miércoles, 28 de agosto de 2019

“El final de nuestra huida del Amor”, por Kenneth Wapnick

Fuente: “El final de nuestra huida del Amor”, por Kenneth Wapnick
En algún momento, todos los que estamos trabajando con “Un Curso de Milagros” tenemos que haber experimentado un instante santo en el cual realmente soltamos nuestros egos; hubo una sensación clara de que ahora algo es diferente en una relación o una situación.
Y luego esa sensación desaparece. Es entonces cuando sientes una irresistible urgencia de comer o dormir; tienes un accidente; comienzas a fantasear en torno a una pasada herida o a una cosa futura que quieres: cualquier cosa salvo permanecer en el momento presente.
Cuando eso ocurre, es útil ser consciente de lo que está pasando. Aun cuando no puedas impedir darte un atracón de chocolate, o de lo que sea, al menos se consciente de que estás haciendo esto porque te asusta estar tranquila y en paz, o vivir unos breves minutos sin juicio ni necesidades. El miedo se volvió abrumador y por eso tuviste que distraerse y ponerte enferma.
Esta es la idea que aparece en la lección 136:
Es una decisión que tu mismo tomas, un plan que trazas, cuando por un instante la verdad alborea en tu mente que alucina, y todo tu mundo parece tambalearse y estar a punto de caer. Ahora estás enfermo, para que la verdad se aleje y no amenace más tus establecimientos.
La verdad alborea en tu mente y te asustas. Si la verdad es espíritu, entonces, regresas a tu cuerpo y te pones enferma o te dejas tentar por pasadas adicciones; rumias sobre el pasado y cuán injustas son las cosas, o cuánto han abusado de ti.
Eso no importa. Lo que es útil es la conexión causal entre lo que estás sintiendo ahora — tome la forma que tome — y la paz que experimentaste anteriormente.
Puede ser que leas algo en el Curso y súbitamente se encienden las luces; se vuelve claro como el cristal que ésta es la verdad, y esta conciencia penetra tus defensas. Y al minuto siguiente te encuentras ante el refrigerador, hablando por teléfono, encendiendo el televisor, sintiéndote furioso con las noticias, quedándote dormido o simplemente olvidando totalmente lo que acabas de recordar. Todo el mundo ha tenido esta experiencia y es muy útil reconocer que su causa es la resistencia.
Vuestro progreso con “Un Curso de Milagros” no se puede medir por la disminución de los embates del ego o los atracones de chocolate, sino por la reducción del tiempo de reacción entre el momento en que sois conscientes de lo que está sucediendo y el suceso en sí.
Aún cuando no podáis detener la reacción del ego, lo que va a acelerar vuestro avance es ver la conexión entre la experiencia de amor, de estar en un estado de no-ego, y la defensa en su contra. Eso es lo único que tenéis que hacer. Ese es vuestro progreso.
No os forcéis a no daros el atracón, a menos que verdaderamente vaya a haceros daño a vosotros (o a otros); no os forcéis a no involucraros en la defensa.
Más bien, obervad lo que estáis haciendo y daos cuenta de que: “Esto me muestra el grado de mi demencia. Me sentía tan feliz y en paz, pero ahora me siento abrumado por la culpa porque me estoy dando este atracón y sé que me voy a sentir enfermo. Pero sigo eligiendo hacerlo porque obviamente me aterra ser tan feliz y estar en paz“.
Esto es lo único que tenéis que hacer. Continuad comparando los sentimientos de amor y paz con los sentimientos de ansiedad, tensión, culpa y enfermedad. Cuanto más podáis compararlos, y cuanto más podáis aunar los pensamientos o sentimientos, más cerca estaréis de ponerle fin de una vez por todas a la disociación. Este proceso termina cuando traéis totalmente la ilusión a la verdad, o la oscuridad a la luz.
“El final de nuestra huida del Amor”, por Kenneth Wapnick

No hay comentarios:

Publicar un comentario