sábado, 26 de julio de 2025

¿cuándo vamos a ser felices....?

 Julián tenía 28 años y una costumbre:

Cada mañana, cuando subía al metro de la Ciudad de México, se colocaba los audífonos a todo volumen.

No quería escuchar nada.

Ni el murmullo de la gente.

Ni los vendedores ambulantes.

Ni las conversaciones ajenas.

Solo música.

Era su forma de protegerse del ruido del mundo… y del ruido de su cabeza.

Pero un lunes cualquiera, pasó algo distinto.

Los audífonos se quedaron sin batería justo en medio del vagón.

Julián suspiró, molesto.

Iba a guardarlos cuando, sin querer, escuchó la voz de un niño:

—“Mamá, ¿cuándo vamos a ser felices como los de las películas?”

La madre no respondió.

Solo lo abrazó fuerte, como si el abrazo pudiera tapar la pregunta.

Julián se quedó congelado.

Sintió un nudo en la garganta.

Todo el viaje pensó en esa frase.

¿Cuándo vamos a ser felices como los de las películas?

Se bajó en su estación, pero esa pregunta no se le quitó de la cabeza.

Esa noche, en lugar de llegar a casa y meterse directo al celular, le habló a su mamá por teléfono.

Después llamó a un amigo al que hacía meses no veía.

Y al día siguiente, cuando subió al metro, decidió no ponerse los audífonos.

Por primera vez en años, escuchó la vida real.

Escuchó a una señora reírse mientras contaba un chiste malísimo.

Escuchó a un muchacho darle las gracias al vendedor de dulces.

Escuchó a un papá jugar con su hijo mientras esperaban la estación.

Y entendió algo:

La felicidad no es como en las películas.

Es como en el metro.

Sucede en medio del ruido, cuando uno se atreve a escuchar.

Desde entonces, Julián ya no viaja con música.

Viaja con los oídos abiertos.

Porque, aunque no lo parezca, siempre hay alguien diciendo algo que puede cambiarte el día…o la vida.

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