"El año pasado, durante una visita a las Bermudas, me encontré en el vestíbulo del hotel con un hombre que me dijo que tenía más de 90 años de edad. Me pareció indomable, lleno de energía vital, de ánimo y entusiasmo. Su rostro resplandecía de alegría y risas. Le pregunté cómo podía sentirse tan vital, alerta y lleno de energía contando con más de 90 años de edad.
Me contestó: “Es muy sencillo. Simplemente, me niego a preocuparme o a ponerme demasiado tenso. Estoy lleno de buena voluntad hacia todos los seres, no tengo agravios contra nadie, me he perdonado a mí mismo y a los demás, vivo en Dios y Dios vive en mí. Al levantarme cada mañana, durante quince minutos, afirmo que Dios vierte su energía, poder, fortaleza, alegría, amor y belleza en cada una de las células de mi cuerpo, rejuveneciendo y restaurando todo mi ser. Me entrego a Él y el poder del todopoderoso fluye por mis venas y por mi alma”.
Este hombre nunca había estado enfermo en su vida. No seguía ninguna dieta especial y comía de todo lo que le servían en el hotel. Dijo que cuando un hombre ingiere sus alimentos con alegría y dándole gracias a Dios, la inteligencia creativa que hay en él transmuta el alimento en energía vital y belleza de la piel.
Las palabras de este hombre me recordaron un pasaje de las Sagradas Escrituras: “Mas los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas como águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán” (Isaías 40:31). La palabra “esperan” significa serenar las ruedecillas de la mente, relajarse, dejarse llevar y sintonizar con Dios. Sintonícese con el río de paz, vida y amor de Dios y muévase con el ritmo de lo divino".
por Joseph Murphy
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