martes, 5 de septiembre de 2017

La meditación es permanecer como uno mismo

Por Rupert Spira
La meditación es simplemente permanecer como uno mismo.
Permanecemos como lo que somos y permitimos que la mente, el cuerpo y el mundo aparezcan y desaparezcan sin interferencia. Si hay alguna interferencia, entonces se entiende como parte de la actividad de la mente y se le permite que sea exactamente como es.
Nuestra experiencia objetiva consiste en pensamientos e imágenes, lo que llamamos la mente; en sensaciones, lo que llamamos el cuerpo; y en percepciones sensoriales, lo que llamamos el mundo. De hecho, nunca experimentamos una mente, un cuerpo o un mundo como tales. Experimentamos el pensar, el sentir y el percibir.
De hecho, todo lo que percibimos son nuestras percepciones. No tenemos ninguna evidencia de que exista un mundo fuera de la percepción de él. No percibimos un mundo "ahí fuera." Percibimos nuestra percepción del mundo y toda percepción tiene lugar en la Consciencia.
En la meditación, simplemente permitimos que este pensar/sentir/percibir sea lo que es a cada momento. Este pensar/sentir/percibir está siempre en movimiento, siempre cambiando. Nosotros simplemente permitimos que fluya a través de nosotros, que aparezca, perviva y desaparezca. De hecho, eso es todo lo que está sucediendo de todos modos.
Eso en donde el pensar/sentir/percibir aparece, es lo que llamamos "yo". Es la Presencia testigo consciente que experimenta todo lo que se está experimentando a cada momento.
No hay necesidad de hacer que esta Presencia testigo sea consciente. Ya lo es. No hay necesidad de hacer que sea pacífica. Ya lo es. No hay necesidad de hacer que esté despierta. Ya está siempre despierta. No hay necesidad de hacer que sea ilimitada e impersonal. Ya lo es.
Y no hay necesidad de hacer que la mente, el cuerpo y el mundo sean pacíficos. Están siempre en movimiento y cambiando.
Nosotros permanecemos como somos y dejamos que la mente, el cuerpo y el mundo sean como son.
Al hacer esto, la mente, el cuerpo y el mundo retornan poco a poco a su verdadero lugar y se revela su naturaleza. Vemos que de hecho nunca dejaron su verdadero lugar, que nunca fueron otra cosa que lo que realmente son. Nosotros simplemente dejamos de imaginar que están distantes, separados y verlos como otros y, como resultado, dejan de aparecer como tales.
Imagina una habitación llena de gente conversando. En esta metáfora, el espacio de la habitación es esta Presencia testigo consciente que llamamos "yo". La gente son los pensamientos y las imágenes, las sensaciones corporales y las percepciones del mundo.
Hay todo tipo de personas en la habitación, altas, bajas, amables, poco amables, inteligentes, no inteligentes, que gritan, que se mantienen calladas, amistosas, poco amistosas, etc., una compleja diversidad de caracteres, moviéndose, cambiando, interactuando, apareciendo y desapareciendo, cada una ocupada con sus propios asuntos.
¿Por qué el comportamiento de esas personas tendría que importarle al espacio de esa habitación? ¿El espacio tendría algo que ganar o perder al intentar cambiar a cualquiera de las personas? ¿Acaso ese espacio sufre algún cambio cuando una de esas personas cambia?
El espacio es independiente de las personas, aunque las personas sí dependen del espacio. El espacio está presente antes de que la gente llegue, está presente durante su estancia allí, y está presente cuando la gente se va de la habitación. De hecho, estuvo presente antes de que se construyera el edificio y estará presente después de su demolición. Siempre está presente.
Lo mismo puede decirse de la Consciencia. Cualquier cosa que se esté experimentando en este momento está ocurriendo dentro de la Consciencia, y la Consciencia permanece como es en todo momento, sin modificación, sin cambio, sin preocupación.
La Consciencia es lo que somos, y ser lo que somos es la más alta forma de meditación. Todas las demás meditaciones son simplemente una modulación de esta meditación de permanecer como somos.
Al principio, la meditación podría parecer algo que hacemos, pero más tarde descubrimos que es simplemente lo que somos. Es la condición natural de todos los seres.
No es algo que pueda ser provocado, porque ya está ocurriendo. No es algo que pueda lograrse, porque es lo que siempre ya somos. No es algo que pueda perderse, porque no puede irse a ningún lugar.
Nosotros simplemente permitimos que todo sea como es. Al permitir que todo sea como es, estamos, sin saberlo al principio, tomando posición en nuestra verdadera naturaleza. En realidad nunca hemos abandonado nuestra verdadera naturaleza, pero ahora comenzamos a residir allí conscientemente.
En algún momento da la impresión de que el "yo" no permanece en su verdadera naturaleza. ¿Quien está ahí para permanecer en algo que no sea uno mismo? Simplemente es eso. Simplemente somos eso y siempre lo hemos sido.
Incluso decir "siempre" no es del todo correcto, porque "siempre" implica una extensión infinita en el tiempo. La idea de una extensión infinita de tiempo aparece en el "yo", en la Consciencia, de vez en cuando, pero el "yo" jamás aparece en una extensión infinita de tiempo.
Simplemente es. "Yo", Consciencia, simplemente soy.
Rupert Spira

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