad. Y la Verdad es simplemente esta: solo el plan de Dios para la salvación puede tener éxito para ti. Tu método siempre fracasará, pues comienza asumiendo, de forma ilusoria y demente, que eres un ser separado de la Mente de Dios, y que entonces necesariamente debes dirigir tu propio curso. Pero, si estás enfermo y con malestar, sin paz, ¿cómo pretendes decidir así que tú sabes cómo crear paz? Se requiere una gran humildad para aceptar el primer paso en el camino:
Yo he hecho todo esto; yo debo deshacerlo. Pero no tengo ni idea de cómo lo hice. Por tanto, debo rendirme a algo.

Quiero darte éste pensamiento, querido amigo, querida amiga, así como me fue dado a mí, tiempo atrás. Y el pensamiento es este (y te pediría que lo recapacitaras bien):
¿Y si la misma vida que estás viviendo ahora, y si cada experiencia que te ha estado llegando desde el momento en que dijiste “tengo que despertar ya”... y si todo eso... hubiera sido directamente enviado por tu Padre, porque tu Padre sabe todo lo que es necesario desvelar en tu consciencia para que tú accedas a tu despertar? ¿Y si las mismas cosas a las que te resistes fueran precisamente los pasos que se requieren dar para tu regreso a casa? ¿Y si alcanzaras una madurez a lo largo de éste camino con la cual finalmente estuvieras dispuesto a dejar que las cosas sean tal y como son?

Y si fuera necesario ponerse a barrer las calles, simplemente tomarías una profunda inspiración y dirías: “Padre, tú conoces el camino a casa”, y entonces comenzarías a barrer. Y ahora, llega este pensamiento a la mente,
Oh Dios mío, no seré reconocido. No destacaré. No pensarán que soy especial si solo soy un barrendero.
Y entonces, admites,
Ajá, no hay nada extraño en la idea de que mi Padre me pida hacer esto. Voy a dejar todo como los chorros del oro de modo que pueda contemplarlo, desidentificarme de ello, y aprender a ser la presencia del Amor barriendo la calle.

Porque en Verdad te digo que el más pequeño de vosotros, de acuerdo a vuestra percepción, es ya igual al mayor. Y no hay ninguno que sea menos de lo que yo soy.
Y así, La vía del corazón comienza por ahí. Comienza aceptando con humildad que tú has sido quien ha creado un buen lío en tu consciencia. Tú has creado un laberinto y te has perdido en él, sin reconocer ya la manera de poder regresar, que es ésta: por tu cuenta, no puedes hacer nada. Pues todo aquello que te has ingeniado para lograr no es sino la creación de un monumental conjunto de dramas dementes que, en Verdad, no están ocurriendo en ningún sitio salvo en tu campo mental. Son como quimeras, como sueños. En Verdad no hay diferencia alguna entre un estado de vigilia, en el que fueras el director de tu vida, y los sueños que tienes cuando tu cuerpo duerme de noche. Son lo mismo.

Deseo dirigirte hacia la paz, incluso hacia esa paz que trasciende para siempre toda concepción y entendimiento mundanos. Y también deseo, porque mi Padre lo desea a través de mí, llevarte plenamente adonde yo estoy para que puedas descubrir que existe alguien que llegó ahí antes que tú. Y cuando mires bien verás que,
Aaaah, si soy Yo Mismo. Siempre he estado allí, pero lo olvidé.
Y al final de todo viaje, al final de toda purificación –que de hecho es todavía necesaria– descubrirás que despertar significa no haberte ido de viaje a ningún lado. Significa llegar a una meta que nunca cambió.

Despertar es solo rememorar; pero se trata de un rememorar que no es solo del intelecto; pues no es una idea, tal y como podrías entender las ideas. Es una idea que vibra a través de todo el campo de tu ser, de tal modo que incluso las células del cuerpo –mientras el cuerpo todavía permanezca reunido en su forma actual–, incluso las células del cuerpo, despiertan y se relajan en la Verdad que siempre es verdad.
La vía del corazón... Si fueras un hortelano, ¿no cultivarías el arte de limpiar tu huerto? ¿No irías a ver si el suelo está en su justa humedad? ¿No mirarías las nubes en el horizonte y comprobarías el calor que hace hoy? ¿No cubrirías las plantas delicadas que necesiten más protección hasta que crezcan y sean más fuertes? Y si quienes vienen no quisieran respetar tu huerto, ¿no les pedirías que se marchen, o no pondrías temporalmente una valla hasta que el huerto estuviera lo suficientemente fuerte como para poder estallar dando los suficientes frutos de tal modo que puedas ofrecérselos incluso a quienes no lo respetan?

Sé por tanto como un hortelano sabio. Cultiva un profundo amor y respeto por ti mismo, pues no estás aquí para “arreglar” el mundo. No estás aquí para “arreglar” a tu hermano. Solo el Amor sana. Y hasta que no te hayas amado a ti mismo completamente, habiendo purificado la mente de todo pensamiento erróneo que alguna vez hayas tenido –hasta que no te hayas amado–, no podrás en Verdad amar cualquier cosa o a cualquiera, salvo en aquellos breves momentos cuando bajas la guardia y el Amor de Dios resplandece a través de ti tan rápidamente que ni siquiera puedes saber qué es lo que ha pasado. Pues el hortelano sabio cultiva un estado de consciencia en el cual el Amor de Dios no encuentra trabas.

Queridos amigos, aquellos de vosotros que habéis elegido responder a la llamada a participar en éste camino, con ésta Familia, si afirmáis vuestro compromiso confiando en vuestro Creador al haber colocado ante vosotros un camino que de hecho os puede llevar a casa, entonces, ciertamente, llegaréis. Pero el compromiso significa que no vas a abandonar la habitación cuando comience el griterío. El griterío del que hablamos está en tu propia mente, en tu propio cuerpo, en tus emociones. Se trata de que permanezcáis con esas cosas siendo honestos sobre ellas, y con amor hacia vosotros mismos por haber tenido alguna vez el poder de incluso crear tales percepciones dementes de vosotros mismos y del mundo alrededor.

El Método del corazón es el camino definitivo que cualquier alma puede tomar. Hay muchas etapas en el despertar. Hay muchos caminos que pueden seguirse, pero, al final, “todos los caminos llevan a Roma” –como se suele decir–. Finalmente cada alma debe encontrar su camino hacia La vía del corazón y regresar a la Verdad de que ha llegado el momento de asumir su responsabilidad, de aprender a cultivar la capacidad de contemplar las profundas y perversas oscuridades de eso que he llamado “ego” (y que no es nada más que la fosa séptica de la negación –aquello a lo que le falta Luz–), y comenzar a llevar la Luz ahí simplemente observando su propia mente, su propio comportamiento y reacciones... con una sensación de maravilla, con un sentido de inocencia, con un sentido de infantilidad.

Pues ¿no está escrito que para entrar en el Reino vas a ser nuevamente como un niño pequeño? El niño pequeño simplemente se maravilla de todo eso que ve: “y bien, ¿qué te parece?”. ¿Te puedes imaginar contemplando las más profundas y oscuras partes de tu propia sombra, tus negaciones, y siendo capaz de decir, “oh, mira, ¡qué te parece!”? Mmm. Recuerda entonces que todo es neutro, y que en Verdad todo aquello que surge en tu consciencia no tiene ningún efecto sobre la Verdad de tu realidad.
La vía del corazón es pues una manera de cultivar la decisión de identificarse con la Luz que puede iluminar toda oscuridad, mas no luchando contra esta, sino aceptándola, abrazándola como tu propia creación y eligiendo de nuevo. La vía del corazón es el método que yo enseño. Y ahora comenzamos un año de estudio más centrado, un año de cultivar algo juntos, por así decirlo, y para que La vía del corazón pueda establecerse en vuestra santa mente. Y vamos a ir bebiendo de muchas fuentes, pudiendo encontrarnos con alguna sorpresa en cuanto a quiénes elegirán hablar a través de éste vehículo [Jayem].

Pero ten siempre por seguro, y de todas las maneras, que me he comprometido conmigo mismo para dirigir gentilmente el nacimiento y la manifestación de lo que habéis llegado a llamar Shanti Christo [la Fundación que fundó Jayem]. La idea fue dada por mí. Y lo que doy, lo nutro. Lo que creo junto a vosotros, no lo abandono. Por tanto, vais a ver que siempre estaré aquí. Todavía está por ver si vosotros estaréis.

Así pues, recuerda siempre que la Verdad es siempre verdad. ¿No llegó ya el momento, queridos amigos, de tomar verdaderamente posesión de vuestra única realidad? La vía del corazón no conoce la palabra evitar. La vía del corazón no sabe de engaño, manipulación o control. La vía del corazón no conoce la culpa, la acusación, aunque contempla el surgimiento de todas esas cosas como ecos de viejos patrones que ahora se han quedado pequeños. Con ella se aprende a mirarlos y a reconocerlos tal y como puedes reconocer ciertos tipos de nubes que hay por el cielo, y luego, se aprende a redirigir la atención hacia la mente, para que así pueda llevarse a cabo una nueva elección.

La vía del corazón es la vía que te llama a casa. Y la llamada proviene de la parte profunda de tu alma que todavía existe a semejanza del Espíritu, que mora como Cristo en la Santa Mente de Dios. Confía pues en que eres como el rayo de luz solar para el sol. Y no confíes en las percepciones que has cultivado en el error. Pues no marchas solo por este camino por el que vas, y tu viaje no transcurre aparte del de tus hermanos.
Ésta Familia no puede conocer la separación aunque algunos parezcan ir y venir. Pues una vez que ha sido reconocida la llamada a despertar en éste linaje, aunque los cuerpos no se comuniquen en el espacio y el tiempo, ten por seguro que la comunicación permanece y que no hay forma de poder evitarla.

Y así, comenzamos La vía del corazón. Entramos ahora en una etapa donde es hora de dejar de escuchar desde una respetuosa amabilidad o desde la curiosidad... para entrar en la disposición a ser aquel que acepta comprometerse a sanar cada obstáculo que se interponga ante la presencia del Amor... cada obstáculo que aún pueda estar quizá secretamente oculto en las profundidades de esa parte de la mente que luchaba por estar separada de Dios. Es tiempo de recordar que verdaderamente eres la Luz que puede llegar a brillar amorosamente sobre cualquier aspecto de oscuridad con el que hayas tratado.

Así, durante éste camino, éste año, vas a aprender a darle la mano al demonio, danzando un pequeño baile con él, reconociendo su rostro como el tuyo propio. Pues cuando danzas con la oscuridad que tú has creado, esa oscuridad se ve transformada en un ángel, y la Luz permanece en la Luz.
Te daremos y presentaremos en adelante ciertas meditaciones, por así decirlo, ciertas prácticas energéticas para ayudarte a cultivar una cualidad del sentimiento que te permita reconocer las energías que ya no te sirven, y de una manera que trascienda lo que tu mente pudiera pensar de ellas, de tal modo que aprendas a ser guiado cada vez más por tu cuerpo, por así decirlo, por tu naturaleza sensible, y no por tu intelecto. Pues tu intelecto no sabe de otra cosa que de todas esas trivialidades que has amontonado en él, como la basura en el cubo de la basura. El intelecto nunca puede aportar la sanación del Corazón que es la Reconciliación. Solo puede ser utilizado para argüir contra las percepciones dementes a las que estás habituado, y de tal modo que puedas llegar a entender que quizá existe un bien mayor si abandonas tu empeño en tratar al intelecto como tu dios.

Por tanto, efectivamente, queridos amigos, danzad a menudo, regocijaos, jugad a menudo. Permitid que este año sea aquel en el que sacáis a la luz desde dentro de vosotros mismos todas las cosas que no sean dignas de la Mente de Cristo –cada pensamiento de escasez, cada sensación de no ser merecedores, cada miedo–. Permitid que todo eso llegue y miradlo, acogedlo, transmutadlo mediante vuestro propio amor por vosotros mismos y mediante vuestra honestidad. Aceptad dónde estáis y no pretendáis ser de otro modo, pues los más sabios son siempre los más humildes.

Estad por tanto en paz, queridos amigos. Estad en paz con todo. Porque nosotros nos deleitamos –y hablo de muchos “nosotros” que están en eso que podríais llamar “un estado desencarnado”, y que están eligiendo participar en esto con vosotros, que habéis pedido ser ayudados éste año mediante ésta vía–, ¡nosotros disfrutamos uniéndonos a vosotros! ¡Disfrutamos amándoos, esperando darle la bienvenida a vuestro Yo de nuevo a casa!
Por lo tanto, comenzamos ya a despedirnos, en ésta reunión, por hoy. Pero al acabar os pedimos que cerréis los ojos solo un momento y que toméis una profunda inspiración en el cuerpo... y soltéis. Y a medida que el aire abandona el cuerpo, pensad que ya no hay nada a lo que aferrarse que sea digno de manteneros alejados de vuestra paz y vuestra felicidad. Comprometeos –plenamente– a experimentar la felicidad, así como habéis estado plenamente comprometidos a la infelicidad, la limitación, la carencia. Éste año dadle plenamente a vuestro Creador el permiso de dejar limpio el sótano. No hay nada ahí que sea digno de ser defendido o protegido.
Y llegará a suceder lo que vais a reconocer como la perfecta paz del no-saber, del no-pensamiento. Sabréis lo que significa ser aliviados del acoso del tiempo y confortados por lo eterno.

Que la paz esté siempre con vosotros. Y nunca os permitáis, ni por un momento, creer que estáis solos. No tiene sentido que penséis que no estoy con vosotros. Habéis llamado. Yo me puse al teléfono. Estamos en comunicación. Ésta es la manera. Ésta es la vía. Éste es el camino, tal y como lo será hasta el final de la ilusión. Amén.


Preguntas y respuestas

Pregunta: ¿Qué es lo que te motiva? ¿Cómo transcurre el día para una persona iluminada? Aparentemente te has movido hacia un estado de Unidad con la Fuente mientras todavía mantienes una personalidad distinta, única. Aún eres un Yo, y sin embargo también eres Uno con Dios. ¿Puedes intentar describirnos este estado?

Respuesta: Querido amigo, ¿que qué es lo que me motiva? Los honores mundanos que se me hacen. Estar colgado en tantas paredes de tantas iglesias por todo el mundo; mmm, todos esos sacerdotes y ministros que, en gran número, se ganan bien la vida diciendo que enseñan mis enseñanzas, aunque enseñan miedo, culpa y juicio. Mmm, ¿que qué me motiva? Las apuestas que he hecho con mis “compañeros de batalla”, que a menudo piensan que estoy perdiendo el tiempo con la humanidad. Pues realmente hay muchos Maestros, en muchas dimensiones, que no vendrían a pisar éste plano ni con unos zancos de 10 kilómetros. Aunque te digo, querido amigo, que estoy hablando un poco en broma, como si fuera un deslenguado, aunque no posea una lengua.
Lo que me motiva es lo que te va a motivar a ti cuando la Mente de Cristo se despierte en tu ser, y su brillo haga palidecer cualquier otra posibilidad. Porque lo que te va a motivar a ti es la profunda apreciación de la Gracia que ha sanado tu mente, del gran Misterio del cual has surgido, que de cierto modo llega hasta aquí, hasta tus ilusiones, y te devuelve a Casa, y sin saber cómo. El Amor de tu Creador te motivará a medida que te conviertas cada vez más en un ser vaciado de yo, vaciado de miedo, de la necesidad de sobrevivir, de todo lo que no sea Amor... y te habitúes a ser cada vez más un instrumento de la paz.
Querido amigo, lo que me motiva es el mero hecho de que tú existes, y el que a veces, dentro de ti, tu alma pide a gritos regresar a Casa. Y como mi Padre me ha traído a casa, y como entonces conozco cuán perfecta es, ¿cómo no voy a extenderme hacia ti? Así, les digo, a tantos de mis compañeros que parecen desear evitar tener jamás nada que ver con la experiencia humana... les digo, simple y educadamente, asintiendo con mi cabeza no-física,
Bueno, sí, pero, ya veis..., sé que nadie regresa al Hogar hasta que todo el mundo lo hace.

Soy simplemente tu hermano. Y parezco estar algo más adelantado que tú, pero no obstante te digo que La vía del corazón debe cultivar en ti –y lo hará– el reconocimiento de que no existe nada ni nadie fuera de ti, y que solo el Amor tiene el poder de sanar. Y por lo tanto, cada ser que llega a tu vida es un aspecto de tu salvador, enseñándote a cultivar el perdón, la paciencia, y la disposición a no escuchar la voz del ego en ti, sino a confiar en la guía del Espíritu Santo para todos los asuntos, sin tener en cuenta cuán loca pueda parecerle esta guía al mundo. Lo que me motiva es la Gracia que me liberó de las ilusiones, que al mismo tiempo es la Gracia que ya está trabajando en ti para llegar a lo mismo.
¿Qué significa pasar el día en un estado iluminado? Me encantaría decírtelo, pero sucede que para mí no hay “días”, pues estos solo están en función del tiempo. El tiempo es algo de lo que ya no sé nada. No es algo que inunde mi ser. Solo permanezco en lo que es eterno. Y cuando el miedo haya sido completamente extirpado de tu ser, tú también conocerás la atemporalidad.
Hay un mensaje dentro de esta respuesta. Espero que estés escuchando.
Querido amigo, ¿que cómo es ser Uno con la Fuente de toda la Creación, y aun así seguir manteniendo una consciencia individuada? ¿Por qué no te lo preguntas a ti mismo? Lo sabes perfectamente bien. Pues en Realidad tú eres Uno con la Fuente. Y de nuevo, tal y como hemos dicho en el mensaje de ésta Lección, estás actuando siempre desde tu infinita perfección para convocar cualidades de experiencia, de energía, hacia ti mismo. Y eso es exactamente lo que yo hago. Solo que la única diferencia es que he elegido convocar solo las vibraciones más elevadas posibles, mientras que tú estás eligiendo decirte a ti mismo y decirme a mí,
Bien, sí, sí. Todo este asunto tan extático está muy bien, pero yo todavía deseo probar un poco más de drama y de sufrimiento. Solo quiero estar seguro de que he probado todo esto a fondo antes de abandonar este plano.
El mecanismo de elección en ti es igual que en mí, en todos los aspectos. Por tanto, entiende bien que si deseas saber lo que significa conocerte a ti mismo siendo Uno con tu Creador, mientras todavía exhibes una individualidad, simplemente empieza a observar con una perfecta inocencia tu propia mente, tus propias elecciones y tus experiencias, recordándote constantemente a ti mismo la Verdad que siempre es verdad: Que, así como un rayo de luz solar nunca puede evadirse del sol, o como una ola nunca puede salir del océano, sigues siendo tal y como fuiste creado. Y te ha sido otorgada una infinita y perfecta libertad, pues estás hecho a imagen de Dios.
Por lo tanto, querido amigo, considera bien qué es lo que deseas y tus intenciones. Pregúntate a ti mismo en cada momento,
¿En qué estoy comprometido realmente? Porque eso, aquello a lo que esté entregado, constituirá el foco de mi intención. Y la intención que enfoco me brinda la realización de mi deseo. Y lo que estoy experimentando, me guste o no, es siempre el efecto de mi deseo.

Pregunta: ¿Podrías comentar algo sobre el mundo de la sexualidad y de la expresión sexual para todos los que estamos comprometidos con un camino de evolución espiritual?
Respuesta: Bien, querido amigo, realmente si deseas comprometerte en un rol de espiritualidad genuina... debes colocarte en el cuerpo una de esas cosas que, según creo, se llaman cinturones de castidad. Debes separarte de todos aquellos que parezcan despertar sensaciones de cosquilleo en tu cuerpo. Mmm, debes censurar en ti mismo todo pensamiento que trate de cuerpos que se aproximan al tuyo. Mmm, y si esas cosas surgen, entonces ¡azótate con todos los medios posibles! ¡mmm!
Querido amigo, he dicho muchas veces que todos los acontecimientos son neutros, que todas las experiencias lo son. Por tanto, todo eso será precisamente lo que tú elijas que sea. “Sexualidad”... en tu mundo muchas mentes hacen que esto signifique la existencia de cierta yuxtaposición entre los cuerpos físicos, con un cierto tantear de las manos, los labios, las lenguas, y lo que sea que tengas. Pero, realmente, eso es solo el reflejo externo o la expresión simbólica de las energías que se encuentran en la mente.
Es más apropiado decir que toda la Creación es un acto sexual. Es una expresión de la energía que desea hacer nacer, dar a luz, con gran pasión –¡Creación! Y cualquier relación... entre dos cuerpos, entre la luna y el sol, entre la Tierra y el cielo... toda forma de relación es inherentemente la misma. Todas contienen en sí mismas la promesa, y el propósito, y el desafío de descubrir la unidad entre dos, o tres o diez. No importa.
Por tanto, la sexualidad, tal y como la entiendes en tu mundo, es solo lo que elijas que sea. No va a acelerar necesariamente tu despertar. Pero tampoco lo va a impedir necesariamente. En todo lo que te enfoques con santidad y pureza de corazón, lo que enfoques en cada relación desde el reconocimiento de que la Creación fluye solo a partir de la Mente de Dios y, por tanto, de la Luz del Amor, estará presente la presencia del Cristo –en aquel ante quien estés, o quizás, con quien te acuestes–. Lo que enfocas con santidad es santificado. Aquello que enfocas con secretismo, lo que enfoques con necesidad, es desmoralizado y destruido.

Me gustaría decirte, querido amigo, que no puedes trascender lo que antes no hayas abrazado o acogido. Por lo tanto busca bien en el alma para ver si le tienes algún miedo a la gran intimidad y vulnerabilidad que puede experimentarse en la sexualidad. ¿Hay algo dentro de ti en conflicto, que no te esté permitiendo beber verdaderamente de la belleza de la forma física de otro, detenerte en cada curva y cada hoyuelo, e incluso en cada pelo del cuerpo? ¿Puedes ver en ello éste gran Misterio? ¿Puedes detenerte lo suficiente como para perder el falso yo? ¿Puedes santificar el toque de la carne? Porque te digo que eres el creador de lo que experimentas.
¡La sexualidad es una gran cosa! No permitas que nadie te diga que la evité cuando yo era un hombre. Después de todo, ésta es toda la cuestión. Yo fui, después de todo, un hombre. Pero la santifiqué, para conservarla santa. Y la sexualidad puede ser experimentada en su totalidad meramente mirando a los ojos de otro y quedándote tú a un lado, pidiendo ver solo la Faz de Cristo. Porque en la sexualidad, ese gran anhelo en la humanidad, se trata de encontrar algún método, alguna manera de trascender el miedo, la culpa, la profunda opresión que es el ego, encontrando alguna manera de deslizarse entre las grietas y experimentar algún momentáneo éxtasis de unidad con la Unicidad.
Pero lo que te digo es que cultives la Realidad de la Unicidad en ti mismo, pues realmente encontrarás que todas las relaciones, ya sea con un cuerpo, con una brizna de hierba, o con el viento que acaricia tu piel... todas... serán sentidas como experiencias sexuales mientras dure el cuerpo. Permite entonces que ésta energía te inunde. Siente la bendición y el placer y el gozo de la sensualidad y de la sexualidad. Contempla cómo tienen lugar por todas partes en tu planeta, pues sin ellas, el planeta ni siquiera existiría.
Querido amigo, ¿acaso no has visto nunca a los niños pequeños corriendo desnudos por el campo y jugando con sus genitales sin el más mínimo remilgo? Ellos extraen de ahí un momento de placer y ocasionalmente pueden llegar a tocar a otro. Ahí no hay juicio, solo inocencia; y algunos adultos miran y dicen,
Oh, ¿no es lindo?
Y otros van y dicen,
¡Oh! ¡Oh Dios mío! Carlitos, por favor ¡tápate eso! ¡no puedes hacer eso!
Mmm,
¡María! ¡Bájate el vestido!
¿Por qué? ¿A qué le tiene miedo el adulto, si no es a la Vida misma?
Y no hagas de la sexualidad algo especial, sino más bien cultiva en ella el estado santificado de consciencia en el que tú deliberadamente eliges apartarte para permitir que Cristo ame a Cristo. La sexualidad es algo muy bueno si eliges emplear el poder de tu ser para santificarla, para que pueda hacerse santa. Porque lo que es santo da lugar a la plenitud. Lo que está fragmentado por el miedo, la culpa, la necesidad, o la mera lascivia, lo que está fragmentado así... conduce a la fragmentación en la propia consciencia de uno mismo.
Bendice la sexualidad. Permite que sea santificada. Y aparta todas esas encarnaciones que tuviste como monja en conventos, escuchando las falsas ideas de alguien que tenía miedo del cuerpo. Éste es solo un instrumento de comunicación. ¿Qué quieres entonces elegir comunicar a través de tu experiencia de la sexualidad?
Ten paz, querido amigo; y mientras el cuerpo dure mi sugerencia sería: ¡disfrútalo!

Pregunta: Entiendo que la sanación es lo que dice Jeshua en Un curso de milagros, aunque, ¿qué debe suceder para que los síntomas del cuerpo no estén ya en nuestra experiencia?
Respuesta: Querido amigo, la definición fundamental de sanación es tal como he dicho en ese texto que conoces como Un curso de milagros. Al considerar la sanación deberían ser barridas de ti todas esas esperanzas profundamente albergadas, esas oraciones, esas creencias y esa necesidad de que la sanación sea también algo que manifieste la perfección de la función corporal, de acuerdo a tus preferencias y deseos sobre el tipo de perfección que la función corporal debería manifestar.
¿Qué es entonces necesario para eliminar los síntomas? El milagro. Pero el milagro no es algo que esté bajo tu control. Escucha bien el mensaje de ésta primera sesión, pues en ella os he indicado ya, y lo he hecho deliberadamente, la respuesta a ésta cuestión; en ella la encontraréis. Pues tened por seguro, queridos amigos, que cuando en la mente surge la esperanza o el deseo de que un síntoma físico desaparezca del cuerpo, entonces, en ello, estáis observando una vieja creencia: Está surgiendo en vosotros la representación de algún aspecto de la antigua creencia en que el cuerpo es lo que vosotros sois. Y también estáis viendo surgir por tanto la creencia de que un malestar de cualquier tipo podría limitar vuestra capacidad de extender Amor, de comunicaros con toda la Creación y de estar en paz.
Podéis estar seguros de que cuando mis muchos amigos me vieron con una corona de espinas sobre la cabeza, pensaron,
Oh, pobre, Unigénito Amado, desde la creencia en que la espiritualidad necesariamente conlleva que se pueda vencer todo aquello que la mente haya juzgado como mal-estar.

A lo que trato de llegar con vosotros es a escarbar tan profundamente en las profundidades de vuestra psique como para poder sacar a la superficie la antigua creencia de que la verdadera espiritualidad se reconoce por la ausencia de todo malestar... la creencia de que, si estuvierais verdaderamente en plenitud, nunca surgiría nada así en el cuerpo. Además, os digo esto: ¿Qué sucede si en realidad cualquier instante en vuestra experiencia os hubiera sido literalmente traído hasta vosotros por el Padre, que es el único que conoce el plan perfecto para la sanación de vuestra mente?
Recuerda: No es posible trascender lo que no haya sido plenamente amado. Por lo tanto, enfocad vuestra atención en profundizar el amor del Yo, al explorar la experiencia de todo aquello que haya sido convocado en vuestra consciencia, ya sea en la forma de un malestar o en cualquier otra forma. Aprended a contemplarlo con la perfecta inocencia con la que contemplaríais cualquier otra cosa. Y mirad a través de ello para comprobar que a vosotros no os impide en ningún sentido ser la presencia ilimitada del Amor. No es una debilidad. Y no es algo que tenga que ser comparado con lo que os puede parecer que es “un cuerpo sano”. Pues los ojos del cuerpo no muestran lo que se encuentra en el alma del otro.
Querido amigo, hay una parte en ti que lleva un antiguo lamento. Permite que sea liberado, y la sanación llegará.

jueves, 11 de marzo de 2021

Lección 2 del libro "La Vía del Corazón", Jeshua Ben Joseph (La Vía de la Maestría I)

Ahora, comenzamos.


1. Y efectivamente, saludos para vosotros, queridos y santos amigos. De nuevo vengo con una gran alegría a pasar esta hora con vosotros. Efectivamente, venimos con una gran alegría a pasar esta hora con vosotros. Pues en Verdad, no vengo yo solo cuando vengo a unirme en comunión con este querido amigo mío, para poder comunicar con vosotros a través de un medio que podáis entender y aceptar.

2. Es una gran Verdad que llego a menudo hasta muchos. Pero, por todo lo que habéis aprendido en vuestro mundo, también muchas veces habéis creído que no soy más que el producto de vuestra imaginación. Pensarías que esa voz que se desliza sigilosamente en el espacio entre los pensamientos es solo una ilusión. Y no obstante, te digo que llego hasta muchos. Y además, Cuando vengo a hablar con vosotros a través de este querido amigo, existe en Verdad toda una serie de diferentes amigos que vienen para poder crear un vortex, un círculo, por así decirlo, de energía.

3. Hemos venido en esta hora, a este espacio, y hemos anclado esa cierta sintonía. Si tenéis a bien recibirla, existen muchos amigos, no visibles con ojos físicos, que están amablemente rodeando a  quienes habéis venido a contribuir, a apoyar, a morar en la creación de esta obra. ¿Y de qué se trata, en esta obra, sino de crear un medio de comunicación?

4. ¿Por qué es importante esto? Porque siempre, en todos y cada uno de los momentos de tu experiencia, lo que en Verdad está ocurriendo es que tú, como alma, como una chispa divina de consciencia, estás eligiendo deliberadamente crear medios de comunicación. Lo haces con el atuendo que coloques en tu cuerpo, con tus gestos, con el sonido de tu voz. Lo haces con la misma cultura y el marco temporal en que encarnas. Estás constante y únicamente creando medios a través de los cuales comunicar. ¿Y acaso la comunicación es otra cosa que el intento de permanecer en comunión con la Creación? Es lo que hace que, a través de ti, todo lo que estés eligiendo percibir, creer y aceptar como verdadero, sea radiado mediante tus instrumentos de comunicación (que por supuesto incluyen al cuerpo); es lo que hace que puedas transferir tus percepciones a otro, para que pueda así saber quién eres y con qué Voz estás comprometido.

5. He dicho a menudo que el cuerpo es un instrumento de enseñanza y aprendizaje, y que todas las formas de comunicación afectan a tal proceso de enseñanza y aprendizaje.

6. Cuando te levantas por la mañana, el primer pensamiento que establezca su hogar en tu mente, es el que pondrás a actuar. Puede que estires el cuerpo; puede que sonrías; quizá frunzas el ceño; podrías verte colmado de paz, o bien podrías sentir todo el peso del mundo. Esas cosas llegan no porque las hayas percibido fuera, sino porque has permitido que habiten dentro de la profundidad de tu consciencia, que permanece pura, sin mancha y radiante más allá de todo límite y para siempre. Y a medida que ese pensamiento establece su hogar en tu mente, literalmente comienzas a transformar el instrumento de comunicación que llamas “cuerpo” en aquello que portará, expresará y reflejará lo que sea que haya venido a establecer su hogar en tu mente.

7. Recuerda por favor que la mente no está donde se encuentra el cuerpo. No mora en el cuerpo, sino que es el cuerpo el que mora en el campo de tu mente.

8. La comunicación es creación. Esas dos cosas son una y la misma. Por lo tanto, si quieres crear bien, pregúntate, solamente, ¿Qué me comprometo a comunicar? ¿Qué expresarán mis creaciones? ¿Qué le transmitirán a otros? Pues aquello que busque transmitir, revelará la Verdad de mí Mismo al mundo.

9. Así pues, efectivamente, queridos amigos, a medida que comenzamos este año para enfocarnos, refinar, profundizar, madurar en lo que hemos elegido llamar La vía del corazón, es sabio comenzar por el principio. Y el principio de este camino es simplemente este: Tú eres tal y como Dios te ha creado para ser. Eres un foco infinito de consciencia.

10. Tu sentido mismo de la existencia no es nada más que un bucle de retroalimentación, o mecanismo de retroalimentación, tal que puedas atestiguar los efectos de las elecciones que estás haciendo en lo más profundo, en la más honda profundidad de tu mente, que descansa junto a la Mente de Dios.

11. Por tanto, en cada momento de tu existencia, que incluye esta encarnación corporal, te estás literalmente permitiendo, mediante una elección deliberada (aunque quizá inconsciente), portar una vibración de pensamiento, de creación, y comunicarla al mundo en un intento de experimentar comunión con toda la Vida con un amigo, un familiar, un niño, un amante, o con las nubes

que pasan por el cielo, o con la tierra misma.

12. Cada gesto, cada pensamiento, la manera en la que el cuerpo respira... todas esas cosas que suceden constantemente están comunicando, o revelando, el efecto de lo que has permitido que se aloje en tu mente.

13. Entiende bien, entonces, que La vía del corazón requiere que te permitas descansar en la simplicidad de esta Verdad, Soy Espíritu Puro, inmaculado, y nadie ni nada me puede afectar. Se me ha dado pleno poder para elegir y, por tanto, crear mi experiencia tal y como yo desee que sea.

14. No hablamos tanto del “yo” que es la parte egoica de la mente, puesto que esa es solo una de tus creaciones que llegaron en algún punto del proceso –y es una parte muy pequeña de la mente–. Estamos hablando del “yo” que es Puro Espíritu, que sabe que existe, aunque al mismo tiempo no conozca el momento de su propia creación.

15. Eres Puro Espíritu. Por tanto, debes reconocer que, Soy solo eso, y en cada momento, sin importar lo que yo crea ver, sin importar qué sentimientos surjan en mi consciencia, yo, y solo yo, soy plenamente y cien por cien responsable de ellos.

Nadie los ha causado, no hay fuerza mayor en el universo que haya hecho que esta percepción brote dentro de mi consciencia. La he seleccionado.

16. Al igual que irías a una tienda de comestibles y dirías “bien, qué voy a cenar...”, eres dueño de una percepción, la alojas en la mente, y entonces se expresa a sí misma mediante el cuerpo, mediante el ambiente que creas alrededor de ti, mediante los amigos que convoques en tu consciencia. Cada aspecto de esa vida que vives es el símbolo de lo que has elegido experimentar, y, por tanto transmitir, a través de la Creación.

17. La vía del corazón comienza con la aceptación de la simple Verdad que dice que, Soy en mi ser tal y como Dios me creó para ser. Estoy hecho a Su imagen; soy siempre un creador.

18. ¿Qué deseas entonces pedir que comuniquen tus creaciones? ¿Por qué haces las elecciones que estás haciendo? Todos sabéis perfectamente bien que a veces parecéis veros compelidos, obligados... y la mente quiere que así lo creáis –y ahora estamos hablando de la parte egoica de la mente–... entonces, el ego quiere hacerte creer que estás obligado a realizar ciertas acciones, a tener ciertos sentimientos, elecciones, percepciones, declaraciones... que estás obligado por algo que ciertamente existiría fuera de ti mismo. Pero eso no es verdad nunca. Bajo ninguna circunstancia hay algo en la Creación que tenga el poder de dictarte la elección que vayas a hacer.

19. Por tanto, el camino del despertar, La vía del corazón, debe comenzar con la decisión de abrazar la Verdad que es verdad siempre, . ,

Soy el creador de todo lo que pienso, veo y experimento. Soy libre, siempre. Nada puede repercutir sobre mí salvo los pensamientos que haya elegido albergar dentro. Nada me aprisiona salvo mi propia percepción de aprisionamiento. Nada me limita en ningún nivel o dimensión de experiencia, salvo aquello que yo haya elegido.

20. La vía del corazón, entonces, abraza todas las cosas, confía en todas las cosas y, finalmente, trasciende todas las cosas. Pero ¿por qué? Porque comienza asumiendo una total y completa responsabilidad por aquello que está siendo canalizado a través de ella. Y así, como ves, no son solo esos pensamientos, percepciones, mi querido hermano... lo que sirve como canal. Es, en Verdad, todo lo que haces, desde el momento en que te levantas...hasta aquel en que te vuelves a levantar. Pues incluso durante tu tiempo de sueño todavía estás eligiendo lo que va a fluir a través de tu consciencia.

21. La meta que perseguimos no ha cambiado nunca. Este es, en Verdad, un viaje sin distancia. Es meramente el regreso al lugar donde te encuentras desde siempre, para que de nuevo puedas crear deliberadamente, claramente, y con el perfecto reconocimiento de que, si estás experimentando algo, es porque tú eres la fuente de ello –y por ninguna otra razón–.

22. La meta que perseguimos no ha cambiado nunca. Este es, en Verdad, un viaje sin distancia. Es meramente el regreso al lugar donde te encuentras desde siempre, para que de nuevo puedas crear deliberadamente, claramente, y con el perfecto reconocimiento de que, si estás experimentando algo, es porque tú eres la fuente de ello –y por ninguna otra razón–. 

23. La vía del corazón no es entonces una manera de ganar poder.

La vía del corazón no es una manera mediante la cual consigues finalmente hacer que el mundo sea lo que tú quieres que sea. Antes bien, La vía del corazón es aquel camino en el que aprendes a trascender y disolver de tu consciencia cada percepción, cada pensamiento, que no esté alineado con lo que es verdad. El pensamiento de muerte no está alineado. El pensamiento de miedo no está alineado. El pensamiento de culpa no está alineado. El pensamiento de Vida eterna sí está alineado. El pensamiento de una perfecta ausencia de miedo está alineado. El pensamiento de paz está alineado. La constatación de la inocencia está alineada.

El pensamiento de alegría y de perdón... esas cosas sí están alineadas, y reflejan la Verdad que es verdad siempre.

24. Pues, como ves, aunque eres libre por completo para crear lo que elijas crear, el alma empieza a aprender que aquello que le brinda la alegría más elevada, aquello que le brinda la mayor paz, lo que le brinda la mayor bendición imaginable, es lo que fluye de la Mente de Dios a través de la mente del canal, el alma, y se expresa a sí mismo en el campo de la experiencia. Es por esta razón que la Voluntad de tu Padre es que seas feliz. Y tu felicidad se encuentra en elegir restaurar tu perfecto alineamiento solo con la Voz que habla por Dios.

25. La vía del corazón es entonces un camino que comienza con el compromiso de sanar y de despertar, y se basa en la premisa, el axioma, que te hemos dado: Que en todo momento eres perfectamente libre; que todo lo que has experimentado ha sido por tu elección, y que en ningún momento ha ocurrido por otro motivo.

26. Parece simple, ¿no es cierto? , Bien, desde luego, de acuerdo. Estoy creando mi propia experiencia. . . .

Y no obstante, ¿qué alma no ha sentido resistencia ante esta idea? Si cocinas un bizcocho y sale muy bien, dirías “yo lo hice”. Pero si lo cocinas y te sale realmente mal, Tiene que haber sido la harina. Habrá sido la temperatura del horno. Seguramente hubo algo que provocó que esta creación no fuera lo que yo realmente habría deseado que fuera.

27. Requiere gran coraje, gran fe, contemplar todas tus creaciones –pensamientos, sentimientos, manifestaciones– con Amor y con la inocencia de un niño; poder plantar un jardín o un huerto, ver cómo todas las cosas se resecan y mueren, y no obstante sonreír y decir, . Y, Yo planté esto. Yo, y solamente yo, lo he hecho. Y bien, veo que voy a tener un poco de hambre ahora, según veo que está todo...así es que voy a tener que ir de todas maneras a la tienda.

28. ¿Por qué es esto tan importante? Porque el alma, hace mucho tiempo, comenzó a crear la percepción de que ella era algo distinto de lo que había sido creada para ser. Y emergió la voz que habla por el ego en el jardín de la consciencia.

29. Como almas, como esa mente profunda que todos habéis conocido y que de hecho sois... la mente profunda, como tal, comenzó a identificarse con una voz que era distinta de la Voz que habla por Dios. Y esa voz te ha conducido a creer que tus creaciones determinan tu valía. ¿Conoces ese sentimiento?

30. Y por lo tanto, si lo que creas no se ajusta a lo requerido, si no “da la talla”, eso significa que tú, en el núcleo de tu ser, tendrías cierto tipo de fallo, de fracaso. Pero te aseguro que en realidad el fallo no es ni siquiera remotamente posible. ¿Y por qué? Si plantas un jardín y la semilla no se convierte en una bella flor, y se seca y se muere, esa experiencia es una creación; tú la has hecho. Y debido a que todos los acontecimientos en el espacio y el tiempo, todo lo que experimentas... debido a que todas esas cosas son perfectamente neutras... entonces, jamás existe en realidad ningún fracaso.

31. El único fracaso tiene lugar solamente en tu propia consciencia, cuando crees que no es aceptable recibir, adueñarte y abrazar tu creación –con amor e inocencia–. Contemplarla, experimentarla, reconocer que estás perfectamente a salvo al hacerlo... para desde ahí poder decidir si continúas con esa forma de creación, o si piensas de modo diferente, para enfocar las cosas de una manera diferente.

32. Y aquí es donde está el truco: Aquella parte de la mente ha comenzado a enseñarte, hace mucho, mucho tiempo, qué cosas admitir como creaciones aceptables, y qué otras cosas no; de qué asumir responsabilidad y de qué negar la responsabilidad. Y ese conflicto crea la ilusión de separación. Y cuando esto se lleva al extremo, entonces, una de esas cosas que llamas “psiquiátricos” se llena de quienes están en profunda depresión, paranoia... con ese cierto sentimiento, en su ser, en la mente humana, de estar alienados y solos.

33. El desamparo, la desesperanza, la desesperación, la ira, el odio... todo eso es síntoma de un engaño fundamental que ha tenido lugar en lo más profundo de la mente. Y ha tenido lugar porque se ha dado una larga historia donde se ha cultivado la habilidad de escuchar la voz equivocada.

34. La voz equivocada es la del ego. Te ha enseñado a juzgar, a elegir, a seleccionar aquello de lo que te harás responsable. Cuanto más te instalas en esa consciencia, más difícil te parece tener siquiera un atisbo de esperanza de poder trascender la sensación de separación, de conflicto y de falta de paz.

35. Pues ¿cuántos de vosotros, al recostar la cabeza sobre la almohada por la noche, no habéis tenido el sentimiento de no ser capaces de dormir porque todo no está yendo como se esperaba? La razón por la que no puedes dormir es porque estás juzgando tu creación. Pero es posible cultivar precisamente lo opuesto, de tal modo que aprendes a contemplar con perfecta inocencia todas las cosas que surgen en ese campo que es tu experiencia... aprendes a contemplar con inocencia, y con eso que es llamado “asombro”, cada sentimiento, y lo haces con una actitud de curiosidad, como mirarías una nube que atraviesa el cielo. Aprendes a mirarla y a maravillarte de ella... con su forma, con su color... “y bien, ¿de dónde vino? Mmm”. Y aprendes a acogerla, sabiendo que no afecta la pureza del cielo a través del cual vuela flotando transitoriamente.

36. Y cada una de tus creaciones es exactamente como esa nube. Surge en el campo del tiempo y del espacio, la experimentas, y entonces se desvanece. Cada daño, cada herida que hayas conocido alguna vez es como una nube que comenzó a pasar por el campo de tu discernimiento, pues tú estabas percibiendo las cosas de una cierta manera. Y si esa herida está todavía alojada en ti, es porque tú te estás aferrando a ella. Tú sigues la voz del ego, que te hace creer que ese sentimiento o esa percepción te define.

Y al haber hecho eso, y como ahora tú eres eso, entonces, si la dejas marchar... ¿qué va a pasar? ¡Podrías desaparecer! ¡Podrías morir!

37. Así pues, la mente humana es aquel campo en la Creación, en la Consciencia, que ha aprendido a convertirse en algo que está tan identificado con las percepciones, las experiencias y los sentimientos que no son necesariamente confortables... que cree que, si los suelta, morirá.

38. Y así, desde nuestra perspectiva, al mirar hacia vuestros campos de energía, hacia aquellos de vosotros que todavía os identificáis con esta dimensión, parece como si estuvierais adheridos aquí, provocando una condensación de energía. Y vuestros nudillos están blancos intentando aferrarse a la limitación y a la culpa, a la falta de merecimiento y a la duda.

39. En realidad querríais encontrar inocencia y paz. Querríais abundancia y prosperidad, y alegría. Pero a menudo, cuando rozáis esas cosas, os aterran. ¿Y por qué? Porque la Verdad del Reino requiere apertura, confianza, expansión, espaciosidad.

Conlleva permitir, confiar, atestiguar, dejar las cosas ir y venir, aprender a cultivar un profundo regocijo ante lo que sea que surja, entendiendo que todas las cosas son solo modificaciones de la Consciencia Misma, y entonces dejarlas ir cuando llegue el momento de hacerlo. Y ten por seguro que no hay nadie, ni una sola alma, que haya alguna vez descubierto algo que haya nacido en el tiempo y que no haya también acabado en el tiempo.

40. Y ¿cuánto de tu sufrimiento proviene de que te estás aferrando a un pasado sin vida, e insistiendo en que lo llevas contigo toda vía? Y estás haciendo eso porque en ese pasado te identificaste con las nubes que estaban pasando –reclamándolas como tu propia identidad–. Y por tanto, si las sueltas, significará que tú tendrás que cambiar, que tendrás que seguir.

41. Y la creación en sí, que fluye desde la Mente de Dios, se da en continuidad –¡para siempre!–. ¡Nunca dejarás de ser! Seguirás para siempre, para siempre, para siempre, para siempre, para siempre... Seguirás siendo para siempre exactamente tal y como eres ahora, o bien permitirás que la Mente de Dios fluya a través de ti, llevándote hacia una mayor expansión, profundizando tu reconocimiento del infinito encanto del poder de la Mente de Dios.

42. Así pues, este año lo que hacemos efectivamente es embarcarnos en La vía del corazón. Y aunque ya se te han dado muchas claves, vamos a refinarlas durante este año para crear lo que podrías considerar como un sistema o vía a través de la cual puedas marchar y cultivar deliberadamente cierta cualidad de discernimiento en la consciencia... la cualidad que resulte necesaria para poder estabilizar dicho discernimiento... de tal modo que puedas llevarlo hacia todos y cada uno de los momentos de tu experiencia.

43. Imagina, entonces, ser capaz de experimentar lo que sea que surja, pero sin perder el sentido de espaciosidad y de inocencia, de comodidad, que ahora experimentas en momentos fugaces.

Por ejemplo, ¿conoces la experiencia de que las cosas vayan bien afuera, alrededor de ti, e ir cantando una canción feliz cuando la vida parece ir bien? Imagina tener esa misma cualidad de confianza, fe, y certeza de propósito, aunque los edificios estén derrumbándose a tu alrededor y la cuenta bancaria se haya secado; imagina ser capaz de contemplar esos acontecimientos con el mismo sentido de inocencia y de asombro con el cual mirarías a los ojos de tu ser querido.

44. Pues, como ves, tal cualidad de discernimiento es perfecta maestría. Ahí se descubre la paz perfecta y la perfecta libertad, la alegría perfecta... y una comunión ininterrumpida con toda la Creación.

45. Si tienes a bien recibir esa cualidad de sentirse íntimamente en unidad con toda la Creación, vas a ver que se trata de lo que has estado buscando como alma desde que comenzó eso que hemos

llamado “ego” –ese hecho de identificarse con una creación– Pues esa creación, insisto, es lo que creó conflicto y separación.

Y todo lo que alguna vez has tratado de hacer desde ese momento ha consistido en un intento de superar la separación, un intento de recuperar aquello que sentías que habías perdido. Y lo único que pasa es que las formas en las que lo has intentado hacer no funcionan.

46. El ojo de una aguja es lo que separa, en tu consciencia, el mundo de conflicto, miedo y culpa e indignidad, del mundo de la Verdad del Reino; ambos descansan pegados, en tu propia mente. Y el ojo de la aguja que se debe atravesar es volver a cultivar la inocencia de un niño. Y es por este motivo que solía enseñar que, Para entrar en el Reino, vuélvete de nuevo un niño pequeño.

47. Y el cultivo de La vía del corazón es ese camino por el cual deliberadamente, conscientemente, eliges convertirte de nuevo en algo tan inocente como un niño, como si estuvieras en el comienzo, antes de haber creado nada, y entonces encarnaras en esta dimensión de experiencia que parece estar tan inundada por una sensación de conflicto y de separación.

48. Así pues, todo esto comienza por ahí. Y ahora te pido que comiences a ponerlo en práctica. Entonces, dondequiera que estés -ya sea viendo esto con tus ojos o escuchando las palabras– detente un momento, y hazte verdaderamente consciente de dónde estás. Y ¿dónde estás? ¿No estás teniendo la experiencia de estar aparentemente en un cuerpo? ¿No pareces estar en una habitación en algún lado? ¿No estás en un ambiente en el cual existen ciertos patrones climáticos a tu alrededor? Quizás haya algunos sonidos llegando hasta tus oídos. ¿Puedes ser verdaderamente consciente de dónde estás ahora? ¿Puedes sentir el peso del cuerpo en tanto que estás de pie sobre tus pies, o bien sentado o

recostado en algún lado? ¿Notas la tensión en el cuello? ¿Notas el trajín de los pensamientos en la mente, si eso está pasando?

¿Puedes empezar a llevar consciencia exactamente a lo que es –desde un lugar de inocencia y sin juicio?

49. Tienes un dicho en tu mundo, “es lo que hay”. Y ese es el comienzo de la sabiduría. Descubrirás, por supuesto, que lo que hay, es lo que has elegido hacer que sea.

50. Estate, por tanto, donde estés ahora, y decide deliberadamente -deliberadamente– aceptar completamente que, lo que estás experimentando en este mismo momento, no tiene otra causa que no sea tu elección de experimentarlo. Ten por seguro que, cualesquiera que sean las cosas que la mente trate de decirte en otro sentido, si no hubieras querido plenamente estar justo donde ahora estás, no estarías ahí. Y si estás en un cuerpo en el campo del espacio y el tiempo, ten por seguro que lo deseaste, lo elegiste, y aquí está.

51. Comienza con esto, pues. No hay necesidad alguna de juzgarlo, ni de pedir que sea diferente. Solo sé verdaderamente consciente de lo que hay. Si estás sintiendo el cuerpo sentado en una silla ¿puedes permitir que llegue a tu mente este pensamiento? Literalmente he creado esta experiencia. Algo en mí es tan grande, tan poderoso, tan vasto, está tan más allá de todo lo que los científicos puedan alguna vez averiguar, que literalmente ¡he cristalizado, en el campo de la experiencia, este discernimiento de ser un cuerpo en el espacio y el tiempo! Esto ha surgido desde el Campo de mi Consciencia, que es el regalo que

Dios me hizo, y Quien solo me pide que aprenda a crear tal como Dios crea.

52. He dicho muchas veces que el Padre te contempla y dice, .Esta es Mi creación única, y es muy buena. 

Pues el Padre se maravilla ante lo que tú eres, sabiendo perfectamente bien que lo que eres emergió de Su Santa Mente.

53. De igual manera, contempla tus creaciones y maravíllate. ¿Cómo es posible que puedas morar en este marco temporal en este planeta? ¿Cómo pudo ser que te colocaras a ti mismo sobre las ruedas de un automóvil y realmente fueras del punto A al B? Es un misterio y una maravilla, ¡y nadie sabe cómo sucedió! Y no obstante, se hizo. La razón de que se hiciera es que se te ha dado todo el poder, y así, lo que tú decretes, es. Porque un hombre o una mujer pueden decretar una cosa, y ello será. Has decretado este momento. ¡Aduéñate de él! Porque así, adueñándote de él, justo ahora, puedes comenzar a sentir el increíble y deslumbrante poder que fluye a través de ti en cada momento. ¡Se trata del poder de crear!

54. Entonces, comienza por ahí, eligiendo cada día, ahora, cultivar la práctica de esta manera de la que hablamos. Pon la intención en la práctica –en cada hora de tu día, durante tres o cinco minutos– de llevar esta cualidad de discernimiento a exactamente aquello que estás experimentando, cuando te venga el pensamiento de practicar. Y piénsalo, ¿de dónde ha surgido ese pensamiento? Imagina que está transcurriendo tu día, uno bien ajetreado, has ido a tu oficina o trabajo, o has hablado con amigos, o has comprado cosas. Has hecho quizá todas esas cosas... y de repente aparece el pensamiento, ,.

¡Vaya! Enfocarme en ser consciente de que soy literalmente el creador de lo que experimento.

55. ¿Crees que eso ocurre por accidente? ¡No! El pensamiento está penetrando en lo que llamas tu discernimiento consciente, y desde lo más profundo de tu mente, que descansa justo al lado de la Mente de Dios.

56. Por lo tanto, el poder de generar ese mismo pensamiento es el efecto de la Voluntad de Dios entrando en tu campo de ser, penetrando por los velos de la distracción, y brillando a través, en tanto que ese pensamiento [chasquido de dedos sonoro],  ¡Vaya! Eso era, cinco minutos cada hora.

57. ¿Puedes sentir lo formidable que es esto? Pues estás enlazado a la Mente de Dios, y Dios sabe cómo llevarte de regreso a la libertad completa y a la paz perfecta, y al dominio de este ámbito por entero.

58. Por tanto, aquellos que realmente aman a Dios, aquellos que realmente quieren despertar, sentirán cierta obligación de dominar esta simple práctica de cinco minutos cada hora.

59. Aprenderán a deleitarse y la esperarán ansiosos. Y muy pronto, esos cinco minutos se extenderán a seis, y luego a diez, y quince, y cincuenta, hasta que finalmente se haya establecido en su consciencia –como un fondo, por así decirlo– el reconocimiento de que todo lo que surge lo han decretado ellos, y que por tanto, es como es. Cinco minutos cada hora no es mucho pedir. Porque son cinco minutos cada hora siendo tú, por tanto, tal y como fuiste creado para ser –un creador, decretando aquello que te brindará tu experiencia–. 

60. Y nunca más te permitas decirte a ti mismo, Vaya, estoy aquí solo porque debo estar aquí. Hago esto solamente porque, vaya, ya sabes... es lo que tengo que hacer.

Toma las palabras “debo”, “tengo que” y “hay que”, escríbelas en un papel, contémplalas, y entonces enciende una cerilla o algo con lo que puedas prender la esquina del papel y permite que se queme y se convierta en polvo. Porque esto es un símbolo de que permites que la energía que le has dado a esas palabras se convierta de nuevo en ceniza o polvo del suelo. Limpia tu consciencia de toda identificación con esas palabras. Porque todas ellas son negaciones de la realidad.

61. Muchas veces os he comentado que no necesitáis hacer nada.

Escucha esas palabras, y tómalas en ti mismo como si se trataran de tu propia voz, pues lo son. .

. . No necesito hacer nada.

62. No tienes que sobrevivir. ¿Quién te ha dicho que tenías que hacer eso? No tienes que hacer a todo el mundo feliz. ¿Quién te ha podido decir que tenías que hacerlo? ¿Quién te ha dicho que podrías hacer a alguien feliz? No tienes por qué permanecer como un cuerpo en el espacio y el tiempo. ¿Quién te ha dicho que tuvieras? No tienes por qué pagar tus cuentas. . -.¡Qué irresponsable! .

.¿Quién te ha dicho eso? Literalmente no necesitas hacer nada.

63. Eso es muy diferente a querer o a elegir hacer algo. No necesitas amar a tu familia, no necesitas honrar a tu padre y a tu madre.

No necesitas adorarme o amarme. No necesitas amarte a ti mismo. Literalmente, no necesitas hacer nada, pues “necesitar” es una expresión de la percepción de que hay algo que te falta. Y, como tú eres Uno con Dios, no existe ni un solo momento en que te falte nada en absoluto. .

. . . No necesito hacer nada.

64. Podrías permitir que emergiera este pensamiento en la mente cuando te levantas por la mañana, ,


.No tengo por qué salir de la cama. No tengo por qué ir a la oficina. No necesito cumplir esa orden. No necesito decirle “buenos días” a mi compañero. Literalmente no necesito hacer nada.

65. Porque, ¿cómo puede existir el poder de la libertad de elegir y de crear cuando estás siendo gobernado por la creencia mundana de que debes ser de una cierta manera... de que necesitas ser aceptable para los demás... de que necesitas conformarte y adaptarte... de que necesitas vestirte de la manera en la que otros lo hacen... de que necesitas estar comprometido a sobrevivir un día más en este plano? Donde hay necesidad, no puede haber libertad.

66. Entonces, estos son los dos primeros axiomas de La vía del corazón –para ser expandidos, recordados, cultivados diariamente. ,Fui creado tal y como mi Padre me creó para ser. Soy libre. Y

nada puede ser la fuente de mi experiencia si no es yo mismo, a cada instante. Nada tiene efecto sobre mí, sea el que sea, salvo aquello que yo elija permitir que me afecte. 

No necesito hacer nada.

67. De nuevo te pediría que al menos dos veces al día –y al comienzo te sugeriría que fuera por la mañana y por la noche, al levantarte y al irte a dormir– cultives durante cinco minutos ese pensamiento hasta que lo sientas penetrar en los huesos.

. . . No necesito hacer nada.

68. Llegará como si fuera un shock para tu consciencia, y la mente dirá, , Pero ahí están todas esas cosas que tengo que hacer... ¡Ah! ¿y qué pasará con esto y con lo otro? ¡Oh, dios mío! Vaya, ¿y dejará el mundo de dar vueltas si yo dejo de necesitar?


69. Eso depende del mundo, no de ti. .. . . No necesito hacer nada.

70. El poder de estos dos primeros axiomas será tal, que todo lo que sigue se ampliará, y no obstante todo lo que sigue es meramente una manera de regar esos dos axiomas y convertirlos en un ancla para tu consciencia.


71. Porque cuando el ancla esté firmemente en su lugar, literalmente crearás cualquier cosa que desees, desde una perfecta libertad, una perfecta intencionalidad. Incluso trascenderás la mentalidad milagrosa. Puesto que los milagros... mmm... ves...: a medida que comienzas a abrirte a la mentalidad milagrosa, te maravillas... .

¡Guau! Eso fue un milagro –¡qué genial es!–.

72. La mentalidad milagrosa es todavía una fase de la percepción, a algunos pasos cerca de la maestría. Porque la maestría llega cuando sabes que estás creando literal e intencionadamente. Y no hay nada milagroso en ello. ¡Decretarás una cosa, y será!

73. Eso es crear como Dios crea. Pues, aunque Él se maravilla ante ti, Él sabe perfectamente bien que tu creación no fue un milagro.

Fue realmente deliberada, nacida del Puro Resplandor del Amor.

Dios no se sienta en Su trono y dice, , Me pregunto si me merezco crear a Mis Hijos. Me pregunto si

soy digno de expresarme a Mí Mismo a través de la Divina Chispa de Consciencia que ellos son. .

Algo como eso nunca puede entrar en la Santa Mente de Dios,

.Me pregunto si sería adecuado crear un sistema solar.

74. Dios recibe un pensamiento, o un pensamiento emana de Su Santa Mente, Él lo decreta, ¡y así se hace! Y Él contempla todas las cosas y dice, . . . ,

¡Es muy bueno!

75. El tercer y último ejercicio que te querría proponer en esta hora es este. Elige algo que hagas cada día, que estés convencido de que es lo bastante ordinario como para que ciertamente no tenga

ningún tipo de poder o significado espiritual. Podría ser algo tan simple como beber un vaso de agua, lavarte los dientes o bostezar. Elige algo que sepas que haces cada día, y decide que eso sea el centro de tu adoración, de modo que al hacerlo, te detengas y digas, Esto es muy bueno. .

Incluso si es algo tan simple como levantar la cabeza de la almohada. Sé consciente de ello, aprópiate de ello como algo autocreado, y, entonces, di para tus adentros, a medida que contemplas la acción, . . . .

Es muy bueno. He hecho esto, y es bueno. Lo he creado.

76. Y de nuevo, aquellos que realmente estén comprometidos encontrarán que comienzan a disfrutar de este proceso, y comienzan a aplicarlo más y más a otros acontecimientos en sus vidas.

77. Comienzan a redespertar el gozo infantil de construir un castillo en la arena. Pues en Verdad eso es todo lo que estás haciendo aquí. La consciencia es tu cajón de arena y estás levantando cas-

tillos. Y simplemente te has olvidado de disfrutarlos. Y cuando quieres liberarte de ellos, entonces te lamentas, . .

Oh, pero si abandono esto, cambio de opinión y sigo, ¿qué le sucederá a mis creaciones? ¿Qué pensarán otros de mí si actúo como un niño y simplemente agarro mi palita de plástico, y voy, arraso el castillo, y me como un bocadillo? .

¿Qué pensará la gente de mí? ¿Agradaré? ¿Seré aceptado?

¿Seré juzgado? ¿Seré perseguido? .

¿A quién le importa? Pues las opiniones de los demás no significan nada, a menos, desde luego, que tú quieras que signifiquen algo.

78. Y ahora, llegamos a la conclusión de esta hora. ¿Qué te bloquea en tu mente? Porque, incluso cuando escucháis esto, muchos de vosotros reconocéis una resistencia. Esa resistencia es la energía

del miedo, . .¿Qué sucederá si sigo por este camino?

79. Esa parte de tu mente, llamada “el ego”, se alzará para decirte que si escuchas a “ese loco” (aquel que algunos han llamado el Salvador del mundo), te llevará por un camino de destrucción. Y eso es porque la voz del ego sabe que será destruida si este camino es seguido. Tú no puedes ser destruido –no en la realidad de lo que tú eres–.

80. Esa resistencia es, entonces, miedo. Y el miedo es una de las energías que están fuera de alineamiento con la Verdad del Reino. Por tanto, realmente, no temas, sino continúa con fe. Por-

que te aseguro que aquello que descubrirás al final de este camino es la perfecta libertad, el perfecto poder, la perfecta espaciosidad, la perfecta alegría, la perfecta paz, de vivir –literalmen-te– en el Reino del Cielo.

81. Así pues, la elección es tuya. Y para aquellos de vosotros que sintáis que esa resistencia llega con mucha fuerza... para quienes aún me llaman en sus sueños y sus oraciones, diciendo, “ayúdame con esto”, os digo que no camináis solos. Porque no puedo estar más lejos de ti que la distancia de un pensamiento. Y sí, tú eres el creador de ese pensamiento.

82. Quiero compartir contigo que yo, yo también, me embarqué en una vía así.

83. Cada una de esas cosas que podríamos llamar “axiomas”, y que compartiré contigo y refinaré para ti –muchos de estos ejercicios que iremos dándote durante este año en curso–, son concretamente verdades y ejercicios que me fueron dados en el tiempo en el que fui iniciado por ciertos maestros esenios en La vía del corazón.

84. Y cuando mis maestros decían, “es el momento de que vayas a pasar cuarenta días y cuarenta noches en el desierto”, ¿crees que no sentí también esa resistencia? ¿Crees que yo, también, no tuve que darme cuenta de que estaba creando un pensamiento de miedo, y separándome de la gran protección y el gran Amor de Dios? ¿Crees que no tuve que llevar mi cuerpo a lugares salvajes para poder atravesar mis propios anillos de miedo, y descubrir qué es lo que había al otro lado?

85. El camino que yo he seguido es, entonces, el que tú estás caminando. Y si nuestro camino es el mismo, entonces, caminamos juntos –hacia Dios–, y más allá de la ilusión y del dolor, más allá de la debilidad, la indignidad, la culpa y la muerte.

86. Entonces, comprométete con tus ejercicios con un gran celo y una gran alegría, y, sobre todo, ¡con un gran y extravagante sentido del juego! Aprende a contemplar con inocencia todo lo que surja. Y si haces estos pequeños ejercicios, es mucho lo que ciertamente surgirá.

87. Practica, entonces, con ganas. Y practica con alegría. Reconócete amado, amada, encantador, amable, y reconoce que lo único que en Verdad está ocurriendo es que un viejo sueño está siendo soltado para que pueda reemplazarlo uno nuevo –el sueño de merecimiento, de paz, de despertar, y de unión con toda la Creación–.

88. Y durante este año que viene, de nuevo te digo que habrá otros que van a tener cierta guía específica que darte por medio de este, mi querido hermano. Pues una vez más te digo que no vengo yo solo a hacer este trabajo específico, sino que vengo con muchos otros que apoyan tu sanación y tu despertar.

Por tanto, ciertamente, id en paz hoy, amados amigos. Permaneced... amorosamente... con vuestras creaciones.

Amén.

Lección 2. Preguntas y respuestas

Pregunta: ¿Qué experimentaste cuando fuiste al desierto cuarenta días y cuarenta noches? ¿Cuál era el propósito de hacer ayuno?


Respuesta: Querido amigo, primero, el propósito del ayuno era doble. El cuerpo es efectivamente un instrumento de comunicación. Recibe y transmite lo que podrías considerar “señales”. 

Y queremos enfatizar aquí, por tu bien, que el cuerpo recibe señales, así como también las transmite desde tu mente.

En el transcurso de cualquier día normal estás habitando en una especie de campo vibratorio. Ese campo precisa que tú, dentro de cierta frontera, vivas de tal modo que puedas efectivamente

comunicarte y relacionarte dentro de él. Por lo tanto el cuerpo aprende a adaptarse al lugar donde estás colocándolo, y a todo aquello para lo cual lo estés usando. Cuando el alma desea cambiar frecuencias vibratorias para poder recibir nuevas señales, es muy valioso preparar el cuerpo, desviándolo de sus patrones habituales.

Por ejemplo, cada vez que comes una cierta comida –y lo haces diariamente, día tras día, mes tras mes–, el cuerpo se adapta a esa frecuencia vibratoria. Aprende a recibir la energía de esa sustancia, aprende a adaptarse a ella, a morar con esa sustancia, y entonces, utiliza la energía de esa sustancia. Y cuando te apartas de ella, se crea un espacio. Hay un marco temporal, por así decirlo, en el cual el cuerpo ahora ya no está recibiendo las señales que le brinda esa sustancia. Y él crea, por así decirlo, una pausa.

La inteligencia misma de la estructura celular del cuerpo hace una pausa. Y al detenerse puedes empezar a enviar nuevas señales a las células para que estén abiertas, receptivas, de tal modo que puedan sintonizarse a sí mismas a nuevas frecuencias que entonces podrán ser recibidas, aceptadas.

Por lo tanto se trata de una práctica muy común en las vías espirituales, ya que cuando el alma desea hacer más profundo su sentido de autoconsciencia, haciendo más profunda su conexión con Dios –o como quieras entenderlo–, eso que se llama “ayuno” siempre ha sido de ayuda para facilitar un tal cambio, pues pone al cuerpo en descanso. Lo saca de su rango normal de experiencia vibratoria, de un modo tal que pueda abrirse a sintonizar con nuevas frecuencias. Así pues, el ayuno tiene dicho propósito, como medio de preparación.

Mas, en segundo lugar, esto también afecta a la naturaleza de la propia mente, de la mente pensante que está enlazada con el cuerpo y con el campo vibratorio del ámbito físico. Mediante el proceso de ayuno la mente también se vuelve más lenta. Se hace más abierta. Se crea una cierta espaciosidad en ella. ¿Y por qué es esto valioso? Porque el alma quiere empezar a enviar nuevas señales, descendiendo desde los niveles más profundos de la Mente, a través de la mente pensante, hasta llenar a las células del cuerpo.

El alma está pues tratando de volver a crear, de recrear sus percepciones, la estructura desde la cual tu yo más inferior –tu mente egoica, la que te lleva a lo largo del día– ha estado trabajando.

Está tratando de cambiar esto. Así es que el ayuno no es solo una cuestión corporal. También afecta a los mecanismos cerebrales del pensamiento, permitiendo que nuevas señales eléctricas envíen impulsos a través del cerebro y desciendan al cuerpo. Y por tanto, de igual modo, crea una espaciosidad, de forma tal que puedan ser recibidas unas frecuencias nuevas.

Sería comparable a una situación en la cual, por así decirlo, estuvieras viviendo en una casa donde tienes constantemente sonando una cierta música a un cierto volumen, y donde entonces, repentinamente, decides que quizás sería bueno escuchar el sonido del canto de los pájaros tras la ventana. Así pues, vas a los mandos y bajas el volumen. Cambias el campo en el que estás teniendo la experiencia. Y así, a medida que el volumen baja, comienzas a escuchar ese fondo que siempre estuvo ahí, el de los pájaros cantando afuera. Y tu atención comienza a desplazarse desde el campo vibratorio de la música que has estado escuchando, al campo vibratorio del canto de los pájaros. Y entonces llegan nuevas imágenes, nuevos pensamientos, nuevos sentimientos... a través del cuerpo.

Así pues, el ayuno sirve para ese propósito. En un nivel más profundo, considera pues el hecho de ayunar como una decisión deliberada que no tiene en realidad nada que ver –en los niveles del sentido, del significado– con solo la comida. Es la decisión de interrumpir patrones que se han hecho habituales.

Así es que ayunas de sonido, de pensamiento negativo... ayunas de tus tareas, de ir a la cama siempre a la misma hora o de levantarte siempre a la misma hora; y esto lo haces un día, dos días, una semana, un mes... y cuarenta días y cuarenta noches.

Cambias totalmente ciertos patrones. E igual que el efecto de liberar a tu cuerpo del uso habitual de ciertas sustancias crea un espacio en el cual puede tener lugar algo nuevo... el ayuno del simple marco temporal al que estás acostumbrado creará una espaciosidad en la mente. Y te volverás consciente de cosas que no sabías que estaban ocurriendo. Recibirás señales que no habías recibido antes.

Cuando vine por primera vez a hablar con este mi querido amigo [Jayem], para comenzar a volver a cultivar nuestra capacidad comunicativa, le estuve visitando a menudo. Entonces, más tarde, le sugerí que siguiera la práctica de levantarse a las 3 en punto de la madrugada. No lo hacía normalmente a esa hora, y, no obstante, al hacerlo, ayunó de su hábito normal, lo cual aumentó unsentido del discernimiento, y creó o cultivó la capacidad, en la estructura cerebral y en el sistema nervioso, de poder sintonizar con esas frecuencias exclusivas que siempre están ahí, pero que a menudo se ven desplazadas porque aún estáis dormidos. En ese momento, el resto de la gente a su alrededor todavía no se había despertado, y por tanto no estaba llenando el campo vibratorio con todo el ruido de millones de mentes funcionando activamente.

Así es que este es el sentido más profundo del ayuno. Se trata de hacer las cosas de una nueva manera, ayunando de viejos hábitos, lo cual aumenta tu sentido del discernimiento, tu alerta ante lo que está presente. Ayunar es algo extremadamente valioso, y debería ser realizado por todo el mundo de vez en cuando. No hablamos aquí de un ayuno ocasional del cuerpo, sino de comenzar a reconsiderar todos los hábitos que tienes, incluso los que son positivos.

Si vas a tu habitación a meditar a la misma hora cada día, entonces el cuerpo y la mente comienzan a anticipar lo que debe suceder mediante la experiencia aprendida y ya conocida. Entonces, ve a una hora diferente. Si estás acostumbrado a ciertas oraciones, prueba a veces con algunas diferentes. Si estás acostumbrado a ir con ciertos amigos regularmente, cambia eso un poco, de vez en cuando. Si tienes la costumbre de hablar mucho, pásate un día en silencio.

Comienza entonces a reconsiderar los hábitos que hayas cultivado, aquellos que sean más continuos –tanto, que nunca piensas en ellos–. Y entonces tómate un tiempo para ayunar deliberadamente del hábito en cuestión. Si tienes el hábito de leer el periódico dominical, pásate un mes sin leer ningún periódico y obser-

va cómo esto crea un cierto espacio donde poder comenzar no solo a percibir las cosas de una forma diferente, sino a recibir diferentes impulsos. Encontrarás que llegan nuevos pensamientos sobre cómo usar ese tiempo de forma diferente. Ayunar es un arte, y uno que merece ser cultivado en ti mismo.

Ahora bien, ¿Qué es lo que experimenté en el desierto durante cuarenta días y cuarenta noches? Miedo, frío, calor, aburrimiento, trajín mental, hambre, gozo, éxtasis, deleite, libertad, experiencias extracorpóreas, clarividencia, clariaudiencia, visitas de ángeles, visitas de criaturas que deberían haberme dejado bloqueado por el miedo, que podrías llamar “serpientes”, “arañas”...

mmm.

Queridos amigos, ese viaje te coloca en una posición donde ya no puedes distraerte de todas esas “cosas” que diariamente están discurriendo en tu consciencia. Se trata de un tiempo de purificación... de purificación por no tener ninguna oportunidad de escapar, y, así, tener que verdaderamente observarlo todo: Todo lo que está sucediendo en el campo de la consciencia propia.

Surgieron en mí pensamientos de odio a Dios. Surgieron pensamientos de decidirme a ponerme al servicio de Satán, y no de Dios. También de querer abandonar mis raíces, convirtiéndome en un rico mercader rodeado por lo que llamarías “bailarinas”...

¿mmm? Y ten por seguro que cualquier pensamiento que te puedas imaginar, fuera positivo o negativo, estuvo simbolizado ahí por algo, y tuvo que ser experimentado dentro de mí en ese periodo –incluso celularmente, en el cuerpo–. Tuve dudas de mí mismo, tuve ira. Todo ello surgió; surgió en su totalidad todo el campo de la consciencia humana en mí, en esos cuarenta días y cuarenta noches.

Así es que ese periodo fue por entero uno de ayuno. Y ese fue el propósito de apartarme de toda comunicación, de todo el confort al que estaba acostumbrado. Estaba yo solo, conmigo mismo. Y al morar conmigo mismo, entendí que nunca estuve solo.

Los pensamientos negativos, como podrías llamarlos, tendieron a llegar cerca del quinto día y duraron hasta aproximadamente el día veinte. Y entonces todo comenzó a cambiar a medida que comencé a darme cuenta de que podía desidentificarme de ellos.

No tenía por qué juzgarlos. Podía notar el frío, y simplemente aceptarlo.

El cuerpo está frío. ¿Y qué?

El cuerpo está hambriento. ¿Y qué?

Deseo ir a ver a mis amigos y danzar y cantar. ¿Y qué?

Observaba cómo surgían las cosas. Y finalmente fue como si estas se dieran cuenta de que ya no iban a poder establecer su hogar en mi mente. Y así, desistieron.

Y al igual que, al ayunar físicamente, el cuerpo al final está vacío, y las estructuras celulares pueden comenzar a repararse y sanar en un nivel más profundo, y el sistema nervioso puede descansar profundamente... de igual modo, mi mente comenzó a descansar. Y en ella fue creada una espaciosidad. Y desde el día veinte hasta aproximadamente el veinticinco, pude sentir una transición a medida que mi consciencia comenzaba a soltar todo lo que había conocido del mundo. Y todo y todos se convirtieron en recuerdos lejanos.

Y noté, cada vez más, que estaba naciendo una Luz, que estaba siendo encendida una Luz dentro de mí. Se estaba creando una espaciosidad. Y desde ahí comencé a conectar con niveles de consciencia que de hecho ya había experimentado antes. Mas ahora tenía tiempo para realmente cultivar mi estancia en aquellas frecuencias en las cuales podía recibir comunicación de otros maestros de ámbitos no físicos.

Comencé a sentir el gran Amor de Dios como nunca antes lo había sentido. Llegaba no solo como un pensamiento o una inspiración, o un fugaz sentimiento... sino que llegó a inundarme, filtrándose, por así decirlo –y aquí hablo metafóricamente– por mi Mente y a través de las células del cuerpo y del sistema nervioso corporal. Llegó a asentarse, por así decirlo, en todo mi ser. Era una profunda paz, la confianza perfecta, el reconocimiento de que no estaba solo, de que tenía todo lo que pudiera necesitar alguna vez, porque era Uno con Dios.

Así es que tuve muchos estados de bendición y de éxtasis, muchos estados que trascendían la identificación con el cuerpo y, repentinamente, fui transportado a otros ámbitos y a otros mundos. Comenzaron a emerger representaciones de lo que me quedaba de vida, y era como si surgieran a partir de todo ese barro que son los asuntos de la mente y todas esas cosas que, como tú, yo tenía que hacer para ocuparme de mis asuntos diarios. Nada de eso tenía ya la capacidad para perturbarme. Y el propósito más profundo comenzó a revelarse por sí mismo.

Y escuché la Voz de mi Padre en lo que sería más o menos el día treinta y siete. Y la Voz llegó claramente desde mis alrededores y desde dentro de mí, diciéndome, Eres Mi Hijo Amado, en quien me complazco.

Y repentinamente me di cuenta y actualicé la Verdad que es verdad siempre, Dios me ama.

No necesito hacer nada. Soy tal y como mi Padre me creó.

Y comenzaron a disolverse las opiniones del mundo en mi campo de discernimiento, mi campo de energía, como podrías llamarlo. Y comencé a estabilizarme plenamente en lo que podrías denominar un estado mental iluminado. Ya no me identifiqué más como el hijo de José. Me identifiqué como el Hijo de Dios.

Así es que ahí tienes una sinopsis de lo que experimenté durante mi peregrinación y mi ayuno. Los cuarenta días y cuarenta noches, por cierto, eran una representación numerológica que fue muy importante para las escuelas de pensamiento en las que fui entrenado. Representaban un tiempo de nacimiento, experiencia y desengaño. Es como un ciclo –cuarenta días y cuarenta noches– a ser considerado más como algo metafórico que literal. Y cuando regresé, todas las cosas se habían vuelto nuevas y difrentes. Jeshua ben Joseph había realmente viajado al desierto, mas, quien regresaba era el Hijo de Dios. Por lo tanto, querido amigo, date permiso ocasionalmente para ayunar de los hábitos que hayas creado.

Pregunta: Por favor, háblanos sobre María, y sobre los mensajes que recientemente están siendo publicados y que dicen que proceden de ella.

Respuesta: Realmente, querido amigo, ¿quieres que rellene volúmenes y más volúmenes? ¿Quieres tenerme horas hablando?

Pues, en Verdad, podría utilizar todo el tiempo del mundo para hablar del Amor de Aquella que fue conocida como mi madre, y que sigue siendo siempre una íntima parte de mí, pues seguimos en perfecta comunicación, por supuesto.

Ella, Aquella, como alma, eligió permitir, eligió involucrarse en el drama de mi propia encarnación en el mundo. Ella fue por tanto colocada en la posición de sacar a la luz todo lo que no fuera Amor dentro de Sí misma, y contemplar los propios hábitos de ser madre, trascendiéndolos para poder servir en un marco más amplio.

En esa encarnación Ella perfeccionó Su propio despertar, Su propio compromiso con lo que está mucho más allá de cada consciencia individual.

Ella vive siempre tal y como yo vivo. Y Ella nunca ha dejado de seguir La vía del corazón –esa Vía que es perfeccionada cuando la consciencia reconoce que,

Yo vivo, pero no yo, sino Aquello que es la Creación de mi Padre: la Consciencia Crística, ella sola, vive a través de mí.

Ella es un ser extremadamente activo en eso que llamarías tu marco temporal actual. Está hablándole a muchos. Las apariciones que han sido registradas por lo que llamas “la gran autoridad de la Iglesia”, esas apariciones, no son la mera imaginación de nadie. Y van a verse realmente en aumento. Los mensajes que Ella está dando –o mejor deberíamos decir esto: las personas con las que ella intenta comunicarse– requieren que Su mensaje sea dado de una manera que es algo diferente de la manera en que yo estoy formulando este mensaje, el que te estoy dando a través de este canal. ¿Y por qué? Porque el maestro sabio aprende el lenguaje del estudiante, el temperamento, el espacio de consciencia en el cual está, y, entonces, le habla en los términos que puedan ser entendidos mejor.

Y así, Ella habla de los cambios en la Tierra. Habla del Amor de Dios. Habla un lenguaje que muchos no preferís, pero que otros sí. Y, no obstante, existe todo un arte, toda una habilidad y un propósito. Y Su propósito es por completo el mismo que el mío: Cultivar en todos los que quieran escuchar el realineamiento de sus percepciones, para que puedan sanar su sentido de separación con respecto a Dios y regresar a la Verdad del Amor, al merecimiento, y al poder y la Gracia –para despertar, en otros términos–.

Hay muchos que se reivindican como canales Suyos y que no lo son. Y si prestas atención a la vibración que sientes con los libros que leas, con los audios que escuches, o con lo que sea que tengas... siempre reconocerás Su presencia porque habrá una cierta suavidad, una cierta gentileza, una cierta cualidad de maternidad perfecta, por así decirlo, por lo que te puedes sentir como si ya solo quisieras reposar tu cabeza sobre Su pecho y disolverte en la bendición del Amor.

Siempre detectarás a aquellos que no están comunicando con Ella, pero que querrían hacerte pensar que sí, por cierto tipo de constricción, por cierta sensación de energía egoica, de miedo al futuro,

Mejor haz esto.

Esto otro va a suceder.

No hay modo de evitarlo.

Ese tipo de afirmaciones no proceden de Ella en absoluto.

Y realmente, tal y como hice entonces, amo profundamente a Aquella, y la contemplo como un ejemplo radiante de lo que la consciencia puede ser.