Estar realmente ahí: la clave para la conexión y la comprensión
En la vida cotidiana, muchas cosas van rápido.
Citas, tareas, conversaciones, tanto profesionales como privadas.
Hablamos, organizamos, reaccionamos.
Pero, ¿con qué frecuencia estamos realmente presentes?
¿Con qué frecuencia nos encontramos con nuestra contraparte con toda la atención?
Y con el corazón abierto?
Si no estamos del todo allí, es fácil que se cuelen malentendidos.
No porque lo tengamos mal -
Sino porque realmente no captamos al otro.
Porque no estamos presentes con todo el ser.
A veces también lo noto en mí:
Escucho, y al mismo tiempo los siguientes pensamientos corren en el fondo.
En casa hablo con los niños o con mi esposa,
Pero una parte de mí todavía puede estar atenta a algo del trabajo diario -
O ya está divagando en sus pensamientos sobre algo completamente diferente.
La buena comunicación comienza con algo muy simple:
Ver realmente al otro.
Con toda la atención, tanto por fuera como por dentro.
Con una mirada abierta y un corazón despierto.
Solo así puedo entender lo que la otra persona realmente quiere decir.
Solo así reconozco lo que lo mueve.
Y solo así puedo apreciar su visión de las cosas -
Aunque no sea la mía.
Ya sea en conversación con colegas, con superiores o clientes -
O con la esposa, los hijos o los padres:
Cuando estamos presentes, algo cambia.
El sonido se vuelve más tranquilo.
La conversación adquiere profundidad.
Y el otro se siente visto, no solo escuchado.
No siempre se necesitan muchas palabras perfectas.
A menudo basta con estar allí.
Claro. Atento.
Porque la verdadera conexión no surge solo de hablar -
Sino a través de una verdadera contraparte.
por Matthias Posch
“El mayor amor es: ver al otro como es”. Bert Hellinger
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