Cuando enfocas tu vida en el desarrollo eterno, interactuando con Dios y creando un espacio de Amor en el que todo es eterno, verás cómo la eternidad reconstruye tu cuerpo físico. Serás impregnado por este flujo que te contiene y te transforma.
Cada persona tiene un punto de entrada al flujo de la eternidad, que es el Amor. El Amor entra en tu corazón, y el resto de tu cuerpo se desarrolla a partir de este punto. Es un proceso continuo: Dios te crea a través de este flujo.
El punto de entrada de este flujo eterno es visible dentro y fuera de tu cuerpo; representa la célula eterna del Dios Único. Esta célula se manifiesta en los acontecimientos humanos, apareciendo en situaciones futuras o extremas. Ante las dificultades, brilla con una luz intensa, ayudándote a superar cualquier obstáculo. Esta luz proviene del Mundo Exterior, que te apoya y te asiste.
EL MECANISMO DE LA CÉLULA ETERNA Y EL PROCESO DE CURACIÓN
En esta célula se concentra la unificación de la ayuda del Mundo, la presencia de Dios y el nivel transitorio externo, a través del cual el Amor entra en ti y reconstruye tu cuerpo. Pensando lógicamente en esta célula, observa cómo tu corazón crece armoniosamente a partir de ella. Este es un poderoso mecanismo para la renovación del corazón y de los vasos sanguíneos. Con la renovación del corazón y de los vasos sanguíneos, comienza el proceso de curación.
Posteriormente, puedes dirigir el resplandor de la luz desde el corazón hacia la glándula tiroides, presta atención a esta glándula y sube hasta el cerebro. Desde allí, dirige la luz hacia arriba, hacia el Creador, Dios Único, que está por encima de ti. Conocer y conectar con el punto de entrada del Amor es suficiente para restaurarte completamente, regulando el flujo de la eternidad que entra en tu cuerpo a través de él.
Grigori Grabovoi, Enseñanza sobre el amor, 25/07/2003
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