viernes, 17 de diciembre de 2021

"Concentración de la consciencia", G. Grabovoi

 "En la medida en que un hombre trabaja en sí mismo, en la medida en que él se desarrolla, en la medida que crece espiritualmente, se produce una condensación cada vez mayor de su consciencia.. [... ]...

"Concentración de la consciencia" significa aumento de la densidad de información, aumento de la masa de información en una unidad de volumen.
Esta concentración de la consciencia tiene consecuencias de gran alcance. Cuando en cierto volumen, en el proceso de desarrollo de un ser humano, la concentración de su consciencia alcanza un valor determinado, entonces este volumen comienza a someterse al hombre, comienza a someterme a su voluntad. En esta situación cambia la estructura del mundo: ya no será el mundo quien determine la estructura del ser humano, sino el ser humano quien dirigirá el movimiento.
Tan pronto como la concentración de la consciencia sea mayor que la concentración de la materia, el hombre será inalcanzable e indestructible.
Los pensamientos, palabras y acción del hombre se convertirán en el elemento fundamental, mientras que las máquinas, edificios, planetas, todos estos objetos materiales y otros se convertirán en un elemento secundario. Y este será ahora el siguiente nivel de existencia"
G. Grabovoi: ¡La Resurrección de los Hombres y la Vida Eterna ahora son nuestra realidad!

martes, 14 de diciembre de 2021

PROTECCIÓN 71931 Grigori Grabovoi:

 PROTECCIÓN 71931 Grigori Grabovoi:

• protección contra todos los peligros 71931 -
• protección de personas 71931 -
• protección de cualquier evento negativo 71931 -
• protección contra peligros y aspectos negativos 71931 -
• protección contra todos los peligros 71931 -
• protección contra influencias negativas, ante cualquier peligro, en cualquier lugar, para todos, para mí y para otra persona 71931 -
• protección en todo tipo de oportunidades 71931 -
• protección contra ataques en el campo astral (en sueños y no eres consciente de soñar) 71931 -
• protección contra la radiación informática 71931 -
• protección contra frecuencias de baja vibración (por ejemplo, en hospitales, prisiones o asistir a ciertas discusiones y disputas 71931 -
• protección contra los efectos de la negatividad 71931 -
• protección contra fenómenos meteorológicos 71931 -
• protección de todo tipo de influencias no armónicas 71931 -



viernes, 10 de diciembre de 2021

Técnica: ver al otro con la mirada de Dios. Grigori Grabovoi

 Técnica: ver al otro con la mirada de Dios.

1. El hombre que ve las cosas como Dios, tiene las habilidades creadoras ilimitadas. En realidad, Dios mismo ve al hombre así.
2. Ves a alguien de la misma manera que Dios lo ve, es posible que lo mires desde el lado opuesto, sabiendo que Dios lo hace al mismo tiempo que vosotros.
3. Utilizando esta técnica, llegarán a ver las habilidades creadoras más elevadas de la persona, sus talentos, que ya ha hecho fruto y los que ha descubierto, su aspiración a la paz. Esta visión excluye toda percepción negativa de la persona.
4. Esta visión suele ser invaluable para la otra persona que quisiera tener una imagen más clara de sí misma. Eso sucede cuando alguien dice querer conocerse mejor y entender sus deseos.
Realización de la felicidad - Grigori Grabovoi

jueves, 18 de noviembre de 2021

Fórmula para volver a la Norma Divina aquello que se ha desviado, de Grigori Grabovoi

Fórmula de control de pronostico orientado, de Grigori Grabovoi (1)

Grigori Grabovoi nos brinda esta fórmula matemática para volver a la Norma Divina aquello que se ha desviado. La fórmula es la siguiente:

Entonces, aquello que te quita la paz, en modo de pensamientos o ideas, puedes colocarlo en una esfera, la esfera que contiene la información de un problema o evento negativo que deseas transformar. Y percibe dónde se ubica en el espacio a tu alrededor. 

En otra esfera colocas esta fórmula de G. Grabovoi; y con ella borras la información de la esfera que contiene el problema (aquello que observas que te quita la paz). 

La Luz de esta fórmula vuelve a la Norma divina aquello que se ha desviado.

Concéntrate en la fórmula al menos durante 10 minutos.  

La fórmula se lee: G uno de G uno es igual a K uno sub i G uno pi (π)

(1) Fórmula de control de pronostico orientado, de Grigori Grabovoi: https://www.youtube.com/watch?v=xMiOiyrjn9Q

miércoles, 6 de octubre de 2021

Secuencia numérica de G. Grabovoi para detener lo negativo: 91688

De la enseñanza del Dr. Grigori Grabovoi:

Detrás de cada número hay una estructura vibracional espiritual y energética.
La estructura vibracional espiritual y energética está detrás de cada palabra y sonido.
En la mente de una persona hay áreas asignadas a cada dígito.
Cuando te concentras en cada dígito, surgen vibraciones en estas áreas.
No importa en qué idioma se pronuncian estos números.
A través del conocimiento adquirido con el uso de números, una persona llega a un estado espiritual de eternidad (paz, amos, armonía, alegría, prosperidad en todo).

Secuencias útiles:

Salvación global: 319817318

Para detener lo negativo: 91688

Personalidad auto realizada: 191 317 481901

Desarrollo eterno 1489999

Asegurar para todos la Vida Eterna: 428741888

Libertad: 514894719

lunes, 6 de septiembre de 2021

La Vía del Corazón, lección 9

 Lección 9

Ahora, comenzamos.

Y ciertamente, una vez más, saludos cordiales para vosotros, queridas y santas Criaturas de la Luz Divina. Vengo de nuevo en adelante para morar con vosotros como vuestro hermano, y como vuestro amigo, que os contempla y no ve otra cosa que la Faz de Cristo en vosotros. Y Cristo es el primogénito del Padre, es decir, el único, el unigénito, no fabricado. Cristo es creación de Dios.

Cristo es el Santo Hijo de Dios. Cristo es como el rayo de luz solar para el sol, radiando para siempre a partir de la Santa Mente de lo que he llamado Abba.

Por tanto, vengo en adelante para morar con vosotros en perfecto gozo, y en perfecta libertad, y en perfecta realidad. Vengo para unirme con esa parte tuya que habita siempre en perfecto conocimiento, en perfecta paz, en perfecta intencionalidad y en perfecta unión con vuestro Creador.

No vengo a hablar de cosas que no conozcáis. No vengo a usar palabras que no habiten ya en vosotros. No vengo con una sabiduría que no tengáis ya. No vengo con un Amor más grande que aquel que ya florece en los silenciosos espacios de vuestro propio corazón. No vengo a ponerme por encima de vosotros. Solo vengo a caminar como un igual a vuestro lado.

Vengo porque os amo. Vengo porque soy vuestro amigo. Y de todas las cosas que podría elegir hacer –en el ilimitado poder consciente otorgado a mí equitativamente por mi Padre, tal y como te fue dado a ti–, de entre todos los lugares y dimensiones y mundos en que podría residir en este momento, en Verdad, vengo para morar contigo de esta manera, utilizando juntos un instrumento para la creación, un instrumento de comunicación –que podrías llamar cuerpo–, para poder salvar la brecha que os parece que todavía os separa de mí.

En realidad, todas las dimensiones de la Creación se alojan en un espacio mucho más pequeño que la punta de un alfiler. En realidad, todas las dimensiones de la Creación son tan vastas que nunca podrías medirlas. En realidad no hay brecha que me separe de donde vosotros estáis. Y por esto es por lo que no puedo estar más lejos de ti que la distancia de un pensamiento. Pero, oh ciertamente, queridos amigos, el poder de un pensamiento es el poder de crear universos, y, dentro de ellos, crear aún más universos, y dentro de ellos crear un mundo tras otro mundo, tras otro mundo, tras otro mundo.

Y la experiencia que vives es que tu atención parece estar momentáneamente enfocada en ese tu único mundo, donde compartes algunas cosas en común con muchos otros seres. Tienes lo que en tu mundo se llama una realidad consensuada –o podríamos decir una experiencia consensuada, nacida de una realidad universal–. Queridos amigos, así como moráis en vuestra consciencia, en este momento, sois creadores del mundo que experimentáis. Y lo hacéis de muchas maneras al uso, con toda normalidad.

Cuando estás frente a alguien, y tan solo por una fracción de segundo alteras la posición del cuerpo a través del cual lo contemplas –tomas una nueva posición, una nueva perspectiva–, en esa misma fracción de segundo, has creado una nueva experiencia para ti mismo. Cuando contemplas a ese amigo y la mente se dirige desde la neutralidad (que es desde donde comienza toda experiencia) hacia este pensamiento,

Oh, he aquí mi amiga María. He aquí mi amigo Saint Germain. He aquí mi amigo Pedro.

33 “And Christ is the firstborn of the Father, that is, it is That which is begotten, and not made”.

He aquí mi amiga Joanna. He aquí mi amigo Natanael. Cualquiera que sea su nombre, al albergar ese pensamiento, ya comienzas de hecho a cambiar la experiencia.

En aquel momento, eres literalmente un creador. Pues cuando nombras cualquier cosa, la defines de acuerdo a los factores que hayas incorporado a ese nombre que empleas. Cuando contemplas un cierto campo de energía que surge del misterio de vuestro planeta Tierra, y dices la palabra “árbol” – (chasquido de dedos) así de rápido–, has atraído hacia tu experiencia manifiesta todo aquello que hayas decidido alguna vez sobre lo que irá asociado a ese campo de energía que habéis llamado “árbol”. Y de este modo, tu experiencia es completamente única. Nunca se ha dado así antes; nunca será así después. Nada puede repetirse. Y es por esto por lo que la Creación es continuamente nueva.

Sí, sí que puedes estar con tu amigo y mirar al árbol, asintiendo, para decir, Bien, sí, claro, eso es un árbol.

Sí, veo las ramas, las hojas.

Pero tan pronto como lo hayas nombrado, habrás atraído hacia ti mismo todas las asociaciones que hayas llevado hasta ti en tu experiencia de ese campo que habéis llamado “árbol”. Ten por seguro que aquellos que vuestro mundo llama “ecologistas” y aquellos otros llamados “leñadores”, tienen indudablemente una experiencia diferente aunque empleen la misma palabra, “árbol”.

¿Cuál es la correcta y cuál la equivocada? No, esto no funciona así. Y en esta hora queremos hablar de otra importante piedra que debes arrojar al claro y sereno estanque de tu discernimiento. Es simplemente esta: todas las redes de relación, todos los campos de energía, son absolutamente neutros. Lo que crea experiencia es cómo decides que vas a ver o a considerar esa red de relación, ese campo de energía. Y el efecto de esa decisión es también algo completamente neutro.

¿Y cómo puede ser esto así? Pues cuando un leñador ve un árbol y considera solamente el provecho que le rendirá, los bosques desaparecen. Y cuando un ecologista lo ve, el árbol permanece, y los vigorosos búhos y otras aves tendrán un lugar para hacer su hogar. Y ciertamente, ¿no estamos aquí para perpetuar la misma realidad, la misma experiencia que todos los humanos han tenido? ¿No se sufre una pérdida cuando el bosque desaparece? Escucha bien y cuidadosamente: todos los eventos son neutros. Tú eres quien les da su valor.

Ahora bien, ¿significa esto que uno debe convertirse en alguien de corazón frío, inconsciente, y ciego ante sus propias acciones? Desde luego que no, porque parte del despertar conlleva el poder constatar la interconexión de uno mismo con la red de todas las relaciones. Significa abrir los ojos para despertar en reverencia ante el misterio que la Vida es. Pero también significa soltar el juicio contra otra persona que pudiera considerar el árbol de una forma diferente a la tuya. Porque, ves, el cuerpo que has cristalizado a partir de un campo de energía infinita tiene un solo propósito. Es un instrumento de comunicación.

Por tanto, permite que tu percepción principal, que la luz prioritaria que te guíe en tu experiencia tridimensional, sea esta, ¿Qué elijo comunicarle al mundo con cada gesto, con cada respiración, cada palabra hablada, cada decisión tomada?

Pues incesantemente estás involucrado, mientras el cuerpo dure, en el proceso de comunicarle al mundo, de hacer manifiesto en el mundo, aquello que hayas elegido valorar, lo que hayas invocado a tu experiencia y hayas imbuido de valor. Esto significa que incesantemente estás comprometido a enseñarle al mundo lo que crees que alberga la mayor verdad, el mayor valor.

Y cuando un ecologista contempla a un leñador y se exaspera y lo juzga, o al revés, cuando este se exaspera y juzga a aquel, el cuerpo está siendo usado para comunicar el valor del juicio. Y eso crea miedo y contracción. Y el resultado que ves, en este mundo donde muchas muchas mentes eligen valorar el derecho a juzgar, es el efecto que llamas tu mundo, en el cual todo parece estar expresando conflicto, lucha, lo que llamas “encontronazos” –el conflicto, el armagedón de ideas opuestas yendo unas contra otras–. Y justo bajo todo ello en realidad todos los eventos siguen siendo completamente neutros.

E incluso si los bosques de vuestro planeta fueran completamente arrasados, este sería un evento neutro ¿Y por qué? Porque si todos los árboles se marcharan, si el mismo planeta físico que llamas Tierra muriera, se disipara de la vista, la Vida continuaría. La Vida simplemente crearía nuevos mundos. Lo hace todo el tiempo. Vosotros lo hacéis todo el tiempo.

Entonces, los eventos que experimentas son siempre neutros. Y lo que ves que ocurre en el mundo alrededor de ti sigue siendo neutro hasta que tú tomas la decisión de lo que va a significar para ti.

Lo nombrarás y, por tanto, lo definirás. Y cuando lo defines, invocas todas las asociaciones que conlleva aquello hacia tu ser. Por esto se me enseñó una vez que es muy sabio perdonar setenta veces siete –y por una razón muy egoísta–. Porque si alguien te hace mal y tú gastas tu energía convenciéndole de que lo ha hecho mal, y de que por tanto tú tienes derecho a estar airado, atacando del modo que sea, entonces, invocas hacia ti mismo, e incluso hacia las mismas células de tu cuerpo, la energía del conflicto, del juicio, de la guerra, la muerte, la enfermedad, la infelicidad y la separación –¡y muy rápidamente!–.

Pero si perdonas setenta veces siete, entonces, en cada uno de esos momentos de perdón, atraes hacia tu campo de energía aquello que te trae el recuerdo del Amor incondicional, de la perfecta paz, de un poder que trasciende todo lo que hay en el mundo. Invocas la realidad del Cristo. Y todo ello solo depende de las piedritas que arrojes en tu mente.

Entonces, ¿Dónde has dibujado la línea? Cuando has dicho, Bien, acepto la neutralidad de todos los eventos en este ámbito, pero no en ese otro. Si mis amigos se divorcian o se separan, vale, eso lo veré como algo neutro. Pero, si mi esposa me deja, esto ya no es neutro. Si el padre de mi amigo le deja en herencia tres millones de dólares a sus hijos, está bien, eso está genial. Es un evento neutro. Pero si mi padre destina sus tres millones a obras de caridad y me deja a mí fuera de juego, entonces ya no es algo neutro.

Si los ríos de un país al otro lado del mundo se ensucian porque la consciencia de una comunidad permite que se construya una fábrica sin la suficiente seguridad, Bien, eso está en la otra punta del mundo: evento neutro. Pero si lo hacen en mi patio trasero, ya no es neutro.

Siempre es sabio mirar amorosamente para ver dónde has dibujado la línea, para ver lo que vas a contemplar como neutro frente aquello a lo que te aferras como algo con mucho significado y de incuestionable valor. Porque es ahí donde encontrarás lo que se requiere perdonar dentro de ti. Te hemos contado que la maestría es un estado de falta de miedo. Cuando valoras algo, y entonces te pones cabezota e insistes en que ese valor existe en ese evento o en ese objeto que están fuera de ti, lo que has hecho es asegurarte tu puesto en el miedo. Y el estado sin-miedo estará tan lejos de ti como el este del oeste.

Mira bien entonces a ver dónde has colocado un cierto valor, e insistido en que es algo incuestionable. ¿Cuántas veces en cada uno de tus días dices, 

¡Oh, tío! Si mi perro muriera alguna vez, no podría soportarlo. Sería mi final, o, Si el banco colapsara… oh, ¡Dios! ¡No podría soportar eso!

Ten cuidado con lo que decretas. Mira a ver dónde estás implicado emocionalmente, viendo el valor que hayas colocado sobre algo o sobre alguien, en cualquier tipo de relación, ya sea con tu esposa o esposo, con tu gobierno, con tu cuerpo, con tu gato o con tu perro, con tu cuenta bancaria –en todas las relaciones–.

Porque tú has hecho de ellas lo que son. ¿Y dónde puede ser experimentada la libertad salvo dentro de una consciencia que haya aprendido a trascender la contracción del miedo? Y el miedo es el resultado causado por el apego que tengas a los valores que hayas otorgado a los eventos que experimentas, constituidos por cosas, personas, lugares –siendo todos ellos en realidad solo eventos–. Toda red de relación te llega como algo perfectamente neutro. Tú decretas cómo es al definirla y nombrarla. Cuando te llega alguien airado y reaccionas, reconoce primero que tú decidiste que está airado, y que con esto has atraído todas aquellas asociaciones que en algún momento hayas decidido valorar con respecto a lo que la ira significa.

Y, no obstante, en ese mismo momento, tienes el poder de presenciar este campo de energía que circula a través del cuerpo, de la mente y del habla de la otra persona, y de verlo como una danza de energía, como un misterio que surge de alguna fuente desconocida, de alguna red de relaciones invisible. Y podrías contemplarlo con curiosidad y asombro si lo definieras de forma diferente. Esto es cierto para todo lo que surja. Incluso las así llamadas grandes enfermedades del cuerpo, que parecen amenazar la vida del cuerpo en tu mundo, pueden ser contempladas con perfecta neutralidad. Pero, si las defines de una manera específica, atraerás hacia ti mismo el miedo a ese evento, que vendrá con todas las asociaciones que hayas aprendido del mundo, de tus propias experiencias.

El mensaje de esta hora es pues simple, pero muy importante. Y se incorpora a todo lo que hemos compartido contigo anteriormente. Eres un creador, y no puedes hacer otra cosa que crear. Y entonces la cuestión es esta: ¿qué crearás en cada momento? Mucho más allá de la excitación que conlleva la magia de poder crear eventos u objetos en la realidad tridimensional, están esas ciertas cualidades que creas, como la de la paz, la ilimitación, la compasión, el perdón, la sabiduría.

También estas son creaciones.

La compasión no está por ahí, flotando en el universo, si tú no la manifiestas y la cultivas en tu propia consciencia. La Consciencia Crística no se puede decir que exista realmente, no para ti, hasta que no la creas en ti mismo. Ni siquiera tu unión con Dios existe, para ti, hasta que te decides a abrirte a la experiencia viviente de la misma, al igual que un alimento que nunca probaste no puede existir para ti hasta que no viajas a un cierto país, lo compras y lo introduces en tu cuerpo. O, más bien, en los días actuales de vuestra era, debería decir: hasta que no vas a una tienda de alimentos y encuentras la sección gourmet internacional. ¡Mmm!

Nada puede decirse que exista –para ti– hasta que hayas probado una experiencia viva de ello. Entonces, cuando oigas hablar de iluminación, o de la unión con Dios, o del Amor incondicional, deja de asentir con la cabeza pensando que ya sabes lo que son esas cosas, y dirige tu atención hacia dentro. ¿Habitas en la viva experiencia de esas cosas? Así de rápido [¡chas!] sabrás cuál es la respuesta.

Si la respuesta es,

No. Oigo hablar de iluminación y tengo algunos atisbos, pero realmente no sé lo que es porque no estoy sintiéndola completamente en mi experiencia viva.

Inmediatamente reconocerás que hay algo que has valorado, que no es la iluminación, y que insistes en mantener alojado en tu consciencia.

¿Qué es? Búscalo, encuéntralo, y decide si aún lo quieres ahí. Percibimos que hay muchos en vuestro mundo que les gusta ir por ahí como si estuvieran en un estado de paz, con una sonrisa en la cara. Quizás lleven la Santa Biblia en su mano, o algún texto así. Llevan algún símbolo religioso sobre su cuerpo para crear la apariencia de alguien que está en paz. Pero, interiormente, cuando encienden la televisión y ven cómo un leñador ha cortado otro árbol más, responden llamándolo “ignorante”, “estúpido” o “cateto”. En ese momento le han expresado al universo la verdad que están eligiendo vivir,

No soy alguien que quiera saber lo que es la paz. No soy de los que están interesados en el perdón, ni tampoco en la sabiduría. Estoy interesado en el juicio y en la superioridad que siento en mi cuerpo mediante el acto de juzgar a otro como alguien inferior a mí mismo.

En pocas palabras, es el momento de abandonar el fingimiento. Es el momento de comenzar a verse a sí mismo desde la perspectiva de un creador absoluto, creando incesantemente; es el momento de contemplar lo que exactamente estés creando en cada momento de tu experiencia; de llevar la cualidad de la inocencia infantil a aquello que realmente experimentas, y no a lo que le dices al resto que estás experimentando. Es el momento de ser honesto con los efectos de las ondas producidas por las rocas o las piedritas que hayas tirado en el campo del discernimiento, como en una gran forma de juego.

Porque, como ves, un creador que entiende su infinito poder de crear, que entiende que está continuamente creando sin cesar, que se están generando efectos momento a momento, que ciertamente está fabricando sus mañanas... un creador así, abandona contento la energía de la negación y cambia de rumbo para contemplar cada momento de su experiencia, y poder así discernir qué elección habrá sido tomada como para que hayan sido atraídos esos efectos que actualmente son experimentados.  

Cuando llega una factura y tu cuerpo se agita, y te preocupas y contraes porque no hay suficientes monedas de oro en la cuenta para pagarla, el creador se detiene y contempla todo lo que está siendo experimentado en el campo corporal, en el cuerpo emocional, y los pensamientos que se alojan en la mente. Comienza a darse cuenta de cómo está viendo los objetos alrededor, el mundo alrededor, para así poder comenzar a preguntarse asombrado, ¿Qué pensamiento debo haber arrojado en el estanque de mi mente para poder crear el efecto de una falta de monedas de oro? ¿Y sería este un pensamiento que yo querría seguir arrojando en mi mente de tal forma que consiga crear unos efectos similares en mis días venideros?

He aquí pues el portal a la sabiduría: no hagas tu creación inconscientemente, no crees inconscientemente y luego simplemente te des la vuelta y te vayas, sino que aprende sin cesar de tu creación. Porque así comienzas con el proceso de disolver la creación de un ser no-iluminado, y comienzas a concebir la creación de un Cristo aquí y ahora, en este momento. Nunca, nunca creas que tus pensamientos son neutros. Dije antes que los eventos lo son, pero no los pensamientos.

Porque tus pensamientos están literalmente imbuidos del poder de la creación. No crean de forma neutral. Es decir, cada pensamiento hace que reverbere una cualidad de vibración que se esparce a partir de ti, que toca los confines de la realidad manifestada, y que regresa hasta ti. Y eso será lo que tú experimentes en tu vida como eventos positivos o negativos.

Ahora bien, es muy cierto –por favor escucha cuidadosamente esto–, es muy cierto que en cualquier momento, mientras transcurre tu experiencia, mientras experimentas la reverberación, el regreso de las ondas que has enviado, en ese mismo momento, no estás siendo una víctima de lo que tú has creado. Porque en cada uno de tales momentos sigues siendo tan perfectamente libre como lo eras cuando primero arrojaste la piedra en el estanque, esa piedra que en un primer momento creó la onda. Eres libre de elegir cómo vas a experimentar el efecto de esa onda. Y si lo experimentas con libertad incondicional, con aceptación y Amor incondicionales, con perdón, neutralidad, inocencia, entonces, literalmente, desactivas los efectos de esa onda en el estanque de tu consciencia. Y entonces, en ese momento, te vuelves instantáneamente libre para poder comenzar a crear de una nueva manera las ondas que experimentarás en el futuro. Y es por esto por lo que nunca eres la víctima de la creación de nadie, y especialmente nunca lo eres de la tuya propia.

No es que la vida sea tan compleja que tú habrías creado todos esos impulsos y ahora te habrías quedado trabado en ellos. En el momento en que captas esto, dejas de reaccionar como si fueras una víctima y meramente contemplas esas ondas que regresan hacia ti, y que has enviado desde ti mismo, y dices,  esto ha llegado a mi campo de experiencia como un misterio deslumbrante. ¡Lo cual significa que yo soy un ser deslumbrantemente poderoso! Por tanto, contemplaré amorosamente esta onda. Sí, sé que necesita desarrollarse, pero, según lo hace, voy a ser lo suficientemente sabio como para ver su transparencia, la falta de efecto alguno. No cambia quien yo soy. No añade nada a mi vida. No le quita nada. Solamente es una experiencia, llamada Vida, pasando a través del campo de mi discernimiento. Si la contemplo amorosamente, si la abrazo, puedo transmutarla y por tanto me veré involucrado en el proceso de crear un tipo completamente diferente de onda vibratoria para crear mis mañanas.

Eso significa que, aunque el poder de tus pensamientos no sea neutro, los eventos que llamamos efectos, los efectos de esos pensamientos, sí pueden ser neutros o no serlo, dependiendo de cómo utilices el muy primordial poder del discernimiento. Estamos intentando, pues, comentar contigo lo infinitamente libre que eres.

Hay muchos que en tu mundo enseñan esa ilusoria doctrina de lo que se viene llamando karma, que dice que lo que envías ahora deberás experimentarlo tarde o temprano, y que la manera en que lo experimentarás estará directamente relacionada con la cualidad de la onda que envíes. Esto no es cierto. Eso te convertiría en una víctima. Y si estás hecho a imagen de Dios, y te aseguro que lo estás, no eres víctima del mundo que ves. No puedes, en verdad, ser víctima de nada ni de nadie en ningún momento, porque tu realidad es que estás hecho a imagen de Dios. Y si pudieras realmente ser una víctima, eso significaría que Dios no crea a semejanza de Sí Mismo. ¿Acaso un salmón procede de un roble? ¿Una nebulosa sale del vientre de una mujer? ¿Una frambuesa crece en la estantería de una tienda? No. Lo semejante engendra lo semejante.

Por tanto, ¿por qué creer que Dios, que no es sino Amor, Poder y Creatividad Ilimitados, podría alguna vez engendrar algo que fuera pequeño, inferior e impotente? No sucede así. Dios no puede ser víctima. Por tanto, la creación de Dios sigue sin haberlo sido. Todos los eventos siguen siendo neutros, y todo lo que los ecologistas y el leñador están haciendo es usar el poder de la consciencia para crear momentáneamente la creencia de que son una cosa y no la otra. Ellos valoran, desde su propia elección, un evento energético que llaman “árbol”. Y según el valor que le den, invocarán la cualidad de experiencia que vayan a tener en su campo de consciencia. Eso es todo lo que está sucediendo.

La energía que fabrica el árbol es para siempre eterna. Puede cambiar de forma, pero la Vida permanece. Por tanto, no lamentes que desaparezca una especie, sino que confía en la Gran Inteligencia que la hizo surgir en un primer momento, ya que aún está ocupada creando incluso unos universos mayores. Por eso la pérdida no existe.

¿Cómo se relaciona todo esto con tu experiencia cotidiana? Queremos sugerirte, y esto va a ser muy crucial (muy importante a medida que nos dirigimos hacia el siguiente año), que construyas unos cimientos sobre los cuales poder construir, si es que estás preparado para asumir completamente la responsabilidad de haber sido creado a imagen de Dios, y de ser por tanto un eterno creador.

Comienza ahora a utilizar algo de tiempo cada día, sin dejar pasar un día, en el que te sientas contigo mismo –y no con tu compañero, no con tus padres, no con la televisión, no con tu equipo deportivo favorito, no con tu actor o actriz favorita, no con tu religión favorita, no con tu dios o maestro o salvador favorito (ni siquiera yo)– te sientas contigo mismo, y comienzas reconociendo que tú eres Uno con Dios.

Entiende que el mismo cuerpo que parece tener un corazón ahí dentro y que está bombeando la vida para ti –y esto ya es en sí el efecto de decisiones y elecciones que has realizado–, o que la misma silla en que estás sentado, son el resultado de atraer, hacia el campo de tu discernimiento, una red de relaciones que es muy extraordinaria –una red llamada “universo físico”–. Y en ese momento, estás teniendo una experiencia que nunca has tenido antes: ¡estás sentado en la silla, ahora! Y tal evento es completamente neutro. Y nada que estés experimentando en tu consciencia existe o es originado por algo que se encuentre fuera de ti mismo.

Date a ti mismo cinco minutos para elegir, para practicar la elección, ¿Cómo es la experiencia de sentarse en una silla con una mente llena de preocupaciones, o bien con una llena de paz? ¿Y qué pasaría con una mente que piensa en todas las demás cosas que podría estar haciendo, o bien con una mente maravillándose ante el peso de un cuerpo, que siente la presión contra el asiento de una silla? ¿Y cómo sería con una mente que crea tensión en el modo en que el aire fluye a través del cuerpo, o bien con una mente que crea alivio y confort?

Cinco minutos de práctica sentándote en una silla como un creador infinito que crea exactamente lo que estás experimentando en tu campo emocional. Solo eso. Podrías incluso querer jugar con lo que podría ser la sensación de sentarse en una silla como un Cristo. ¿A qué se le parecería eso? Te dejo elegir si quieres o no experimentarlo. Cinco minutos cada día. ¡Hazlo sin falta! Permanece contigo mismo ¡y decide cómo te vas a experimentar a ti mismo ahora!

Porque ves, el “tú” que se sienta en la silla, con lo que sea que esté ocurriendo en tu consciencia, con cualquier sentimiento que estés teniendo en todo el cuerpo, con lo que sea que suceda en tus relaciones más importantes en ese momento, o con cómo el alimento es digerido por el cuerpo… todo ello, en el ámbito más completo de tu experiencia, es el efecto de cómo has estado ya un millón de veces sentado contigo mismo para sentirte a ti mismo en un millar de sillas diferentes.

Utiliza este mismo proceso de sentarte en una silla como un símbolo de preparar la mente para arrojar piedritas en ella, unas piedritas a partir de las cuales reverberarán las vibraciones, u ondas, que regresarán a ti.

Ves, es mucho más fácil enviar ondas –lo cual estarás haciendo de igual modo– y experimentarlas cuando vuelven de una manera dichosa, de una manera que te brinde paz y alegría y diversión y risa y juego e ilimitación… es mucho más fácil eso... que tener que embestir con tu cabeza contra algo que más bien querrías poder transmutar, o bien que querrías poder alejar de ti. Así que comienza con cinco minutos en los que reconoces que puedes crear la experiencia que quieras, como un sentimiento que te inunda a través de tu discernimiento, como una cualidad de pensamiento que permites que siga repitiéndose en la mente.

Puedes sentarte en una silla como un Cristo Despierto, ¡ahora!

¡Yo y mi Padre somos Uno! ¡Es un día maravilloso! He manifestado una forma física sentada en una silla en una esquina de una diminuta dimensión de la Creación. ¡Qué asombroso es este momento! Creo que simplemente me sentaré aquí y sentiré el corazón latiendo en el cuerpo y la respiración fluyendo a través de él. Ah, y se oye cantar un pájaro.

Estoy contento de haberlo atraído hacia mí mismo. Me gusta la manera en que el bocadillo está siendo digerido en este cuerpo. ¿Qué hermosos pensamientos puedo tener justo ahora? ¿A quién le puedo enviar Amor sin levantar un dedo? ¡Soy ilimitado para siempre! ¡Soy libre! ¡Soy libre! ¡Soy libre!

¿Crees que te gustaría tener esa experiencia durante cinco minutos? ¿Por qué no comenzar hoy? Porque muchos de vosotros en este plano físico seguís buscando cierta forma de magia que os brinde el Reino del Cielo. Esto no te lo puedes brindar a ti mismo. Solo puedes hacerte consciente de cómo estás usándolo para crear las ondas que envías a partir de ti mismo. ¿Conoces ese dicho de tu mundo, que dice que “vayas donde vayas, siempre estás contigo mismo”? Tú eres creación de Dios. Estás en el Cielo ahora. El Cielo no es un lugar. Es un estado de ilimitado e infinito poder creativo, pues es el reflejo de la Santa Mente de Dios.

¿Por qué no ser entonces alguien que practique ser la presencia del Cielo? Y si esto te parece demasiado abrumador, o algo demasiado fuera de tu alcance, entonces, juega con ello cada día solo durante cinco minutos. Y, créeme, no te amaré menos si, durante otras veintitrés horas y cincuenta y cinco minutos decides no jugar a esto y, en cambio, sí te decides a fingir y a sentir que eres inferior, indigno, no amado, no amoroso, no amable… que eres una plaga en la Tierra y que la vida te convierte todo el rato en una víctima –sigue adelante, de acuerdo–. Yo nunca interferiría en tu libre elección. No puedo llegar y llamar a tu puerta excepto durante esos cinco minutos. Y sigues siendo libre de utilizar el tiempo de la manera en que lo desees utilizar.

Pero, experiméntate como Cristo solo durante cinco minutos, cristalizando un cuerpo como un instrumento de comunicación transitorio, como un instrumento de enseñanza y aprendizaje que se deja caer sobre una silla en una esquina totalmente neutra de la Creación, puesto que tú quieres tener la experiencia de sentarte de forma dichosa, en paz, en tu perfecto reconocimiento de tu unión con Dios en este momento. Puede que incluso te veas a ti mismo atreviéndote a pensar cosas así, Bien, como soy un creador infinito, ¿Qué me gustaría crear para mis mañanas? Y si, durante esos cinco minutos, alguien toca la puerta y se trata del recaudador al que tienes que pagar una factura, ¿Qué importa? Esa es la experiencia de esa alma, la de creerse siendo el recaudador y viéndote a ti como esa persona mala que deberá acorralar. Déjales tener su experiencia. Siéntate con calma, escucha el golpeteo en la puerta, y permítete a ti mismo entretenerte con los bellos mundos que estás creando para tus mañanas. Aquí está la vía directa y estrecha que te lleva a la Vida; he aquí el ojo de la aguja a través del cual necesariamente vas a pasar.

Porque no basta con solo abrazar la idea de que, Soy el creador de todo lo que experimento.

Debes entonces elegir ponerlo activamente en práctica. Y eso comienza con la práctica de cinco minutos al día –eso es todo–. Y cuando sientas que puedes cumplirlo satisfactoriamente en esos cinco minutos, entonces puedes hacerlo con diez, y doce, y luego quince, y veinte… y suena tan poquita cosa…

Entonces, ¿quieres decir que me esté ahí pasando el rato como si fuera el Cristo Encarnado durante veinte minutos, totalmente unido a Dios, totalmente libre de comenzar a crear diferentes  ondas que yo nunca haya experimentado antes, sabiendo que regresarán y se convertirán en mi experiencia manifestada? ¡Sin duda! Pero ¿veinte minutos? Incluso si pudiera llegar a eso, sería una fracción muy breve del tiempo de todo un día.

Queridos amigos, si tuvierais la fe de una diminuta, diminuta semilla, sabríais que a partir de esa poca fe, crearíais el majestuoso roble cuyas ramas os protegerán del sol abrasador y confortarán a muchos. ¡Veinte minutos es una eternidad cuando se trata de crear tus mañanas!

Y si crees que las otras veintitrés horas deben ser ocupadas experimentando los efectos de lo que has creado hace mucho tiempo, de esas ondas que están regresando, que así sea. Juega con ello.

Permítete transmutar esos momentos.

Oh, mira, aquí estoy respondiendo la llamada de la puerta. Sí, el recaudador. Hola, entra.

Toma un vaso de agua. Sabes, tienes toda la razón, no pagué eso. ¿Y quieres saber por qué?

Pues, tonto de mí… realmente decidí crear la experiencia de ser alguien que solo puede crear carencia. Es por eso por lo que no tengo monedas de oro en mi cuenta. ¿Acaso esta no es simplemente la más jorobada de entre todas las historias? Oh, muy bien, así que vas a darle mi nombre a las autoridades y ahora no tendré crédito con nadie en el planeta. Bien, adelante si eso te alegra el día. Tengo otras cosas que hacer. Estoy ocupado creando un nuevo mañana. Y sé que todo a mi alrededor va a ser apartado de mí de todas maneras, porque todo lo concebido en el tiempo acaba con el tiempo. Mi casa desaparecerá, mi automóvil también, y mis ropas, y mis amigos... desaparecerán. Todo lo que he experimentado en el tiempo está cambiando de todos modos, así que tú sigue, hazme caso.

Eso solo acelerará el proceso.

No hablo así en broma. Lo digo desde la perspectiva de quien ya es un Cristo Despierto, alguien que ya sabe cómo concebir universos para crear aquello que es santo, bueno y bello. Sé que esta es la manera. Es la única manera. Suelta el valor que le hayas dado a tus experiencias, incluso al recaudador, y pasa tu tiempo no ahí, sino decidiendo qué piedras vas a arrojar en tu campo mental.

Pues vas a crear a resultas de lo que elijas pensar hoy. Y lo que valores hoy se te mostrará mañana.

Aprendí a valorar lo ilimitado. Aprendí a valorar el Amor. Aprendí a valorar la valentía. Sí, mi método para hacer eso fue realmente extraordinario, y no te recomendaría que siguieras mis pasos.

¡A menos, por supuesto, que te gustara el drama de ser clavado a una cruz y luego ser elevado en ella frente a todos tus amigos para poder aprender a trascender el miedo en tu mente! Aprendí a valorar la comunicación ininterrumpida con cada alma en cada dimensión de la Creación. Aprendí a valorar solo mis pensamientos amorosos. Y concebí o hice nacer y crecer un Cristo a partir de la misma semilla de discernimiento que existe por igual en cada uno de vosotros.

Por tanto, allá donde estés en este mundo, mira a tu alrededor. Mira los objetos que ves. Mira la gente que veas alrededor de ti, si hay alguien. Cualquier sonido que esté llegando a tu campo de consciencia, cualquier imagen o idea que puedas albergar de lo que tú eres o de lo que el mundo es, todas esas cosas son solamente ilusiones temporales y fugaces. Pasarán, y comenzaron ya a irse en el momento mismo en que fueron creadas.

Por tanto, ciertamente, queridos amigos, contemplad todo lo que esté a vuestro alrededor, y decidid qué valor tiene para vosotros. ¿Lo consideráis como algo que deberíais tener en vuestra existencia?

¿O elegiríais contemplarlo como algo que habéis atraído juguetonamente hacia vosotros, apreciándolo, y que bien puede irse mañana sin que vuestra paz se vea perturbada? ¿De qué manera percibiréis el mundo?

Cinco minutos, uno por cada dedo de la mano; un minuto para elegir sentarte como Cristo en medio de tu reino, tu creación, y en el que tú decides qué pensamientos albergar y, por tanto, determinas cómo ver todo lo que esté en el campo de tu discernimiento, y qué pensamientos tú permitirás que comiencen a generar las ondas que enviarás y que regresarán –no hay modo de escapar de ello–, que regresarán hasta ti.

Porque hubo una vez, ciertamente, un hortelano que iba a plantar semillas en su tierra. Pero antes de hacerlo las seleccionó de forma muy cuidadosa. Y aunque otros hortelanos se daban mucha prisa, porque pensaban,

Oh, mira, es el momento de plantar. Todo es perfecto. Las condiciones son justo las apropiadas. Debemos darnos prisa y plantar.

Y compraron las primeras semillas que pudieron encontrar, y marcharon para esparcirlas por el suelo, comenzando con su atareado trabajo, haciendo lo que tenían que hacer. Y ten por seguro que obtendrán su cosecha.

Pero el hortelano sabio esperó, y aunque sus colegas se reían de él, seleccionó cuidadosamente cada semilla. Esperó a poder acogerlas en sus manos, y dijo, Oh, me gusta la vibración de esta semilla. Se siente muy bien. ¡Oh sí! Puedo simplemente ver la hermosa planta que saldrá de aquí. Su fruto será el más dulce del valle.

Y reunió sus semillas. No prestó atención al paso de los días en el calendario. No prestó atención a las cambiantes condiciones climáticas.

Sabía que, en cuanto llegara el momento correcto, la semilla sería plantada, y que a partir de ella emergería la flor de esas semillas. ¡Lo sabía! No dio crédito a las opiniones de sus colegas. Disfrutó del proceso de amar las semillas que estaba acogiendo como propias. Y entonces, el granjero dejó en remojo la semilla en el barro de su tierra, que es como una imagen del suelo de tu propio discernimiento. Y plantó las semillas, apisonó la tierra, las nutrió, las regó, y las cultivó con una sonrisa en su cara.

Y sí, las semillas de los vecinos parecían estar ya brotando del suelo. Mas las suyas no podía haberlas dejado de cuidar como lo hizo, porque sabía que esas semillas le brindarían una cosecha eterna, para que pudieran hacer algo más que meramente brotar algún día del suelo para con ello poder arrojar algún fruto mediocre y morir. No, no solo eso, pues él había seleccionado las semillas que le iban a brindar, constantemente, en cada estación, el mejor de los frutos. Y las amaba, las nutría y las cuidaba. Y mucho después de que los demás granjeros se hubieran aburrido y agotado, y tras haber experimentado la sequía, sucediendo que sus semillas daban frutos y venían insectos a destrozarlos de modo que no eran los elegidos y comprados por la gente en el mercado, este solo granjero se hizo el más grande de todo el valle.

Y la gente quería venir de todo el mundo para poder morder, para probar siquiera un pedacito del fruto de su huerto. Y, no obstante, el hortelano se deleitaba meramente amando y nutriendo continuamente esas semillas, y cultivando día a día el suelo en el cual eran plantadas. Nunca retiró su consciencia de su perfecta unión con esas semillas. Nunca, ni una sola vez, se olvidó de que él fue quien creó su huerto como resultado directo de la cuidadosa selección de las semillas que plantaría en su suelo. Y aunque algunos se maravillaban por su gran fortuna y otros le envidiaban su suerte, el hortelano siempre supo que no había nada de mágico.

Él meramente seguía los pasos de la sabiduría que le fue otorgada por Dios, Toma Mi Fruto y plántalo en tu consciencia. Reconoce que tú eres Uno conmigo, y que el Fruto que experimentas es el resultado de las semillas que plantas en tu propia consciencia, de tal modo que no puedes experimentar otra cosa que el resultado, el fruto, de las semillas que plantes. Nada brota en la viña de tu experiencia por accidente. Por tanto, crea conmigo, Hijo Mío. Crea a semejanza de Mí Mismo, al reconocer, RECONOCER, que eres un creador, un hortelano, un sembrador. Y cosecharás, ciertamente, la cualidad de las semillas que plantes, igual que tú, Querido Hijo, eres la cosecha de la semilla que una vez planté,

cuando por vez primera albergué el pensamiento de ti en Mi Santa Mente. Y en ese momento, surgiste como un rayo de luz solar, hecho a Mi imagen. Te albergo como el pensamiento de Amor en la forma. Y te otorgo todas las cosas buenas.

Por tanto, contémplate a ti mismo tal y como yo te veo. Acógete a ti mismo tal y como yo te abrazo. Acéptate a ti mismo tal y como eres –un creador, creando sin cesar–. Y al igual que me senté en Mi trono (el del así llamado Dios de toda la Creación, lo que significa en realidad sentarse en el centro de Todo Lo Que Es), y te contemplé como un pensamiento amoroso, así, elige tú también permitir que solo los pensamientos amorosos entren en tu consciencia. Elige permitir que sean solo pensamientos amorosos los expresados con tus palabras. Elige permitir que sean solo pensamientos amorosos los traducidos por tus gestos, tus elecciones, tus acciones… y así, crea tal y como yo te creé: como aquello que extiende gozo para siempre; como aquello que extiende lo santo, lo bello, y lo bueno, para siempre. Porque eso es lo que tú eres. Y así es como te pensé cuando te creé. Y así es como tú sigues siendo eternamente.

Por tanto, únete a Mí, extendiendo tu creación, tal y como yo te extendí a ti. Y, como has manifestado un cuerpo físico, acepta la enseñanza de Mi Hijo, y permite que ese cuerpo sea colocado en una silla para que puedas pensar como la Mente de Cristo durante cinco minutos. Y comenzarás a engendrar una eternidad que refleja el Esplendor del Cielo, igual que tú reflejas Mi Esplendor cuando contemplo la Ilimitada Alma que tú eres.

Ciertamente, en todo el valle solo había un granjero que fuera sabio. ¿Elegirás tú unirte a la multitud de granjeros apresurados? ¿O bien elegirás instalarte como aquel que sabe cómo crear sabiamente y que, con fe, permanece en perfecta certeza y se sienta meramente a esperar a que lleguen las ondas del Cielo para que reemplacen las ondas del infierno, esas que una vez tú creaste sin darte cuenta?

Todo el mundo, como ves, es un ministro, un pastor. No puedes sino serlo para todo el mundo y en cada momento. ¡Por tanto, comienza tu ministerio de la Consciencia Iluminada ahora! Y te prometo esto, absolutamente, irrevocablemente: ¡experimentarás todo lo que yo he conocido y más!

Experimentarás una victoria completa sobre la muerte. Experimentarás completa ilimitación y abundancia. ¡Experimentarás perfecta paz, perfecta mentalidad milagrosa, perfecta comunión ininterrumpida en éxtasis con toda la Creación!

Una vez, cuando era un hombre, se me enseñó a sentarme apoyado en el tronco de un árbol cinco minutos cada día, y a imaginarme allí a mí mismo como el creador de todo lo que pudiera pensar, de todo lo que pudiera ver, y de todo lo que pudiera sentir. Cinco minutos extraídos de las horas de juego de un niño. Tú eres un niño jugando en tu propio reino. ¿Darás cinco minutos para aprender a ser un Cristo que crea en perfección ilimitada en alineamiento con la Mente de Dios, y cuya experiencia es siempre esplendorosamente dichosa y libre de limitación y de miedo? Siempre vas a experimentar tu creación. Lo que la creación sea, y cómo la experimentes, dependerá enteramente de ti.

Esto, entonces, completa el mensaje de esta hora. Y como puedes ver, el mensaje ya estaba en gran medida en la anterior. Pero aquí se comienza a traducir la Verdad en acción, una muy simple y muy práctica, tan simple y tan práctica que te verás muy presionado a encontrar una razón contra ella, una excusa. Pero aquellos de entre vosotros que estáis muy ocupados intentando atender a las cosas que la vida os arroja, incluso vosotros, sabéis que podéis sacar cinco minutos. Y esos cinco minutos pueden ser el comienzo del nacimiento de todo un nuevo universo para ti mismo.

Mmm… ¡feliz sentada! Y con esto, ciertamente, queridos amigos, la paz sea siempre con vosotros, al tomar la decisión de elegir recibir paz, como un Cristo. Aquí reside el secreto de mucho de lo que vendrá en lo que llamas tus futuros meses. Porque lo que aquí busco llevar a cabo, concretamente en este trabajo, en esto que llamas y conoces como Shanti Christo, es el nacimiento de una multitud de Cristos que moren en tu planeta Tierra al mismo tiempo. ¡Cosa nunca antes realizada!

Imagina un mundo con diez millones de Criaturas de Dios despiertas, plenamente despiertas, y no solo como una creencia o una idea, sino habiendo dominado el miedo, y sin vivir ya nunca más en la duda, del tipo que sea, y que estén ocupadas creando universos que reflejen perfectamente el Reino del Cielo. Imagínalo –¡si te atreves!–.

Eso comienza ahora. La paz sea entonces con vosotros siempre. Practica bien en tus próximos 30 días, o periodo mensual, antes de que nos encontremos de nuevo. Si no, te encontrarás teniendo que volver atrás y volviendo a comenzar, de todas maneras, antes de que puedas recibir la siguiente fase o etapa de lo que va a ser compartido. La elección es tuya.

La paz sea entonces con vosotros, siempre.

Amén.

Este nombre se trata de la Fundación que ya ha salido a relucir anteriormente. Ver la página 12 de este libro y el apéndice 1 al final.


Lección 9. Preguntas y respuestas

Pregunta: ¿es necesario, Jeshua, volverse para mirar los demás aspectos de nosotros mismos y pedir perdón por los errores que sentimos que hemos cometido?

Respuesta: esta es una buena pregunta, muy buena. Me alegra que la hayas hecho. Quiero sugerirte que transcribas esta cuestión y la respuesta que te voy a dar, y se la envíes a este mi querido amigo, y a su pareja, y les digas que he sugerido que sería del todo apropiado incluir la pregunta y la respuesta en su próxima comunicación con todos sus amigos.

Ahora bien, ¿es necesario volverse para mirar aquellos aspectos de nosotros mismos, y pedir perdón, volviéndose hacia aquellas voces en la mente? ¿Es necesario volverse hacia ellas para poder provocar cierto tipo de sanación? Escucha muy cuidadosamente: no hay, en Verdad, nada que sea necesario en sí. No hay nada grabado en piedra que deba alcanzarse para poder hacer que se dé la sanación, excepto una completa e incondicional autoaceptación. La manera en que cada mente llega a esa meta será única y algo diferente. ¿Y por qué es esto así? Porque cada mente emplea la libertad de su poder, su libertad de consciencia, para crear una espiral que aparentemente la aleja de su profundo sentido de unión perfecta con Dios.

Si pudieras imaginar muchas hebras de hilo repentinamente desplegándose a partir de una bola central, y todas yendo aparentemente hacia fuera, cada una a su manera y con una dirección propia, eso vendría a representar las muchas mentes que se han separado, apartándose de la Única Mente del Hijo de Dios. Y, por tanto, se encuentran a sí mismas aparentemente al final de ese hilo, en algún lado ahí fuera, en el vasto espacio de la Mente, y queriendo regresar a casa. Y entonces, comienzan a crear su camino de regreso a Dios.

Y la mente, al hacer eso, está en realidad empleando eso mismo que es en realidad el Reino del Cielo, que es tu unión con Dios. Así que estás usando el poder de la consciencia para crear percepciones de ti mismo, y de todo aquello que ves a tu alrededor, para realizar el viaje de vuelta a casa. Una idea te viene a la mente, y te mueves en esa dirección. Y parece que funciona por un rato. Y entonces, tienes que moverte hacia una idea diferente, hacia una más profunda. Todo el mundo está haciendo eso. Y así, todos están literalmente creando su camino de vuelta a casa, y casi sin reconocer que lo que están buscando es el propio poder de crear, con el cual están creando el camino a casa.

Así, en cualquier momento, puede darse el milagro de los milagros, el salto cuántico que trasciende el tiempo, porque la mente puede entender repentinamente que todo lo que necesita hacer y comprender es la aceptación de sí misma, y que con eso, ya está en casa. Generalmente hay atisbos de ello. Y así, se dan pequeños saltos cuánticos, pequeñas aceleraciones en las que se ven descartadas viejas ideas y percepciones a medida que la autoaceptación se hace más profunda.

De nuevo, ocurre para ti, así como para muchos otros, que parecería que hay fases en las que el acceso a las diferentes voces que has fabricado en tu intento de fragmentarte a ti mismo, al separarte de Dios, bien podría ser algo perfectamente apropiado, perfectamente dador de poder –e incluso va a parecer que es algo necesario a partir del punto en el que estáis, al ir volviendo por esa hebra de hilo, por vuestro propio camino de regreso a la unión perfecta–.

Así, para cada mente es entonces necesario mirar adentro, y ser realmente honesta. 

¿Qué estoy sintiendo?

Sigo sintiendo que no me he perdonado a mí misma, o sigo sintiendo esta cosa, o esa otra.

Siento que esta voz sigue hablándome, y dice, “no eres lo suficientemente bueno; no eres lo suficientemente lo bueno”.

Si esas voces te siguen llamando, algo está reclamando tu atención. Entonces, puede que lo mejor sea aceptarlas como tu camino a casa. Puede que sean diferentes para los demás, pero eso es irrelevante, ya que la comparación y el contraste son impulsos de la mente egoica y no de la Mente de Cristo.

Meramente observa lo que esté ocurriendo en ti. Y entonces permítete llevar a cabo la acción que sea necesaria para poder provocar esa sanación que sigue llamándote. Finalmente, toda sanación es la sanación de la percepción de ilusiones. Así que sí, la voz que te está llamando es una ilusión, una quimera. Es un eco de algo muy viejo que nunca sucedió realmente. Pero en el gran sueño de separación en sí, es muy insensato rechazarla.

Por tanto, querido amigo, a ti te responderíamos que sí. Como esas voces te llaman, y como has tenido un sentimiento, incluso en tu cuerpo, de que no has alcanzado totalmente el autoperdón, entonces, dirigiendo tu atención hacia ellas –de forma inocente y juguetona– y escuchando esas voces que se te están repitiendo (haciendo eco en ti justo en esos lugares a los cuales no has extendido perdón), conseguirás llevarlas a la superficie. Y entonces, mantén un diálogo con ellas como si fuesen una entidad separada.

Y entonces aprende a rodear esas partes con tus brazos de perdón. Este es un aspecto importante en tu camino único de vuelta a casa, hacia esa bola central de hilo que hay en medio del Corazón de Dios. Y esto es cierto para todos. No puede rechazarse, no puede ser negado, no puede ser comparado, analizado, juzgado. Solo puede haber aceptación, permiso, abrazo, confianza, sentimiento –hasta que esa Única Mente encuentre su manera de llevar el barco a puerto–. Nadie lo puede hacer por ti. Sin embargo, puedes tener muchos amigos, como yo, que te asistirán de la manera que hayas elegido.

¿Tiene todo esto sentido para ti?

Respuesta: se lo enviaré a Jon Marc35 y a Anastasia.

Jeshua: ciertamente eso me gustaría, pues sirve al encaje más amplio de ese hilo que está siendo entretejido ahora entre los muchos que han sido llamados y los muchos que serán llamados a unirse a esta aventura que es denominada: la energía de Shanti Christo. Piensa sobre ello así: cuando la Única Mente se fragmentó en muchos puntos de Luz, en una esquina del Universo había unos pocos cientos de miles de puntos de Luz que dijeron, al ver la espiral,

Bien, ¡vemos que rotando nos alargamos juntos hacia fuera de la bola central, e igualmente podríamos regresar ya, rotando juntos hacia dentro!

Respuesta: eso es precioso. Te había querido preguntar esto durante mucho tiempo.

Jeshua: sí, lo sé. ¿Sabías que aquella pregunta ante la cual parezca haber resistencia en la mente, es justo el portal de entrada que está siendo presentado por el alma a la mente consciente, y a través del cual se da el siguiente paso de vuelta en el hilo o espiral de regreso al Corazón de Dios? Es por eso por lo que las preguntas que vienen de las profundidades de la Mente son de la mayor importancia. Y puedes entrenar a la Mente para observar la pregunta misma, y decir, ¡Ah! Esto es un portal que surge para mí. Me pregunto qué habrá dentro de esta pregunta.

¿Qué viene a revelarme esta pregunta que está surgiendo desde lo más profundo de mi ser? ¿Qué me oculta? ¿Qué energía está empezando a cambiar en mí ahora? 

No es un error, se escribe sin hache, Jon (se trata del canalizador-autor, y él escribe su nombre así: Jon). Es Jon Marc Hammer.

La pregunta siempre refleja lo que está viniendo de la profundidad de la Mente misma para ser aprendido, integrado, trascendido.

¡Ahí lo tienes! Ahora ya tienes algo a tener en cuenta, de vez en cuando.

miércoles, 1 de septiembre de 2021

Cualquier enfermedad se desarrolla primero que nada a nivel de información, Grigori Grabovoi

Cualquier enfermedad en realidad siempre se desarrolla primero que nada a nivel de información.

Y sólo cuando se haya desarrollado y formado en suficiente grado, se mostrará a nivel físico, eso significa que será descubierto en el cuerpo físico.

Basado en esto es evidente que el tratamiento justo del cuerpo físico es el tratamiento de los efectos.

Una vez que se inicia el tratamiento, las causas siempre deben tenerse en cuenta.

Las causas tienen sus raíces en los niveles etéreos de la existencia.

Por lo tanto, la curación efectiva puede estar bastante fácilmente asegurada debido al uso activo de la consciencia de uno mismo.

Fuente: Grigori Grabovoi, "La resurrección de la gente y la vida eterna de ahora en adelante es nuestra realidad!"

martes, 10 de agosto de 2021

La Vía del Corazón, lección 8

 Ahora, comenzamos.

Y como siempre, una vez más, os saludo a vosotros, queridos y santos amigos. Como siempre, vengo a ti como un igual, para permanecer contigo, para caminar contigo, para comunicar contigo desde esa Mente y ese Corazón que eternamente compartimos como Uno Solo, esa Mente que es la única realidad de nuestra Filiación compartida, de nuestra existencia compartida. Como siempre, vengo en adelante con alegría y también con humildad. Pues no puedo unirme con nadie a menos que me brinde un espacio en su consciencia y me invite a entrar ahí.

Entonces, entiende bien que cuando vengo a morar contigo, vengo con una humildad nacida del reconocimiento del Gran Misterio que te ha dado tu existencia. Y ese Misterio es el que he llamado Abba, Padre. ¿Y por qué? No has surgido a partir de ninguna fuerza mecánica, irreflexiva. Procedes de la Pura Inteligencia. Procedes del Puro Amor. Procedes de una Fuente que está más allá de toda comprensión. Procedes del Esplendor de una Luz tan brillante que el mundo no puede verla ni contenerla. Procedes de Aquello que es lo único eternamente real. Y como procedes de Ello, eres Uno con Ello, siempre.

Esto significa que permaneces en una relación –entre creado y Creador, entre la descendencia, o hijo, y el padre– que es tan íntima, que es un enlace tan profundo, que no puede ser quebrado en ningún momento. Igual que una ola surgida de un océano no puede ser separada de dicho océano, así también, en todos y cada uno de los momentos de tu experiencia, permaneces en una unión tan poderosa, tan misteriosa, tan íntima e inmediata, que la mente no puede comprenderla.

Esta unión, entonces, te conecta como creado con ese Misterio que está más allá de toda comprensión, y que contiene cada gota de sabiduría y de inteligencia necesarias para crear la propia consciencia. Y es la consciencia, el reconocimiento consciente, el poder de la toma de conciencia, el poder de elegir… esto, es lo que realmente eres. Y si esta Fuente, si este Misterio puede concebir este aspecto, que es el aspecto más fundamental de la Creación, ¿no merecerá ser llamado Abba, o Padre, Aquel que crea a semejanza de Sí Mismo? ¿Puedes tú entonces comenzar a sentir, a reconocer, no solo como una idea intelectual sino como una realidad viva, como una cualidad de conocimiento, que, si eres consciente en este momento es porque tú eres Uno con la Fuente de toda la Creación, y que no puedes estar separado de Ella de ningún modo y en ningún momento?

El miedo (y hemos hablado de esto muchas veces) es como una contracción. Y de nuevo, si te imaginaras como una ola que surge del océano y que entonces se dispone a contraerse porque cree que está separada de su fuente, esa contracción literalmente la estrujaría expulsando la vida, el mero fluir del agua, hacia fuera de esa ola. Y ¿cómo sería posible su continuidad cuando su misma fuerza vital ha sido expulsada? ¿No se convertiría entonces en unas meras gotas de agua que se desvanecen ante la mirada, solo para volver a disolverse en el océano mismo? Y así, su esplendor se ha perdido para no volver a ser visto más. Si fuera posible que la ola de tu consciencia realmente expulsara su fuerza vital de sí misma, tú también te desvanecerías como gotitas que regresan al océano para ya no ser recordadas, para nunca más ser vistas.

Pero escucha, y escucha bien: eso sería la muerte. Mas en realidad tú estás vivo, siempre. E incluso cuando te has identificado a ti mismo con la gran constricción que es el miedo, tus miedos nunca han sido capaces de expulsar de ti la gran fuerza vital, la gran realidad, el gran regalo del discernimiento. Nunca has dejado de ser. Nunca hubo un solo instante en que no existieras, y nunca habrá un momento en que dejes de ser.

Eres, por tanto, bastante parecido a una ola que hubiera comenzado a surgir de un océano inadvertido. Y eres como la ola que, por así decirlo, gana impulso y se mueve por la superficie del planeta, eres como esa ola que está en continuo movimiento. ¿Y moviéndose hacia dónde? Hacia una extensión perpetua de tu discernimiento, como tal. Hacia una extensión perpetua de lo que sea que elijas recoger a lo largo del camino, y lo que elijas hacer parte de ti Mismo; hacia una extensión perpetua que te conducirá a experimentar los pensamientos que hayas albergado haciéndolos tuyos, o los frutos de esos mismos pensamientos.

Por tanto, entiende bien que ahora mismo, en este mismo instante vivido, dondequiera que estés, sea lo que sea que estés experimentando, todo eso que ves, todo lo que sientes, todo lo que sabes, todo lo que buscas evitar, todas las cosas que valores o que menosprecies, todo ello, está contenido en tu discernimiento. Pues si no lo estuviera, no existiría para ti.

Por tanto, contempla todo aquello que reconozcas en tu discernimiento, en tu consciencia. ¿Cuáles son las cosas que reconoces que sabes? ¿Cuáles son las que querrías evitar? ¿Cuáles son los sentimientos que no has explorado? ¿Y cuáles los objetos, la gente, los lugares, los valores por los que luchas, y que parecen estremecer cada célula del cuerpo? ¿Qué es el cuerpo en sí, si no es aquello que surge en tu discernimiento?

Contempla el planeta a tu alrededor. Mira cada objeto de tu habitación. Contempla cada pensamiento que eliges pensar. Contempla las percepciones e ideas que defiendes con tanto ahínco.

Contempla los pensamientos, los sentimientos de otros, que te hacen avergonzarte o desear apartarte de ellos. Esas cosas permanecen en ti como el mismo poder o fuerza vital de la ola que ha surgido del océano. Todas esas cosas las has recogido en tu caminar. ¡Y el camino ha sido muy largo y ciertamente variado! Porque si puedes imaginar que nunca dejas de existir, esto significa que has estado siendo como una especie de ola de consciencia que estaría atravesando cada marco temporal, cada sistema planetario, cada dimensión de la creación.

Y a lo largo del camino hay algo que ha permanecido constante. Has estado en constante relación con toda la Creación. Oh, sí, puedes seleccionar unas pocas personas, unos pocos objetos, un planeta, una dimensión, y enfocar ahí toda tu atención. Mas la atención no es nada más que la decisión de sobre qué vas a enfocar el poder que tu discernimiento tiene para enfocarse. Y parece que has excluido todo lo demás. Y eso es como una ilusión óptica de la consciencia. Aunque sea muy cierto que has seleccionado aspectos de la Creación sobre los que enfocar tu atención, no obstante, bajo todo ello –en lo profundo de la ola que no puede verse con el ojo físico, que no se ve con lo que llamas tu discernimiento consciente, con tu mente en vigilia– has permanecido en una perfecta comunión con toda la Creación.

Estás, por tanto, en relación con todas las cosas creadas, y estás con ellas en una comunicación incesante. Imagina ser capaz de mirar el aire de tu planeta y literalmente poder ver las ondas de radio, las ondas de TV, todas las ondas eléctricas que se mantienen sin cesar rebotando por todos los lados en tu planeta. En algo como esto es donde te sumerges a diario. Tu consciencia impregna todo este campo de vibración. Y tú eres quien selecciona aquello de lo que vas a ser consciente, lo que vas a invocar en tu experiencia vivida. Y, por tanto, seleccionas lo que va a dejar una huella sobre ti.

Imagina entonces un estanque de agua calmada y transparente. Imagina que tiras en él una solitaria piedrita. Y de ahí, tras tirar la piedra, se irradian ondas. Esto es lo que está ocurriendo constantemente en el campo de tu ola de discernimiento. Y en tanto que habéis atraído hacia vosotros mismos ciertas personas, lugares, cosas, objetos y, sobre todo, pensamientos, creencias, percepciones, las habéis arrojado como piedritas en el apacible y claro estanque de vuestra vasta y eterna consciencia. Y lo que habéis experimentado son los efectos, o las ondas, de esas piedras. Y literalmente ellas se unen con las otras ondas que habéis creado. Y a medida que esas ondas salen y se tocan entre sí, y regresan hacia ti, se forma el campo de creación que fabrica tu realidad física tridimensional.

Nunca estás, por tanto, experimentando otra cosa que no sea lo que has elegido crear a través de tu selección de las piedras que has arrojado en el campo de tu discernimiento. Literalmente nunca experimentas una cosa aislada. No experimentas objetos. Lo que experimentas es el efecto de un pensamiento o de una creencia sobre los objetos. Nunca experimentas a otra persona, porque ellos por sí mismos están hechos de toda una red de vibraciones.

Podrías decir que cada persona y cada objeto (por usar tu lenguaje) es realmente un campo de relaciones en sí mismo –único, y aparentemente diferente de ti, mas no obstante una red de relaciones. Pues ¿qué niño puede ser separado de sus padres, de su marco cultural, de las experiencias únicas que ha tenido al interactuar con las redes de relación que han estado a su alrededor desde el momento de su concepción? ¿Qué gatito puede ser separado y aislado de la matriz de su madre y de su padre? ¿Qué hoja de árbol está separada de la temperatura del aire, de la calidad del agua y de los nutrientes que le llegan desde el propio suelo terrestre? Todo es una red de relación. Y todas las redes están en relación con todas las demás, y se hacen más grandes, y más grandes, y más grandes… ad infinitum

Eres entonces una red de relaciones a partir de la cual has seleccionado ciertas piedras –ya sean pensamientos, percepciones o experiencias– y las has arrojado en el estanque apacible y claro de tu consciencia, para poder crear aún más ondas. Y entonces has elegido cuáles tendrán más valor para ti. A esas las encierras en tu ser, y se convierten en tu campo emocional. El campo emocional es el primer nivel de cristalización del cuerpo.

A partir del campo emocional, si vamos una cristalización más allá, se crea la apariencia de una forma física. Y esto es lo que zarandeas por el planeta en tu muy transitoria forma tridimensional de atención, mientras que, por todo tu alrededor, y justo bajo el nivel de tu discernimiento consciente diario, permaneces en comunicación con todas las redes de relación en todas las dimensiones de la creación. Es por esta razón por la que te puede llegar repentinamente un pensamiento inspirador y penetrar en tu discernimiento diario cotidiano. Y te preguntas, con sorpresa, ¿De dónde vino ese pensamiento?

O de repente te aparece una imagen en tu mente. Puede ser cualquier cosa –un hombre y una mujer haciendo el amor, un hombre y un hombre haciendo el amor, un niño jugando en un parque, un delfín, una imagen de conflicto o de guerra. ¿De dónde vinieron? Como vives en perfecta comunión y eres como un gran campo de energía en el cual todas las redes de relación reverberan constantemente, realmente tienes acceso a toda la Creación por entero. Y esta totalidad no se limita a lo que está ocurriendo ahora, tal y como entiendes el tiempo. Tienes a tu disposición todo aquello que llamarías pasado y futuro.

Esas cosas están disponibles para ti en todo momento. Y no hay ninguno de vosotros que no haya experimentado esto por sí mismo. Quizás pensaste repentinamente en un amigo, entonces el teléfono sonó, y sabías que era él. Esto no tiene sentido para ti en tu plano causal tridimensional, pero de forma subyacente permaneces en perfecta comunión, aun si tu mente consciente estaba atareada haciendo el desayuno y preguntándose qué acciones comprar o vender, o qué perfume ponerse. Es por eso que, cuando hay una resonancia profunda entre amigos separados por miles de kilómetros, de repente sabes que necesitan que tú les llames. Sientes una especie de preocupación.

Puede ser que solo se hayan dado un golpe en el dedo gordo del pie, pero recibes la vibración.

Todos vivís esto. Todos lo conocéis. No es ningún secreto. Y hacia lo que me gustaría atraer tu 32 Expresión latina que significa “hasta el infinito”, “sin término”, etc. atención es hacia esto. 

Una de las piedras que ha sido arrojada en el campo de tu discernimiento (y esto es generalmente cierto para prácticamente todo el mundo que se vea involucrado en esta experiencia tridimensional “física”), una de esas piedras es esta; imagina que la siguiente declaración es arrojada desde muy alto, y que va tomando velocidad hasta que golpea el apacible estanque de tu consciencia, y envía una onda creando una vibración a través de ti. La declaración es simplemente esta, No me es posible tener un pleno control acerca de qué piedras son arrojadas en mi discernimiento. Estoy a merced del campo vibratorio tendido por las ondas de todos los pensamientos y redes de relación en las cuales nado constantemente.

Esa percepción es absolutamente cierta… en tanto que elijas creer en ella. Esa percepción o creencia es absolutamente irrisoria e impotente tan pronto como elijas reconocer que así es. ¿Cuál es el tema aquí? Simplemente este: si quisieras elegir despertar plenamente, si quisieras no ser solo una ola que ha surgido misteriosamente del océano, si quisieras elegir ser algo más que otra alma que ha surgido de la Mente de Dios y que de cierto modo va como loca estrellándose por todo el universo, es absolutamente necesario admitir como propias las piedras que caen en el apacible y claro estanque de tu consciencia, con el pensamiento que dice, Soy el único que elige los efectos que experimento. Yo y solo yo interpreto todas las relaciones o experiencias neutras. Yo y solo yo le doy el valor a los objetos, a las cosas, a los pensamientos y a los sistemas de creencias. Yo, y solo yo, soy quien literalmente crea mi experiencia, momento a momento.

Esto, como puedes ver, lo cambia todo. Porque ya nunca más te permites a ti mismo sentirte como si meramente fueras la víctima de fuerzas inconscientes. Ya nunca más miras hacia fuera de ti mismo y criticas o culpas al otro. Ya nunca más podrá ser proyectada desde ti la energía de la acusación, para ser vertida sobre otro. Nunca volverá a imperar la energía del juicio en tu Santa Mente. Este pensamiento, esta sola y única piedra, arrojada en el calmo estanque de tu discernimiento, es algo absolutamente esencial si es que quieres decidirte a despertar plenamente.

Y de esto se trata en esta hora.

Pues, aunque puedas escuchar esto que digo muchas veces, aunque escuches muchas veces lo que transmite la vibración de la Verdad, esta puede ser negada tantas veces como sea oída. Puede que no te permitas, o más bien, debería decir, puedes elegir no permitir que se asiente profundamente en tu estanque de discernimiento, de tal modo que pueda afectar a toda gota de agua que conforma esa ola que tú eres. Puedes resistirte, aferrándote a la ilusión de que aún eres una víctima del mundo que ves, de que los eventos tienen algún valor en sí mismos que no procede del que les das tú. Y en tanto que elijas rechazar el mundo, no puedes ser liberado.

Porque la mente que elige percibirse a sí misma como una víctima de su mundo de experiencia, aunque lo haga en una pequeña medida, se mantiene impotente, se queda en un estado que genera frustración, debilidad, miedo, duda, indignidad, sufrimiento, dolor, dolor emocional en forma de soledad o separación de otros, falta de satisfacción, y finalmente el eco de la creencia de que has sido estrujado tan fuertemente por el miedo, que estás literalmente separado del Océano de la Mente de Dios. Discernimiento es todo lo que tú tienes y todo lo que tú eres. De cómo lo uses procede todo aquello que eliges experimentar.

Y de eso procede tu decisión acerca de cómo vas a experimentar lo que has convocado hacia ti mismo. En Verdad –y por favor, escucha bien– ninguna experiencia que alguna vez hayas tenido te ha definido o te ha identificado. Ninguna experiencia que alguna vez hayas elegido crear, o invocar hacia ti y así valorar tal y como la valoraste, ninguna de ellas, jamás, ha conseguido que seas superior o inferior a cualquier otro –incluyéndome a mí, aunque haya muchos que aún necesitan creer que yo estoy muy lejos de ellos. Ninguna experiencia que hayas tenido alguna vez te ha demostrado que no merezcas ser apoyado, amado, por tu Creador.

Y por tanto, permaneces tal y como has sido creado para ser: una ola llena del mismísimo Poder del Mismo Océano; una ola, un alma, una red de relación que surge a partir de la Santa Mente de Dios con el impulso de fluir para siempre, con la libertad de crear decidiendo qué vibraciones permitirás que se asienten y se conviertan en parte una de ti, qué pensamientos defenderás, a qué percepciones te asirás.

Eres, entonces, eternamente creador. Y esto es lo único sobre lo cual no tienes libre elección. Nunca puedes decidir no ser partícipe en el mismísimo misterio de la extensión de la Creación. Pues cuando albergas el pensamiento “rechazo participar en la Creación de Dios”, literalmente has creado la percepción, y por tanto la experiencia, de ti mismo como alguien que está afuera o separado de la misma Creación. Has creado la demente emoción de intentar separar la ola del Propio Océano. Y crearás la percepción de separación, incluso aunque nada se haya visto afectado realmente.

¿Por qué es esto importante? Porque, ves, el proceso de sanación no es difícil. Solo requiere de tu disposición a aceptar que eres el efecto del deseo del Creador de crear a semejanza de Sí Mismo, como una ola es el efecto del deseo del Océano de expresarse a Sí Mismo de una nueva manera, una nueva forma, y brindar una cualidad única a cada ola que surja de sus Misteriosas Profundidades.

Rendirse, la entrega, es entonces el proceso por el que finalmente cedes, abandonas la resistencia ante el hecho de tu misma existencia. Dejas de lloriquear por ella. Dejas de lamentarla. Dejas de preocuparte por ella. ¡Tomas la decisión de ponerte manos a la obra para estar vivo! Y lo que está vivo en ti va a estarlo para siempre. Y no hay ningún lugar donde esconderse y ningún sitio adonde ir.

Cuando has arrojado esa piedra en la mente, No soy la víctima del mundo que veo. Soy incesantemente un creador, hecho por mi Creador, y de una sola sustancia junto con Él.

Entonces, ciertamente ocurre que tus asuntos comienzan a tomar un cariz diferente. Comienzas a usar el poder de tu discernimiento para elegir deliberada y selectivamente qué vibraciones, qué redes de relaciones, vas a colocar en tu campo de discernimiento –cuáles van a resonar contigo y cuáles vas a permitir que se disuelvan en tu mente, en tu discernimiento.

Y si has albergado un pensamiento de pequeñez, uno de pérdida, de impotencia, ahora comienzas a ver que se trataba de algo perfectamente neutro, y que resulta perfectamente seguro contemplar todo aquello que alguna vez hayas creado y experimentado, y decir, Está muy bien, y ya he acabado con ello. ¿Qué viene ahora? ¿Qué piedras puedo tirar en mi Santa Mente en este mismo instante? ¿Puedo contemplar la experiencia actual que estoy teniendo y ver que no es nada más que el efecto, la onda, de una piedra o de un pensamiento que tiré en mi mente hace tanto, tanto tiempo, que no lo recuerdo? ¿Puedo contemplar esos eventos que se están desplegando a mi alrededor (y si lo hacen en tu cuerpo, créeme, eso también es a tu alrededor, pues tú eres mucho más que el mero cuerpo), puedo ahora comenzar, y estoy dispuesta ahora a arrojar una piedra diferente en la calmada claridad infinita de ese estanque de discernimiento que es lo que vive en torno a mí siempre? ¿Osaré pensar un pensamiento diferente? ¿Osaré arrojar una piedra así en mi consciencia?

Y entonces, ¿qué piedras podrían ser? Mmm, creo que me convertiré en un salvador del mundo, un Cristo. ¿Cómo sería eso? ¿Qué vibraciones necesitaría dejar fuera de mi vida y a cuáles necesitaría abrirme? ¿Cómo se sentiría? ¿Qué vería al mirar a través del campo de mi discernimiento hacia la Creación?

Mmm. Creo que me permitiré ser capaz de entrar en comunión con cualquier otra red de relación, con cualquier alma, con cualquier ser que exista en cualquier plano de Creación.

Quizás incluso me permita saber que puedo entrar en comunicación con Jeshua ben Joseph.

¿Cómo de rico puedo ser en esta realidad tridimensional? ¿Cuántas monedas de oro podría crear para podérselas dar a los demás? ¿En cuántos lugares del planeta podría dejarme caer, en el lapso de una breve vida física? ¿A cuántos seres les podría decir “te quiero”?

¿Cómo de grande podría ser mi corazón? ¿Cómo de profundamente podría experimentar la paz?

El campo de posibilidades es tan infinito como tú. Y las que selecciones y elijas son las que crearán la red de relaciones que llamarás tu vida, tu experiencia, e incluso hasta la cualidad de cómo te experimentes en la transición erróneamente llamada “muerte”, en tu mundo. ¿Llamarías muerte a salir de una habitación y cerrar la puerta tras de ti, pasando a otra? Desde luego que no. Solo dirías, Estuve ahí; ahora estoy aquí.

Esto es todo lo que realmente ocurre cuando las moléculas que has llamado “tú mismo” se despegan entre sí porque cediste el valor que les dabas, y entonces, sus constituyentes, sus partes, se disuelven, regresando al polvo o campo energético del planeta. Meramente abandonas una habitación y pasas a otra.

A lo que te llamo en esta hora es a esto: estar dispuesto a permitir que la piedra que sea arrojada en tu campo, o estanque de consciencia, sea la que lleve la energía de este pensamiento, ¡De ahora en adelante elijo concebir un Cristo, y así aprender lo que Cristo es!

Y tu experiencia se convierte en el despliegue del aprendizaje de lo que Cristo es. Y cuando ese aprendizaje se completa a sí mismo, descubres que lo que has aprendido es lo que has sido creado para ser. Y has hecho un círculo completo. El hijo pródigo, atravesando el campo de todas las posibilidades, ha regresado como el Cristo Despierto, y ha ocupado su lugar legítimo a la derecha del Creador.

¿Qué significa toda esta simbología? Solo significa que finalmente piensas solo con tu mente correcta. Piensas como Dios piensa, y Dios piensa amorosamente. Dios piensa infinitamente, atemporalmente, pacientemente, certeramente, y, sobre todo, Dios piensa juguetonamente, ¡de forma plenamente juguetona! Cuando sientes que brota desde dentro de ti tal Amor y tal alegría que difícilmente las puedes contener, ¿acaso no comienzas a bailar y mover el cuerpo, y dices, ¡Oh cielos! ¿qué voy a hacer con toda esta energía?

Y llamas a tus amigos y dices,

Vamos a hacer una fiesta, vamos a ver una película, o vamos a celebrar un delicioso festín. 

¿A quién le podría escribir una carta? Oh, ¿a quién le podría enviar flores? ¿No te atrapa el deseo de permitir que cierta energía se expanda desde ti para tocar todas las partes de tu creación?

Bien, ¡pues imagínate siendo Dios: infinito, vasto, sin topes, sin fondo, sin derecha ni izquierda… repleto de nada más que de puro, incondicional, radiante Amor! ¿Podrías entonces imaginarte siendo capaz de contenerte a ti mismo, y decir, Oh, vaya, creo que solo voy a sentarme aquí a hacer esto, y no dejaré que nadie se entere?

¡No! Dios dijo,

¡Que haya luz!

¡Y fue muy bueno! Y contempló toda la Creación, que literalmente significa no solo este planeta sino todo un infinito número de creaciones de dimensión en dimensión en dimensión… y todas las pequeñas redes de relación llamadas “almas” que trajo a la existencia en una fracción de segundo, y dijo,

¡Mirad, es muy bueno! ¡Esta es Mi obra! ¡Y mi gozo y Mi Amor, y Mi vitalidad han brotado y han inundado a Mi Gran Ser y ha llevado a cabo la manifestación de la creación –¡tú! 

Tú, todos y cada uno de vosotros, ¡fabricados de la mismísima sustancia de aquel Amor abrumador y de aquel espíritu juguetón, con el poder de crear infinitamente y así extender la Propia Creación!

¡Eso es quien tú eres! Y en eso te encuentras ahora, y de ahora para siempre. Y nunca podrás escapar de ello.

La maestría llega cuando el miedo ha sido completamente disuelto. Y el miedo se disuelve no temiéndolo, no odiándolo, no juzgándolo, sino al contemplarlo con perfecta inocencia, abrazándolo

de la misma manera que un científico podría mirar las ondas de una piedrita que hubiera sido arrojada en un estanque de agua para poder ver cómo se crean otras ondas y otras perturbaciones temporales en el campo o superficie del agua.

Según miras adentro y notas las cosas que has temido, y cómo el miedo ha limitado tu creatividad, tu alegría, tu espíritu juguetón y tu ser ilimitado, entonces, meramente miras con inocencia y te maravillas diciendo,

Oh, ya veo cómo la onda ha afectado la creación que llamo “mi vida”. Mmm, ¿me gusta?

Ya no. ¡Bien! Creo que me libraré de esto. ¿Con qué puedo reemplazarlo?

La maestría es un estado en el que te has aceptado a ti mismo en tanto que un incesante creador, y has asumido completamente la responsabilidad por todo lo que llega al campo de tu consciencia, sin juzgarlo, de tal modo que puedas simplemente decidir si ello va a quedarse, o bien si va a disolverse en sus efectos. La maestría es estar sin miedo… es ya no temerle más al infinito poder creativo de tu perfecta unión con Dios. “¡Yo y mi Padre somos Uno!” es una expresión de maestría.

Y si yo, quien una vez dijo esas palabras hace tanto tiempo –en la experiencia que tienes del tiempo–, si yo puedo mostrarle a quien sea que mire, que la consciencia trasciende las creencias limitadas sobre el cuerpo, sobre la vida y sobre la muerte que el mundo parece tan determinado a defender a toda costa… si yo puedo demostrar que solo el Amor es real, si puedo mostrar el poder de la comunicación con las mentes que hay por toda la Creación, si puedo dar nacimiento a creaciones al unirme con otras mentes que transitoriamente creen que son solo un cuerpo, y de tal modo que las palabras escritas caen sobre una página y la página se hace parte del libro que se convierte en el que colocas en tu estantería, de modo que tu corazón sea tocado justo en el momento preciso… si yo puedo hacer esas cosas, entonces, tú también. Y ciertamente, ¡mayores cosas que esas vas a hacer!

Queridos amigos, ¿no es el momento de asumir una completa responsabilidad por la gran libertad que os ha sido impartida por Abba –Padre, Creador, Fuente de vuestro ser? ¿No es el momento de comenzar a pasar más tiempo desvinculándoos de vuestra enredada mirada, que quiere que creáis que lo que sentís y lo que pensáis es el efecto de todas esas energías y cosas que llegan hasta ti desde tu alrededor, y comenzar a usar el tiempo para decidir qué tipo de piedras vas a arrojar en el campo de tu discernimiento de forma coherente, día a día, hora a hora, e incluso respiración tras respiración?

Pues son esas cosas las que crean tus mañanas, tus futuros, y jamás te puedes escapar de la verdad de que estás y siempre estarás en el proceso de crear tus mañanas. La muerte nunca te separará de ello; la negación no lo cambiará. Y eres libre de decidir qué mañanas tendrás mediante el acto de buscar primero el Reino, lo cual significa descansar en ese silencio interior en el cual tú sabes que eres una ola habiendo surgido con un impulso perfecto, desde la profundidad del Océano de la Santa Mente de Dios, y que lo que llevas contigo es el resultado de pensamientos, creencias y percepciones –en tanto que piedras que has arrojado en la ola de tu discernimiento.

Este mismo proceso es lo que te creó, y este mismo proceso es el modo en que tú has creado siempre. Si alguna vez recibiste una educación, ¿cómo fue que acabaste con tu cuerpo en un aula?

¿Alguien te secuestró, te sentó y te dijo, “aquí, debes aprender todas esas cosas aquí”? No fue así.

Primero tuviste un pensamiento, una imagen, y la valoraste, y así, atrajiste los medios que te llevaron a vivir la experiencia de recibir la educación que tú habías decidido tener. 

¿En qué relación has entrado alguna vez donde lo hayas hecho a partir de una falta de discernimiento? Ninguna. Tú tiraste una piedra en la mente que decía, Quiero relacionarme con otro ser, otro cuerpo, otro lugar en el planeta físico. 

Siempre has estado haciéndolo, y siempre has experimentado el fruto o el efecto de la cualidad de vibración de la piedra que ha creado las ondas que se han convertido en tus experiencias. En realidad, entonces, tu experiencia, es decir, tu discernimiento, lo que es verdad sobre ti, no es diferente de lo que es verdad sobre mí.

La única diferencia ha sido la de que yo aprendí a entrenarme a mí mismo, hora tras hora, a tirar solo piedras ilimitadas, que enviaran vibraciones de aceptación incondicional, Amor y perdón, y visión incondicional y desenfrenada, y revelación, mientras que tú has elegido hacer eso solo unas pocas veces, pues entonces retrocedías corriendo y elegías las piedras de no merecerte las cosas, de limitación, de carencia, de miedo, de pequeñez, y tirabas diez o doce rápidamente ahí. Entonces, volvías a la otra despensa y decías, Mmm, la piedra que dice, “yo y mi Padre somos Uno”…… oops, ¡ya tengo bastante de eso!

Y regresabas de nuevo. Así, mientras que yo permanezco en este lado de la valla con, ¡Yo y mi Padre somos Uno! ¡Yo y mi Padre somos Uno! Yo soy por siempre una Cualidad de Ser Ilimitada. ¿De cuántos universos podré hoy ser el Salvador?

Mientras, tú, Eso suena muy bonito. Yo y mi Padre somos Uno. Oh, aquí hay una piedra que dice que mi automóvil necesita romperse hoy.

Mmm.

¡Esto es todo lo que hay! ¿En qué lado de la valla te vas a sentar a tirar piedras? ¿De qué árbol comerás el fruto? ¿Del árbol del conocimiento del bien y del mal? Mmm. Usa bien esa simbología, pues cuando tiras la piedra en el estanque, es como decir, Bien, creo que tomaré otro pedazo de esta fruta. Oh, pero es tan dulce, está tan buena y es

tan perfecta, que sería mejor morder también un poco de alguna que esté podrida, para equilibrar.

El árbol del bien y del mal, positivo y negativo, ilimitación/limitación, perdón/juicio, amor/miedo es como tomar una bella flor, y, al ver los pétalos…, Oh, es tan hermosa. Casi no puedo agarrarla, así que creo que me pincharé el dedo con la espina, y me daré la vuelta. Nadie jamás te dijo, y tu Creador nunca te insistió en que comieras del árbol del bien y del mal.

Porque todo buen fruto te ha sido dado gratuitamente. Y tú siempre eres libre de elegir qué fruto comerás.

¡Yo y mi Padre somos Uno! Mmm, qué bendita Creación. Me lo he pasado tan bien siendo esta ola… Sí, y veo lo que he llevado conmigo. Vaya, fue divertido, gané unas pocas cosas.

Ahora, ¿qué viene ahora? Ilimitación (¡cloc! [imitando así el sonido de la piedra que cae en el fondo del estanque]), amor perfecto (¡cloc!), riqueza (¡cloc!), la capacidad de sanar (¡cloc! ¡cloc! ¡cloc!), oh, sí, veo ahora esa piedrita en la playa, la que he elegido un millón de veces: no merecerme nada (¡cloc!). ¡Pero ya no más! ¡Acabé contigo! ¡Yo y mi Padre somos Uno! ¡Padre, crea a través de mí lo bueno, lo santo y lo bello, porque esta es la razón de mi ser! ¿Cuán grande puedo devenir en tanto que ola? ¿Cómo de poderosa?

¿Cómo de radiante? ¿Cuánto de Ti podré expresar a través de mí? (¡cloc!)

Porque recuerda bien que estás creando tus futuros ¡AHORA! Y que lo que experimentas nunca te llega desde fuera de ti Mismo. Si te preocupa la falta de monedas de oro… ¡cloc!, y comienzas a atraer las ondas vibratorias que parecerán devolverte una imagen hacia ti, y reflejarte la verdad que has elegido creer,

Vivo en la carencia y no puedo salir (¡cloc!). Ciertamente que no puedo hablar con Jeshua.

No lo merezco. Quizá él hable con Jon Marc [Jayem], que parece que sí se lo merece bastante, pero entonces…, él es especial (¡cloc!).

Y entonces las ondas vibratorias que te llegan son ese ruido de fondo que restringe tu capacidad de trascender la tercera dimensión y enchufarte a otras. Así que incluso si yo te digo a voz en grito,

¡Eh! Te estoy hablando. ¡Escucha! la mente dice,

Eso no es posible, porque he tirado una roca ahí dentro (¡cloc!) que dice que “eso no es posible”. Y por tanto no oigo nada.

¿Comienzas a captarlo? ¿Comienzas a sentir, en el centro de tu ser, la esencia del mensaje de esta hora? No te puedes escapar de ser lo que has sido creado para ser. Y en todos y cada uno de los momentos estás, literalmente, utilizando ese incesante e ilimitado poder para crear. Y sigues siendo perfectamente libre de crear de nuevo en cualquier momento. Y lo que experimentarás en tus mañanas es solo el efecto de qué piedras estés eligiendo arrojar en el campo de tu discernimiento, en tanto que pensamientos, ahora.

Así que la única cuestión es (y con esta completaremos este breve pero importante mensaje, sobre el que vamos a seguir elaborando)… la cuestión es esta, ¿Estoy, como ser creativo, hecho a imagen de Dios, dispuesto a elegir deliberada, consciente y activamente ser responsable de los pensamientos, las piedras, que son arrojadas en mi mente en cada momento? Y si la respuesta es que sí, ¿Qué quiero que sean estas nuevas piedras? ¿Qué cualidades vibratorias invocaré hacia mí mismo y, por tanto, crearé para mis mañanas?

En el momento en que reacciones a lo que crees que está fuera de ti, puedes estar absolutamente seguro de lo siguiente: has elegido escoger esa vieja piedra que decía, Soy víctima del mundo que veo. Lo que experimento está causado por fuerzas que están fuera de mí. La verdadera falta está en mi madre, mi hermano, mi padre, mi hijo. La verdadera falta está en el gobierno, en el planeta, y en la calidad del aire. La verdadera falta proviene de una fuente exterior a mí, y no tengo otra elección que reaccionar ante ella.

Ante esto yo solo te podría decir, ¿Prefieres tener la razón, o ser feliz?

Por tanto, ciertamente, queridos amigos, meditad bien la esencia del mensaje de esta hora. Porque sobre ella comenzaremos a construir a medida que nos dirigimos hacia el final de este año de La vía del corazón, que no es sino un cimiento desde el cual, quienes así lo deseen, pueden seguir hacia una dimensión mayor, hacia una mayor experiencia del vivir deliberadamente como cocreadores con Dios.

Pero todo esto comienza con la necesidad de ser responsable de apropiarse de la Verdad del mensaje de esta hora. Pues sin eso, no puede haber cambio en tu consciencia y, por tanto, en lo que experimentarás en tus mañanas. Así que si hay algo en tu presente que te haga temblar, solo piensa qué te está esperando si una vez más te niegas a elegir esta responsabilidad y el poder que la acompaña.

Y con esto, ciertamente, queridos y santos amigos, recordad que no vengo para traer paz al mundo, sino para agitarlo de tal modo que aquellos seres que lo fabrican puedan descubrir dónde se oculta realmente la verdadera paz: en ellos mismos; y dónde está el Cielo: en ellos mismos; y dónde vive el Cristo: en ellos mismos.

La paz sea entonces con vosotros, siempre.

Amén.